Tradiciones curiosas de la Semana Santa española

Tradiciones curiosas de la Semana Santa española
NOTICIA de Javi Navarro
11.04.2011 - 17:32h    Actualizado 06.03.2023 - 14:52h

La Semana Santa es una fiesta religiosa que se vive con arraigo en España, pero cada región tiene unas tradiciones muy diferentes, desde una Semana Santa austera y silenciosa, a otra vivaz y musical. La celebración de la pasión y muerte de Cristo se vive a través de procesiones monumentales y majestuosas, así como sorprendentes y originales dentro del turismo religioso. En la conmemoración anual cristiana de la pasión muerte y resurrección de Jesús de Nazaret cada pueblo, cada ciudad, cada barrio la vive de una forma diferente, pero siempre con pasión, recogimiento, devoción y la alegría de disfrutarla con los seres queridos.


La geografía española propone muy variadas fiestas de Interés Turístico Internacional que nos ofrecen espectáculos para el deleite de nuestros cinco sentidos. Desde el próximo miércoles a domingo de Resurrección en la mayor parte de los rincones de España tiene lugar la Semana Santa, aunque esta conmemoración comienza en varios lugares desde el llamado “Viernes de Dolores” . Durante este periodo de intensa actividad litúrgica hemos seleccionado las propuestas más originales de la Semana Santa que a su vez cuentan con historia y tradiciones originales.

1. Sevilla

La Semana Santa en Sevilla se centra en la celebración de la pasión y muerte de Cristo a través de las procesiones que realizan las cofradías a la Catedral. Las procesiones de la Virgen Macarena o del Jesús del Gran Poder son las más emocionantes demostraciones de religiosidad y los sevillanos lo viven con mucha intensidad. Además, la página de la ciudad de Sevilla en el portal tripadvisor, tuvo 3 veces más de tráfico en periodo de Semana Santa el año pasado que el mismo periodo en este año, lo que indica que los usuarios sí que se interesan por estas fiestas en determinadas ciudades españolas.

2. Cuenca

La Procesión de los Borrachos es diferente a todas las procesiones del resto de España. En esta procesión, los borrachos representan a los judíos y durante 12 horas tratan de evitar que Jesús llegue a su destino obstaculizando a los nazarenos durante toda la noche. Recibe el nombre de la “procesión de los borrachos” por la bebida típica de Cuenca: el resolí.

3. Medina del Campo (Valladolid)

La Semana Santa de Medina del Campo cuenta con las más antiguas procesiones disciplinarias de España. San Vicente Ferrer instauró este tipo de procesiones en 1410. Destacan la “Procesión de la Caridad”, la “Procesión de la Vera Cruz”, la “Procesión del Encuentro” y la “Procesión del Silencio”.

4. Salamanca

Es una de las celebraciones más arraigadas de la ciudad. En 1995 es declarada Fiesta de Interés Turístico Regional de Castilla y León, y en 1999 recibe el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Nacional. El culmen de este proceso es la declaración de la Semana Santa de Salamanca como Fiesta de Interés Turístico Internacional en 2003.

Salamanca, Ciudad de Encuentros y Saberes, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es el escenario perfecto para acoger las multitudinarias procesiones que durante diez días toman la ciudad. Su merecido prestigio, fruto del trabajo de cofrades, instituciones y del propio pueblo salmantino que, año tras año, espera con ilusión y fe su celebración permitió que desde el año 2003 posea el título de Fiesta de Interés Turístico Internacional. La riqueza artística de la imaginería y el bello entorno monumental por el que discurren los pasos se funden en la Semana Santa con brillantez única y singular.

