Si estamos solos 15 minutos, nos sentimos mal

Gente en la calle usa el smartphone.
NOTICIA de Javi Navarro
22.07.2014 - 22:44h    Actualizado 08.04.2023 - 09:29h

¿Nos gusta estar solos? Al parecer, y según han comprobado los científicos, estar más de 15 minutos solos nos hace sentirnos mal e, incluso, el no hacer nada puede suponer un duro sacrificio para una gran mayoría. ¿A qué se debe esto? La respuesta la encontramos en un curioso experimento llevado a cabo por investigadores de las universidades de Harvard y Virginia, en Estados Unidos.

Permanecer solos en una habitación durante un intervalo de 6 a 15 minutos, con la única compañía de nuestros pensamientos, es algo que puede llegar a incomodar, y mucho, especialmente en el caso de los hombres. Y es que, este novedoso estudio, más del 67 % de los hombres, frente a un 35 % de las mujeres, confesó preferir una descarga eléctrica antes que permanecer más tiempo pensando a solas y en un espacio donde no haya ningún tipo de distracción (teléfono, música, libros…).

 

Es habitual, sobre todo entre los más jóvenes, el estar continuamente pendientes de su smartphone, por ejemplo, cuando se viaja en autobús o en metro. Tal y como señalan los científicos, esta conducta no es más que un reflejo de la incomodidad que, a la gran mayoría, provoca el ocupar su mente solo con sus pensamientos, sin ningún otro aliado cerca (por ejemplo, un teléfono móvil, un libro…) que pueda distraernos.

Fronemofobia
Este fenómeno se conoce como fronemofobia o miedo a pensar. Para constatar su hipótesis, los investigadores realizaron varios experimentos. Para llevar a cabo el primero, contaron con la participación de unos 400 estudiantes, y para el segundo, con un centenar de voluntarios procedentes de un mercado de agricultores y de una iglesia.

En el primer grupo eran todos universitarios; en el segundo, las edades de los participantes iban desde los 18 a los 77 años. Contrariamente a lo que pueda pensarse, los investigadores aseguran que los teléfonos inteligentes no son los responsables de este miedo a pensar o a quedarnos a solas con nuestros pensamientos, sino simplemente se han convertido en un buen aliado para tener siempre algo que hacer.

 

La mayoría de los participantes aseguró haberse sentido incómodo durante los 15 minutos de aislamiento, con dificultades incluso para pensar o concentrarse. Un tercio reconoció haber caído en la tentación de usar el teléfono o escuchar música. