Unos tres millones de viviendas en alquiler tendrán que mejorar su eficiencia energética
En España hay más de 26 millones de viviendas, de las cuales alrededor de 3,5 millones están en régimen de alquiler. De estas, un 83,81 % —concretamente algo más de 2.933.000 viviendas— deberían mejorar su calificación energética para alcanzar los objetivos de reducción de consumo energético de los hogares marcados por la Directiva europea 2024/1275 que obliga a reducir el consumo energético de los hogares un 16 % respecto a 2022 para 2030, y un 22 % para 2035, impidiendo que se puedan vender o alquilar si no se cumple.
Por ello, si quieres vender o alquilar en el futuro, tendrás que tener en cuenta el certificado de eficiencia energética.
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Estos tres millones de viviendas son todas las que tienen las etiquetas de eficiencia energética E, F y G, según un avance del estudio ‘La evolución de la calificación energética de las viviendas en alquiler en España’, que se presentará en septiembre, y que ha sido elaborado por el Observatorio del Alquiler y Sociedad de Tasación —que se incorpora como nuevo miembro a la mesa de trabajo del think tank de la empresa Alquiler Seguro— y en la que también participan economistas de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
Viviendas en alquiler eficientes
Del total de las viviendas en alquiler, tan solo un 16,2 % tienen una calificación energética eficiente, es decir, una etiqueta tipo A, B, C o D. Por el contrario, la gran mayoría, el 63,31 %, se sitúan en el rango E, susceptible de mejorar. El 21,5 % tienen una calificación de F o G, las menos eficientes de todas y más necesarias de rehabilitar, según urge la legislación europea.
La Directiva europea relativa a la eficiencia energética de los edificios obliga a reducir el consumo energético del parque de viviendas residenciales en un 16 % con respecto a 2022 para el año 2030, un porcentaje que se eleva hasta en torno al 20 y el 22 % para 2035.
La legislación señala que el 55 % de la reducción del consumo energético debe proceder de la renovación del 43 % de los edificios residenciales menos eficientes, es decir, aquellos que tienen una calificación energética de tipo E, F y G.
En los últimos años, se han llevado a cabo esfuerzos para reducir el consumo energético de las viviendas. Entre 2012 y 2022, el consumo se redujo en un 6 %. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) estima que en 2023 y 2024 seguirá cayendo, gracias, sobre todo, a la climatología y al autoconsumo eléctrico.
“Desde el estallido del conflicto energético europeo, que ha conllevado importantes incrementos en los precios de la energía, la eficiencia energética de las viviendas ha cobrado una relevancia aún mayor dentro del marco de la Unión Europea. Pese a que las viviendas de nueva construcción cumplen con todas las exigencias en este sentido como consecuencia de la aplicación del Código Técnico de la Edificación, lo cierto es que más del 85 % del parque de viviendas español cuenta con calificaciones energéticas iguales o inferiores a la letra E”, explica Consuelo Villanueva, directora de Instituciones y Grandes Cuentas de Sociedad de Tasación.
“Esto demuestra la escasa eficiencia energética de nuestro parque y pone de manifiesto la necesidad de activar mecanismos que ayuden en la reducción del consumo energético del parque inmobiliario residencial”, termina diciendo Consuelo Villanueva.
Alberto Alonso, coordinador del Observatorio del Alquiler, añade que “Aunque el autoconsumo está teniendo más penetración de la esperada, solo con esto no se alcanzarán los niveles de reducción que plantea la Directiva europea, que además exige que el 55 % se logre renovando los edificios menos eficientes”.
Distribución porcentual de viviendas en alquiler en España por certificación energética
La UE obliga a todos los Estados miembros a que elaboren un plan para alcanzar los objetivos obligatorios de reducción de consumo antes de 2025. España aún no ha presentado el suyo, aunque se puede tomar como ejemplo el plan francés. Francia se adelantó al resto de países con un proyecto que prevé la rehabilitación de las viviendas menos eficientes y la prohibición progresiva del alquiler de las viviendas con etiquetas G en 2025, F en 2028 y E en 2034.