Hay que remontarse al 1240 para hablar de los orígenes de la Semana Santa salmantina. Más de 9.000 cofrades agrupados en dieciséis hermandades portan casi medio centenar de pasos formados por tallas que se remontan hasta el siglo XV con firmas como las de Carmona, Benlliure o Carnicero. El escenario iluminado por piedras centenarias brilla con fuerza en las noches. Recortadas aparecen las doradas siluetas de las dos catedrales, la Clerecía, la fachada plateresca de la Universidad, el barroco de la Plaza Mayor, el convento de San Esteban o el milenario Puente Romano. Entre las numerosas procesiones que se suceden durante este tiempo de Pasión cabe mencionar la que, quizás, sea una de las más llamativas: la Procesión del Cristo de la Buena Muerte, en la iglesia de San Esteban.

5. Zamora

La Semana Santa es conocida en esta ciudad como La Pasión de Zamora. Es el más relevante acontecimiento religioso, cultural y social de la ciudad. Esta celebración fue declarada de Interés Turístico Internacional en 1986. La ciudad, que tiene unos 60.000 habitantes, pasa a tener más de 300.000 en Semana Santa.

6. León

La Ronda es un acto singular y único de la Semana Santa leonesa. La Ronda parte a las 12h. de la noche de la Pza. de San Marcelo, en pleno centro de la ciudad, donde se llevan a cabo los “toques” oficiales, con el que se convoca al pueblo de León a la procesión de los Pasos, auténtica recreación del Calvario, a la mañana siguiente. Para ello, cuatro hermanos de la cofradía ataviados con su túnica hacen sonar la esquila, el clarín y el tambor, mientras uno de ellos clama: “Levantaos, hermanitos de Jesús, que ya es hora”. Esta fiesta fue declarada de Interés Turístico Internacional.

7. Málaga

La Semana de Pasión de Málaga es un espectáculo para los cinco sentidos, con sus tronos, imágenes, miles de nazarenos y penitentes que dan luz y color con sus cirios y vestimentas, y llenan de música, aromas a incienso y flores al paso de las procesiones y miles de personas que se agolpan por admirar a sus cofradías. A diferencia de otras procesiones, la de Málaga se vive con alegría y bullicio. Declarada de Interés Turístico Internacional en enero de 1965.

Rutas de las procesiones de Semana Santa en Málaga

8. Cartagena (Murcia)

Las procesiones cartageneras tienen como rasgo más destacado el orden de los penitentes, que marchan al son del tambor al unísono y permanecen estáticos en las paradas. Fue la primera de la Región de Murcia en recibir la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional.

9. Orihuela (Alicante)

La Procesión General del Viernes Santo está considerada como una de las más grandes de España, con diez cofradías y más de 8000 nazarenos, 1200 músicos, dos centurias romanas, y una centuria de Guardia Pretoriana. La Semana Santa ha sido recientemente distinguida con la declaración de de Interés Turístico Internacional.

10. Verges (Gerona)

La muy particular procesión celebrada en la localidad gerundense de Verges, consiste en la participación de todos los vecinos la noche del jueves santo en la denominada “dansa de la mort” (danza de la muerte), donde enfundados en un traje de esqueleto bailan como poseídos al ritmo de la música de un timbal. Esta danza era muy típica en toda Europa occidental en estas fechas, pero Verges es el único lugar del mundo en el que, hoy, se mantiene tal y como se celebraba en la época medieval.

11. Medina del Campo (VALLADOLID)

La Semana Santa de Medina del Campo (Valladolid) es una de las fiestas más profundas y arraigadas que se celebran en España, y en ella se recuerda la pasión y muerte de Jesucristo. Las calles se convierten en escenarios de fervor y devoción religiosa, en los que se entremezclan el duelo y el recogimiento al recordar la muerte de Cristo, con la música, el arte, el colorido y la magia de las procesiones, desfiles solemnes en los que numerosas personas acompañan a las imágenes religiosas. En la actualidad, unos 3.000 cofrades acompañan a 30 pasos en 14 desfiles procesionales que recorren las calles del municipio, en silencio y con recogimiento.

