Uno de cada tres españoles tiene ansiedad, sobre todo personas con obesidad

Uno de cada tres españoles tiene ansiedad, sobre todo personas con obesidad
NOTICIA de Javi Navarro
13.02.2014 - 20:13h    Actualizado 31.03.2023 - 10:27h

Un tercio de la población española tiene ansiedad. Estos problemas se producen sobre todo entre personas en paro, amas de casa y autónomos. La crisis económica también afecta a la salud y se estima que alrededor de un 20 %, uno de cada cinco españoles, padecerá también algún trastorno del estado de ánimo a lo largo de su vida y, un tercio de ellos, padecerá la depresión de manera crónica. Las personas obesas, son más propensas a desarrollar estas enfermedades psicológicas.

España, con la mayor tasa de obesidad de Europa

España es el país de Europa con mayor tasa de obesidad, puesto que afecta a uno de cada cuatro adultos y a uno de cada tres niños. La obesidad es una enfermedad compleja, habiendo pasado de ser considerada únicamente un problema de peso a tener asociada la existencia de trastornos de la conducta alimentaria y trastornos mentales comórbidos. “Entre un 50 y un 70 % de las personas con obesidad pueden presentar algún tipo de trastorno psíquico asociado. Los pacientes obesos tienen una probabilidad más alta de padecer trastornos psíquicos, al igual que los pacientes con enfermedades mentales tienen una probabilidad elevada de padecer obesidad”, asegura el doctor Josep Ramon Domenech, coordinador del VII Congreso Nacional de Ansiedad y trastornos Comórbidos, junto al doctor Salvador Ros, presidente de la Asociación Española de Psiquiatria Privada (ASEPP) y el doctor Antonio Arumí, secretario de la Asociación.

6 millones de españoles, afectados

Según el doctor Ros, “más de un 20 % de la población mundial sufre ansiedad sin saberlo. En España afecta a afecta a más de seis millones de españoles, causa un absentismo laboral de un 10 %, un 7 % más que la media de los países europeos estimada en un 3 %”. “Interfiere en todos los aspectos de la vida de una persona incitándola, en un porcentaje altísimo de los casos, al consumo de drogas, de alcohol, de todo tipo de sustancias adictivas o incluso al suicidio”, asegura este experto.

Estudios recientes aseguran que debe darse un abordaje multidisciplinar a la hora de tratar un paciente con un trastorno de salud mental asociado a la obesidad. “dichos estudios sugieren que el fallo de muchos pacientes a la hora de seguir una dieta para perder peso puede deberse a la existencia de un trastorno mental, fundamentalmente de ansiedad, no tenido en cuenta o no tratado”, explica el doctor Domenech. “Si se logra controlar el trastorno de ansiedad asociado, las posibilidades de que una dieta para perder peso sea exitosa se incrementan notablemente”, concluye.

Sin embargo, asegura el doctor Ros, “el 50 % de los pacientes no responde a los tratamientos para la ansiedad”. Datos que reflejan “la dificultad que en algunos casos surge a la hora de poner freno a esta patología, asociada también a cuadros complejos de trastornos de la personalidad, o factores ambientales adversos”. “Estamos haciendo un gran esfuerzo en este campo para reducir esta importante cifra de pacientes con resistencia a las terapias y, en este sentido, se han conseguido avances gracias a la asociación de distintos tratamientos y la potenciación de algunos de ellos”, indica el doctor Ros.

Ansiedad, prevención y tratamiento

La persona que sufre problemas de ansiedad, síntomas físicos no asociados a ninguna enfermedad médica, insomnio, angustia, cansancio injustificado, incremento de consumo de tóxicos o alteraciones de alimentación, “debe acudir al especialista para solicitar ayuda”, sugiere el doctor Ros. “Los tratamientos farmacológicos, antidepresivos y/o ansiolíticos de forma controlada, los cambios en hábitos de vida, deporte, alimentación, no tóxicos, vida familiar y social, hobbys y las terapias psicológicas pueden ayudar a reconducir el problema y evitar su cronificacion o la aparición de otros trastornos añadidos”, añade.

En este sentido, “la situación actual de incertidumbre y estrés,- asegura el doctor Arumí- afecta de forma evidente e importante”. Según indica este experto, los últimos estudios reflejan que “la franja de la población con más ansiedad es la de 50 a 65 años seguida de la de 40 a 50 años”. Parados, amas de casa y autónomos son los sectores más afectados por esta patología, es decir “la franja de edad de las personas con más carga y responsabilidad económica-familiar y los sectores con más laboral, bien por la precaria situación económica o bien por los niveles de estrés que soportan”, matiza el doctor Arumí. También se ha observado un aumento del consumo de tóxicos como tabaco y alcohol y un mayor desorden en la alimentación, “todo ello- concluye este experto- parece consecuencia de la situación actual”.

Depresión, cambios en el perfil del paciente

Al igual que en los casos de ansiedad, “los pacientes con trastornos del estado de ánimo tienen una probabilidad más elevada de padecer algún otro tipo de trastorno mental, como trastorno de ansiedad, trastorno por consumo de tóxicos, trastornos de la conducta alimentaria patologías orgánicas asociadas, como enfermedades neurológicas, endocrinas, metabólicas, digestivas y reumatológicas”, asegura el doctor Domenech.

Se estima que un 20 % de la población padecerá algún trastorno del estado de ánimo a lo largo de su vida. Sin embargo, asegura este experto, “más de la mitad de las personas que sufren una depresión no solicitan ayuda, ignoran que padecen una depresión o son incapaces de solicitar ayuda especializada y eficaz. Otra gran parte no son diagnosticados de trastorno depresivo al enmascararse como algún tipo de patología orgánica o psicosomática, y también ha de tenerse en cuenta que muchos abandonan el tratamiento prematuramente, incrementándose las tasas de recaída y fracaso terapéutico”.

Según afirma el doctor Domenech, “en tercio de pacientes se trata de un trastorno crónico que conlleva una discapacidad y una carga socioeconómica asociada muy importante”. En los últimos años, se está observando un importante cambio en el perfil del paciente con depresión: “Históricamente, los casos de depresión se han dado en el doble de mujeres con respecto a los hombres. Sin embargo, se ha constatado una tendencia a equilibrarse este porcentaje de pacientes depresivos por sexos”. Este incremento, explica este experto, “puede venir motivado por una mayor capacidad de poder asumir que un hombre pueda padecer un episodio depresivo y probablemente también como resultado de la precariedad laboral actual”.

La depresión, como cualquier otro trastorno mental, debe seguir un tratamiento multidisciplinar. En primer lugar, es importante establecer un correcto diagnóstico que ha de ser explicado de forma clarificadora al paciente y a su familia, “las depresiones requieren tratamiento tanto para quien las padece como para su entorno familiar”, asegura el doctor Domenech. “Se ha de seguir un tratamiento farmacológico y psicológico durante un período de tiempo suficiente y se ha de dar al paciente y su entorno estrategias adecuadas de modificación cognitiva y conductual. No sirve tan sólo aplicar el tratamiento farmacólogico, si no que hay que enseñar estrategias para superar con mayor rapidez y eficacia la enfermedad”, concluye Domenech.

Uno de cada tres españoles tiene que medicarse contra la ansiedad, más las mujeres

El 29 % de los españoles ha tomado medicamentos para la ansiedad en el último año, según la OCU, que ha encuestado a más de 2.000 españoles entre 18 y 74 años sobre su experiencia con los medicamentos para tratar la ansiedad. Y para ello se preguntó qué habían tomado para tranquilizarse o sentirse más relajado ya fueran ansiolíticos, somníferos, antidepresivos, u opiaceos. Los tranquilizantes naturales, como la Valeriana y las infusiones de hierbas como la tila o la manzanilla no están contabilizadas en este dato. El estudio se realizó simultáneamente en Bélgica, Italia, Portugal y Brasil. Los resultados indican que en España hay un elevado porcentaje de la población que toma este tipo de medicamentos de forma prolongada. La encuesta se publica en la revista OCU-salud del mes de febrero.

Pastillas tranquilizantes, para la ansiedad.

Destaca que las cifras de consumo en España son llamativamente altas si se comparan con el resto de países del estudio: 4 de cada 10 españoles han recurrido en alguna ocasión a medicamentos para tratar la ansiedad; en el caso de las mujeres ese porcentaje se eleva hasta el 50 %. Impactante es, que la decisión de tomar estos medicamentos parta principalmente del médico de familia (en un 57 % de los casos) en lugar del especialista, y que 6 de cada 10 pacientes digan no haber sido informados por el médico del riesgo de dependencia en que incurrían al tomar ansiolíticos.