Año de construcción, clima, tipo de vivienda
La eficiencia energética se refiere a la cantidad de energía que requiere una vivienda para cubrir las necesidades de sus habitantes de climatización, agua caliente o electricidad. Algunos factores que influyen en el consumo energético son el año de construcción del inmueble, el clima de la zona en la que se encuentra, o la tipología de la vivienda.
Esto explica que existan diferencias notables entre provincias y comunidades autónomas en la distribución de las calificaciones energéticas. Así, mientras que en comunidades autónomas como la Comunidad Valenciana un 12,33 % de las viviendas tienen una calificación energética inferior a E, en otras como Canarias la cifra se eleva hasta el 56,24 %.
Distribución de las viviendas en alquiler más ineficientes (etiquetas F y G) por provincias
Uno de los aspectos que influye en la calificación energética de una vivienda es el año de construcción. En las provincias donde los edificios son más antiguos, se encuentran más viviendas de tipo F y G, como sucede, por ejemplo, en Barcelona, donde suman el 26,73 %.
Otro factor importante es el clima. En las provincias con climas más fríos hay menos inmuebles de tipo F y G y más de tipo E. El motivo es que en estas zonas los propietarios se han encargado de reformar las viviendas y, por lo menos, cambiar cerramientos y calefacción. Esto sucede, por ejemplo, en Aragón, donde las viviendas tipo E suponen un 69,36 % frente al 17,74 % que son tipo F y G. En cambio, en las regiones con climas más templados, como Andalucía, son más habituales los inmuebles con calificación F y G, que son el 23,68 % del total.
Por último, la tipología de la vivienda también contribuye a la calificación energética. Se puede observar, por ejemplo, en Álava, donde casi el 95 % de los inmuebles alquilados se concentran en Vitoria. Mayoritariamente, son pisos, menos antiguos que en Vizcaya y en Guipúzcoa. En estas provincias hay también más viviendas unifamiliares alquiladas, algo mucho menos común en Álava, lo que hace que existan notables diferencias entre las provincias vascas. Así, mientras que en Álava las viviendas tipo F y G representan el 11,01 % del total, en Vizcaya y Guipúzcoa se elevan hasta el 24,48 % y un 20,96 %, respectivamente.
Un caso muy particular es el de Canarias. Es una región muy penalizada por los programas de certificación energética. Es aplicable lo indicado sobre clima, pero son viviendas que deberían tener una mejor calificación energética, ya que, al no necesitar tanta calefacción o aire acondicionado, tienen un consumo de energía inferior al de la mayoría de las viviendas de la península. Sin embargo, el 56,24 % de los inmuebles tienen una calificación de tipo F o G.
Pocas viviendas y las que hay tienen que renovarse
Más allá del alquiler, de los 26 millones de viviendas que hay en España, unos 23,5 millones tienen una calificación energética de E, F o G, activos que deberían mejorar su eficiencia si se quieren alcanzar los objetivos europeos.
El 34,12 %, unos 8,9 millones de viviendas del total, tienen una calificación energética de F o G, las más urgentes de renovar. A estas se suman otros 14,5 millones, un 55,58 %, con un consumo de tipo E, que también deberían mejorarse para lograr los requerimientos de la UE.
Distribución porcentual del total de viviendas españolas por certificación energética
Sistema de calificación energética de una vivienda
La calificación energética de una vivienda es un índice que mide la eficiencia de su consumo energético mediante una escala de valores que van desde la etiqueta A, la más eficiente, a la G, la menos eficiente. Un inmueble con una valoración de tipo A puede llegar a consumir hasta un 90 % menos de energía que uno con una clasificación tipo G.
El documento de calificación energética registra el consumo de una vivienda y sus emisiones de CO₂. Es obligatorio desde 2013 para todos los inmuebles que se pongan en alquiler o a la venta. Las etiquetas A, B y C son las más eficientes, es decir, las que menos cantidad de energía consumen para cubrir las necesidades de los habitantes de una vivienda y las que menos emisiones producen. Por el contrario, las calificaciones E, F y G son las que tienen un mayor consumo y más emisiones.
Si desconoces qué certificado de eficiencia tiene tu vivienda, en la siguiente información te explicamos cómo puedes saberlo y dónde solicitarlo.