Semana Santa en MedinaSus orígenes se remontan en época del reinado de Isabel la católica, en la que el gran Imperio español comenzaba a dar preocupaciones, unidas a las de los dolores del cáncer de útero que padecía, así como una cadena de desgracias; el fallecimiento de su hijo y el aborto de la esposa de éste, la muerte de su adorada primogénita Isabel y su nieto Miguel, la locura de Juana y la incertidumbre de su hija Catalina tras la muerte de su esposo inglés. En las torres del castillo de Mota Isabel se refugiaba en su espiritualidad y esperaba con resignación su muerte. Seguramente allí, o en el palacio de la villa donde finalmente murió, alguno de los sacerdotes que la reconfortaban, le hablaría de la tradición religiosa de la villa de Medina del Campo, y de la visita de San Vicente Ferrer.

Institución de las procesionesSemana Santa en MedinaCien años antes, en 1411, San Vicente Ferrer instituyó las primeras procesiones de Semana Santa. Tal vez la reina pudo presenciar alguna de ellas. En esa fecha, hace ahora 600 años, el que fuera conocido como “martillo de herejes”, San Vicente Ferrer, estuvo en Medina del Campo donde instituyó por primera vez en España las llamadas “procesiones de disciplina”, según se recoge en numerosas fuentes documentales. No hay más noticias relacionadas con el tiempo de Pasión hasta más de un siglo después, cuando se funda en el convento dominico de San Andrés la Cofradía de la Santa Vera Cruz, San Andrés y San Vicente Ferrer cuya regla es aprobada en 1544. A mediados del siglo XVI aparecen documentadas las procesiones penitenciales encuadradas en dos grandes cofradías de gran tradición, bajo las advocaciones de la Vera Cruz y de la Quinta Angustia de la Virgen.

Desde entonces, la evolución de las procesiones en Medina del Campo fue irregular, pero ya en tiempos recientes adquirió un empuje singular. En 1983 se funda la Junta de Semana Santa por acuerdo de todas las cofradías y comienza la recuperación del evento más importante de la villa durante todo el año, y en el que, a diferencia de otras localidades, la mayor parte de sus participantes es gente joven. Diez años más tarde la Semana Santa medinense es declarada por la Junta de Castilla y León de Interés Turístico Regional, y en 2005 de Interés Turístico Nacional. Ahora está a punto de conseguir el reconocimiento internacional. En todos los casos, además de su larga tradición, se tiene en cuenta el pasear por sus calles uno de los conjuntos escultóricos más sobresaliente de la imaginería procesional renacentista española.

En 2011 se celebró el acto central del VI Centenario, en el que por primera vez en la historia todas las cofradías de la villa acompañarán a sus pasos titulares por las calles y plazas de Medina del Campo. Además, se recupera para la ocasión la imagen de San Vicente Ferrer de la desaparecida Iglesia de la Vera Cruz, hoy en la Parroquia de El Carpio. Un protagonismo especial tendrá la imagen “Cristo en brazos de la muerte”, que representa una nueva iconografía procesional en España y en el mundo, que será portada por cofrades de todas las cofradías de la villa. Es una imagen horizontal de dos metros y medio realizada sobre un tronco de nogal que representa a Cristo muerto entre los brazos de la muerte, simbolizado sin rostro sobre un sudario, del escultor zamorano Ricardo Flecha Barrio y realizada por encargo expreso del Centro San Vicente Ferrer.

Cuando el silencio se escucha
Aunque desde el viernes de Dolores y en los primeros días de la Semana Santa se suceden las procesiones y actos religiosos y festivos, es el Jueves Santo cuando comienzan las procesiones más emotivas. Un rumor de pasos y redobles destemplados de tambores, rompen el silencio por las calles que confluyen en la Plaza Mayor de la Hispanidad. Conocida popularmente como Procesión de los Faroles, puesto que todos los cofrades desfilan alumbrado con sus faroles las distintas imágenes, se inicia puntualmente cuando el reloj de la Colegiata da las 11 de la noche. Un impresionante silencio que se puede palpar en el ambiente, acompaña todo el recorrido que tiene su culminación en la Plaza Mayor de la Hispanidad cuando en la oscuridad de la noche a la luz de los faroles, el silencio queda roto por el canto del Miserere.