Perfil de quien toma ansiolíticos

La OCU dibuja el perfil de usuario habitual de ansiolíticos: mujer mayor de 34 años; nivel de estudios bajo-medio; en situación económica difícil o de desempleo. Y las razones para tomar estos medicamentos: en un 32 % de los casos es por la dificultad en conciliar el sueño; en un 30 % por problemas laborales; un 29 % lo hacen por sucesos traumáticos y un 17 % por causas económicas.

¿Y qué cantidad toma cada paciente. Los consumidores habituales no acostumbran a superar las dosis recomendadas. Un 43 % de los pacientes toman estos fármacos por debajo de la dosis recomendada, aunque lo más usual es tomar lo pautado, tanto entre quienes toman ansiolíticos o inductores del sueño (50 %) como los que usan antidepresivos (67 %).

Efectos secundarios

Sólo un 36 % de los encuestados por la OCU declaran que el especialista le señaló los posibles efectos adversos. Pues bien, estos medicamentos pueden provocar pérdidas de memoria y somnolencia diurna mientras se toman. Mayores pueden ser incluso los problemas al abandonar la medicación: el 38 % tuvo dificultades para dormir tras dejar de tomar ansiolíticos y a un 37 % les aumentó la ansiedad. Entre quienes tomaron antidepresivos el 26 % tuvo problemas de ansiedad al dejar de tomarlos y el 22 % experimentó mayor irritabilidad.

Más grave aún es la dependencia. Un tercio de los usuarios consultados por la OCU reconocieron que, si no tienen su medicación a mano, sienten nerviosismo. De las respuestas de los entrevistados por la OCU se desprende que un 23 % de los consumidores de ansiolíticos se ajustan a un perfil de dependiente. Un riesgo que se incrementa hasta un 32 % en aquellos que llevan tomando este tipo de medicación más de un año.

Consejos

  • Si se tienen problemas para dormir, se está nervioso o decaído, antes de recurrir a los fármacos, se puede probar con cambios en el estilo de vida, incluyendo hacer más ejercicio, comer de forma más saludable y comentar su situación con alguien de confianza.
  • Aprender a tomarse las adversidades de otra manera: hay situaciones traumáticas en las que es normal sentirse mal.
  • Si el doctor receta algún fármaco, se debe preguntar sobre sus posibles efectos adversos. También se puede probar con la psicoterapia.

La OCU ha remitido los datos del estudio a la Agencia Española del Medicamentos y Productos Sanitarios.

La mitad de las mujeres sufre ansiedad y una de cada 10 depresión tras el parto

La mitad de las mujeres sufre ansiedad y una de cada 10 depresión tras el parto

Se estima que dos de cada cuatro mujeres padecen un cuadro de ansiedad tras el parto y entre el 10 % y el 16 % depresión. Así lo asegura la doctora Laura Ferrando, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), que ha participado en el congreso que esta sociedad científica ha celebrado en Valencia.

Infografía de cómo amamantar.

Como explica esta psiquiatra, “estos cuadros de ansiedad suelen manifestarse por intranquilidad, inquietud, problemas para respirar o tragar, dolores de espalda y de cabeza”. “Cuando estos síntomas dificultan el desarrollo de la vida cotidiana de la persona que los padece, deben tratarse lo antes posible, porque la ansiedad de la madre puede influir negativamente en el bienestar del bebe”. Por ello, se recomienda en estos casos que acudan a un profesional que determine el tratamiento más adecuado.

Preocupación

Sobre este tema que preocupa de forma especial a las madres, la doctora Ferrando puntualiza, “que si los síntomas son leves, no siempre es necesario utilizar medicación, pero si fuera conveniente disponemos de fármacos que pueden darse en el embarazo y lactancia para aquellas pacientes que lo requieran”. En este sentido, desde ASEPP se está preparando un protocolo de intervención farmacológica tanto en el embarazo como en la lactancia.

Las hormonas
Las fluctuaciones de los esteroides sexuales, es decir, los estrógenos, los andrógenos y la progesterona parecen ser determinantes en el desarrollo de estas patologías y, en general, de la mayor prevalencia de ansiedad y depresión en la mujer, Así, se estima que estas patologías son tres veces más frecuentes en mujeres que en hombres.