Es quizás, la más emocionante de las procesiones que celebra la Semana Santa de Medina, recuperando así la antigua procesión de los “Pobres”, de la cofradía de la Vera Cruz.

Semana Santa en MedinavEn la madrugada del jueves al viernes, la cofradía del Descendimiento traslada el Cristo de Santa Clara desde la iglesia de San Miguel hasta el monasterio de Santa Clara, realizando diversos actos penitenciales durante el recorrido por el barrio de la Mota y pasando por el espectacular Castillo de la Mota, joya de la arquitectura europea renacentista y Monumento Nacional desde 1904, conformando así la procesión de Sacrificio, una de las tres que tienen lugar el día de Viernes Santo.

La segunda procesión, denominada del Encuentro, parte de la colegiata de San Antolín, con los pasos de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen de la Soledad, acompañados por todas las cofradías, con sus respectivas bandas de cornetas y tambores. Cada imagen realiza un recorrido diferente, para encontrarse finalmente en la plaza Mayor, donde el hijo se inclina ante su madre, mientras los espectadores sienten una profunda emoción. Es una de las procesiones con más carisma y devoción a la que asiste gran cantidad de público que se concentra en la plaza para escuchar la meditación pronunciada por un sacerdote cuando se produce el Encuentro.

La última procesión del día es la del Silencio, tan popular en otros lugares de Castilla. A ella acuden todas las cofradías con sus pasos, congregados en la plaza Mayor de la Hispanidad y es el máximo exponente de la imaginería renacentista que caracteriza a las procesiones de Medina del Campo. En ella desfilan por las calles y plazas de la Villa de Ferias una de las colecciones de imágenes de Cristo del siglo XVI más espectaculares de España.

Los desfiles procesionales finalizan el Domingo de Resurrección, cuando tiene lugar el Encuentro entre Cristo Resucitado y la Virgen de la Alegría, junto al Sepulcro Vacío. Tras el encuentro en la plaza Mayor, inician la procesión todas las cofradías, con disparo de cohetes y suelta de palomas y globos, mientras las bandas de cornetas y tambores interpretan el Himno de la Alegría.

Tradiciones y gastronomía
La Tierra de Medina es una comarca dedicada a la agricultura y a la ganadería en la que los productos de la tierra son la base de su gastronomía. los días de Pasión se viven en torno al sabor del potaje de garbanzos y el bacalao cocinado de mil formas en los fogones de la villa: al ajo arriero, al pil-pil, en salsa verde…

La tarde de Jueves Santo es costumbre antigua recorrer siete iglesias visitando al Santísimo en los altares preparados para ello. Pero también es antigua costumbre recorrer siete iglesias, en este caso de techo bajo, es decir, bares, mesones o tabernas donde hay que “matar judíos”, frase probablemente inspirada por Vicente Ferrer, que no es otra cosa que beberse un vaso de limonada, como se dice en Medina, o de sangría como se conoce en otros lugares. Buen vino de la tierra, limones macerados y azúcar para preparar esta bebida dulzona que se puede acompañar con una torrija, regada con miel o con almíbar que es el postre que no puede faltar estos días en ningún hogar medinense.

Y al llegar el Domingo de Pascua, un buen lechazo de la tierra o un cochinillo asado al horno de leña al estilo de Medina. Por supuesto todo ello regado con buen vino de los muchos que da la tierra. Y si de endulzarse la vida se trata, nada mejor que acercarse al obrador del convento de las Madres Clarisas donde los empiñonados, las pastas de te o los hojaldres harán las delicias de los más golosos. Este año de celebración, la “capirocada”, nuevo dulce artesanal de pasta con chocolate y una pequeña cocada, completará esta golosa oferta durante la Cuaresma y la Semana Santa.