Junto con la menopausia y el postparto, hay otro momento clave para la salud de la mujer, los ciclos menstruales. En concreto, los estrógenos y la progesterona inducen en un 75 % de las mujeres aproximadamente el Síndrome Premenstrual que se caracteriza por la aparición de síntomas como hinchazón, tensión mamaria, irritabilidad o decaimiento. Cuando estos síntomas se agudizan, se produce el Síndrome Disfórico Premenstrual que sufren entre el 2 % y 19 % de las mujeres “y que requiere tratamiento psiquiátrico”, asegura la doctora Ferrando. Aunque es un síndrome que produce un gran malestar, las mujeres que lo padecen no siempre buscan ayuda profesional. Han demostrado su eficacia en el tratamiento de este síndrome los antidepresivos, la terapia hormonal y algunos minerales y vitaminas.

Los familiares de los parados, sobre todo las madres, padecen más ansiedad que los propios desempleados

La ansiedad tiene una prevalencia en España que crece hasta el 20 % debido a problemas sociales como el desempleo. De hecho, no sólo los afectados por el paro la padecen, sino que los familiares de personas en paro padecen más ansiedad que los propios desempleados. Las madres suelen padecer una ansiedad asociada a hijos en paro con una prevalencia de entre 2 a 3 veces superior que el padre por el desempleo de un familiar.

La crisis económica y la mayor sensibilización de la población en torno a la ansiedad han incrementado el número de consultas en Psiquiatría relacionadas con este trastorno. Además, el hecho de trabajar en entornos muy competitivos hace que las personas vean incrementados sus niveles de ansiedad hasta convertirse incluso en patológica. Respecto a la necesidad de cambiar de estilo de vida para el tratamiento de la ansiedad, mediante la realización de ejercicio físico o la reorganización de la vida diaria, es frecuente que los pacientes aludan precisamente a falta de tiempo para hacer esas modificaciones.

“El cerebro prioriza: si no se tiene para dar de comer a los hijos, difícilmente se padecerá una crisis de ansiedad, pues se tienen cuestiones más primarias que atender. De este modo,- asegura el doctor José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP)- los familiares de aquellas personas que están personas en paro tienden a padecer más ansiedad que los propios desempleados”. La madre es, de los dos progenitores, quien, con una prevalencia de entre 2 a 3 veces más que el padre, suele padecer este trastorno.

La ansiedad tiene una prevalencia en España que fluctúa entre el 5 y el 20 %. Es una enfermedad infradiagnosticada, aunque el número de casos no diagnosticados se está reduciendo a lo largo de los últimos años, debido a que cada vez los pacientes acuden con mayor frecuencia al especialista. “A causa de la actual coyuntura económica se ha incrementado el número de consultas de pacientes con síntomas directamente relacionados con la crisis, si bien se trata solo de una percepción recogida en las consultas de los expertos, pues no hay aún estudio que lo demuestre”, explica López Rodríguez.

Situación ‘habitual’

“Se trata de una situación relativamente lógica -explica este especialista- una situación de ansiedad colectiva como la actual de pesimismo general, crisis de valores, crisis económica, corrupción política, sensación de desamparo institucional, etcétera, es normal que sirva de factor desencadenante de una mayor número de casos de ansiedad”, asegura el vicepresidente de ASEPP. “Máxime cuando los españoles tendemos a pasar de blanco al negro, sin necesidad de que existan los grises, en cuestión de segundos”.

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“No tengo tiempo”

Por otro lado, el hecho de trabajar en entornos muy competitivos hace que las personas vean incrementados sus niveles de ansiedad hasta incluso convertirse en patológica. Según subraya el doctor López Rodríguez, “culturas como la occidental, donde se fomenta la competitividad del individuo casi desde el nacimiento, acarrean un incremento de los niveles de inseguridad de las personas, por lo que es lógico que la tasa de pacientes con ansiedad aumenta, afectando a los psicológicamente más débiles”. Respecto a la necesidad de cambiar el estilo de vida, como hacer más ejercicio físico, tener tiempo para uno mismo, reorganizar su vida y demás factores necesarios para el tratamiento de la ansiedad, el doctor asegura que de forma muy frecuente siempre obtiene la misma respuesta por parte de los pacientes: “no tengo tiempo”.

Competitividad laboral

Una consecuencia de estos cuadros ansiosos generados por la alta competitividad laboral son los trastornos del sueño y de los ritmos circadianos –intervalos entre sueño y vigilia-. “Los miembros de nuestra sociedad duermen mal y en malas condiciones. Las prisas, madrugar periódicamente y las alteraciones por la vida social fuera de casa han modificado la regularidad del sueño, reduciendo por tanto el descanso de los individuos”, explica este experto. “El consumo de sustancias estimulantes, como el café o ciertas bebidas, así como los cambios de turno en determinados empleos han rebajado la cantidad pero también la calidad de las horas de sueño”.