Exposiciones con motivo del centenario
La celebración de 2011 viene marcada, además de por su redondo centenario, por la apertura de un Centro Cultural para la divulgación de las Procesiones de Semana Santa en el mundo, que lleva el título del dominico valenciano San Vicente Ferrer, que se completa con el Centro de Documentación en el Palacio Real Testamentario de Isabel la Católica. El proyecto invita al visitante a realizar un pequeño viaje a través de los sentidos al origen de la Semana Santa y a lo que representa para los españoles.

Además, desde mayo de 2011 hasta noviembre, Medina del Campo, junto con la vecina Medina de Rioseco, acoge “Passio”, exposición que abrirá un nuevo ciclo de Las Edades del Hombre en la iglesia de Santiago el Real, modelo universal de los templos jesuitas, en la que se mostrarán 180 obras del patrimonio artístico de la Iglesia que ofrecerán la representación cronológica de la pasión de Cristo en el arte de Castilla y León.

12. Lorca (MURCIA)

La Semana Santa de Lorca, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, es totalmente diferente a cualquier otra en España y en el mundo. Aquí la Virgen de la Amargura y la Virgen de los Dolores, compiten en belleza y devoción arropadas por los seguidores y cofrades del paso blanco y el paso azul, respectivamente. Pero no sólo muestran sus galas, con mantos bordados en oro y sedas por pacientes lorquinas que se afanan en esta secreta tarea durante todo el año, sino, sobre todo, en magnificencia, imaginación y despliegue de medios. Porque una de las singularidades de la Semana Santa lorquina es la peculiar mezcla que ofrece de exaltación religiosa y superproducción al mejor estilo de Cecil B. de Mille o Samuel Bronston.

Personajes de las culturas precristianas como Ptolomeo IV, Vespasiano, Domiciano, Tiberio, Moisés y hasta los mismísimos Julio César, Nerón o Cleopatra pasean en espectaculares carrozas por las calles de Lorca en un alarde politeísta y un batiburrillo histórico difícil de imaginar. Y junto a ellos, las acrobacias de carros y caballos que serían la envidia de Ben-Hur o del propio Búfalo Bill. Tras este espectáculo visual está el trabajo de todo el año, la búsqueda de los mejores caballos andaluces, gallegos y murcianos y la contratación de los más arriesgados especialistas en acrobacias. Pero, junto al espectáculo único, se impone la pasión. Y el orgullo de ser de uno de los bandos. Es el mundo dividido en dos. O Blancos o Azules. Es el fervor y la pasión cantada, gritada, exhibida como se exhibe lo que de verdad te distingue, son corros de personas a la puerta de las iglesias donde están la Dolorosa de los Azules o la Virgen de la Amargura de los Blancos, corros en donde las gargantas se jalean unas a otras, se calientan tratando de ver quién llega más lejos y más fuerte en el viva.

13. Balmaseda (VIZCAYA)

Más de 500 personas de la villa de Balmaseda se vuelcan en una de las más apasionadas representaciones de los últimos días de la vida de Jesús. Religión, tradición, promesas y cierto espíritu festivo se dan cita en el Vía Crucis Viviente, una representación que algunos sitúan en 1480, pero que está plenamente documentada desde 1771. Todo comienza en la noche de Jueves Santo cuando se representa “La Ultima Cena”, “La Oración del Huerto”, “El Juicio ante los Sacerdotes” y “El Prendimiento de Jesús”.