Todas estas circunstancias han provocado un incremento en el consumo de ansiolíticos, “una circunstancia a la que debemos darle la importancia justa”, explica el doctor López Rodríguez. “Es lógico que si se da un incremento en el número de cuadros de ansiedad, se dé un incremento en el consumo de ansiolíticos. De hecho, se debería desdramatizar el consumo de estos fármacos que, junto con la psicoterapia y la modificación del estilo de vida, conforman parte del tratamiento contra la ansiedad”.

Si haces deporte puedes evitar los trastornos por depresión o la ansiedad

Las dolencias mentales ya no son un terreno acotado a mujeres en edad madura, ancianos o adolescentes. Los casos de trastornos depresivos o ansiedad se han disparado debido a las situaciones de paro prolongado, el cierre de negocios o el no poder afrontar pagos importantes. Más crisis económica, más ansiedad. Existe una estrecha conexión entre la salud mental y la salud física, por lo que, en muchos casos, tratando la primera se puede resolver la segunda.

Las personas con estrés o depresión tienen mayor tendencia al infarto. España desgraciadamente no tiene una buena salud mental. Conseguir un equilibrio entre vida personal y laboral, tener una alimentación equilibrada y sana o practicar una actividad deportiva con regularidad son las claves para evitar esta situación.

Las estadísticas indican que al menos un 15 % de la población en España presentará alguna enfermedad psiquiátrica a lo largo de su vida.

La crisis económica ha disparado los casos de ansiedad y problemas depresivos y ha democratizado la incidencia de los trastornos mentales en todas las franjas de edad, sexo y clase social. El aumento del consumo de sustancias tóxicas como el cannabis o la cocaína o los hábitos de vida erróneos han hecho que hoy por hoy alrededor de la mitad de los pacientes que acuden a las consultas de Atención Primaria presentan algún síntoma psiquiátrico o psicológico.

A pesar de que en 2020 las enfermedades mentales se convertirán en la segunda causa de problemas sociales tras las cardiopatías, la inversión que se hace en su prevención es mínima.

Los problemas de salud mental influyen directamente en el sistema inmunológico y en los procesos inflamatorios. Tanto es así que las personas con estrés o depresión tienen mayor tendencia al infarto. Y es que “las situaciones de estrés continuado se han convertido en una de las mayores preocupaciones con las que nos encontramos en Psiquiatría, puesto que no sólo afectan al cerebro, sino también a zonas inflamatorias de cualquier órgano del cuerpo”, comentan desde la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). En este contexto, el mensaje está claro: una buena salud física pasa por una buena salud mental.

La coyuntura económica en la que nos encontramos actualmente está haciendo que los casos de trastornos depresivos o ansiedad se hayan disparado, mientras que otras enfermedades psíquicas, como la esquizofrenia, han estabilizado su incidencia. Las situaciones de paro prolongado, el cierre de negocios o el no poder afrontar pagos importantes han contribuido a este importante incremento.

Para el Dr. Antonio Arumí Vizmanos, secretario de la ASEPP, “es evidente que si la crisis se mantiene en el tiempo, la frustración y los problemas económicos, familiares y sociales que ésta genera provocarán la aparición de nuevos enfermos”. De hecho, las dolencias mentales ya no son un terreno acotado a mujeres en edad madura, ancianos o adolescentes. “El panorama ha cambiado y ahora afectan a todas las franjas de edad, a ambos sexos y a todos los niveles sociales”, reseña el Dr. Arumí. “Los hombres maduros, los niños o los jóvenes que no pueden acceder al mercado laboral se han unido a la población de riesgo“.

A lo largo de las últimas décadas, los trastornos mentales se han multiplicado también en nuestro país. Se necesitan con urgencia tomar medidas en este sentido.

Las crisis de valores, la desestructuración familiar, los malos hábitos de vida, el aumento del consumo de sustancias tóxicas, los graves problemas de educación de los niños y/o los conflictos sociales están provocando que la sociedad española esté cada vez más enferma a nivel psiquiátrico.

Evitar esta situación pasa porque se corrijan algunos de los hábitos de nuestra vida diaria: conseguir un equilibrio entre vida personal y laboral, tener una alimentación equilibrada y sana, practicar actividad deportiva con regularidad, tener actividades motivadoras en nuestro tiempo libre, contar con una vida familiar estable y armónica y una vida social rica y estimulante y no consumir sustancias tóxicas.



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