La escenificación se realiza en la Plaza San Severino, corazón de la villa, de gran valor patrimonial por su iglesia de San Severino de estilo gótico y que da nombre al patrón de Balmaseda, y su Casa Consistorial de estilo barroco pero dentro de un estilo clasicista. El Viernes Santo es día de la esperanza y la crueldad a partes iguales. A primeras horas de la mañana comienzan a sonar los tambores de la guardia romana y todo está listo para el “el ahorcamiento de Judas”, “Juicio de Pilato”, y desarrollo del Vía Crucis que se suceden en forma de personajes vivientes hasta “La crucifixión”. En la misma, se sitúa a Cristo crucificado y a los dos ladrones en sus cruces, con el resto de personajes. “El ahorcamieto de Judas” y “El Juicio de Pilato” , se representan en el Campo de las Monjas, conjunto monumental formado por el Convento de Santa Clara, que en la actualidad es un hotel-restaurante; la Preceptoría de Gramática, denominada Cátedra de Latinidad, convertida en vivienda particular y la Iglesia, que ha sido desacralizada para, en un futuro cercano, ser la sede de la Asociación Vía Crucis de Balmaseda. “El Vía Crucis” recorre buena parte de las calles de Balmaseda, para finalizar en el campo del Frontón donde se desarrolla “La Crucifixión”.

14. Pueblos de la Ruta de la Ribera del Duero (CASTILLA Y LEÓN)

Los pueblos de la Ruta del Vino Ribera del Duero reciben la Semana Santa siendo fieles a sus tradiciones religiosas y la ‘Pasión Barroca’ toma sus calles. Un buen momento, sin duda, para disfrutar de una Ruta que recorre el centro geográfico de Castilla y León.

Una de las mejores épocas para acercarse a la Ruta del Vino Ribera del Duero es cuando se celebran sus festividades, romerías y festivales. Y la Semana Santa es uno de sus momentos álgidos. Quizás la Fiesta más conocida sea la Bajada del Ángel, una escena conmovedora y emocionante que tiene lugar el Domingo de Resurrección en la localidad burgalesa de Aranda de Duero y que contiene reminiscencias de los Autos Sacramentales del Siglo de Oro. La celebración consiste en que un niño desciende por la portada del templo gótico de Santa María, una obra que ordenaron construir en el siglo XVI los Reyes Católicos.

La localidad de Peñafiel también sigue fiel a su tradición y nos muestra, a través de sus Cofradías y Hermandades, un esplendoroso marco que nos ayuda a comprender la belleza de las imágenes de sus pasos de Semana Santa. De igual forma, la Bajada del Ángel, Fiesta declarada de Interés Turístico Regional, es protagonista del Domingo de Resurrección. Un niño vestido de ángel desciende del interior de una bola suspendida en el aire, por encima del paso de la Virgen María para despojarle del velo negro que le cubre el rostro durante la procesión.

Solemne y austera, como marca la tradición castellana, es la Semana Santa de Roa. En este caso, mención especial merecen las procesiones del Jueves y Viernes Santo, que tienen como peculiaridad el emotivo cantar de ‘Los Sayones’. El relato cantado de la pasión y muerte de Jesús, donde participa todo el pueblo y los visitantes que lo deseen. Así, se va interpretando por las calles un cantar cuyo origen se sitúa en el siglo XVI y cuyos versos se atribuyen a Lope de Vega.

En San Esteban de Gormaz, la Semana Santa se inicia el Domingo de Ramos con la procesión y bendición de ramos, y con la imagen de la Borriquilla como protagonista. Ya el Miércoles Santo, tiene lugar el pintoresco Via Crucis de los Quintos. El Jueves Santo se celebra la procesión de la Santa Cena, lavatorio de los pies y la adoración nocturna. El Viernes Santo le toca el turno a la sobrecogedora procesión del Santo Entierro y, el Domingo de Resurrección, para terminar, la procesión del Santo Encuentro.

Otras localidades de la Ruta del Vino Ribera del Duero combinan durante la Semana Santa el arte religioso con ciertas costumbres populares. Tal es el caso de Sotillo de la Ribera, donde los soldados romanos visten de oro y sangre en sus ropajes, mientras los Nazarenos entonan estrofas y cánticos.



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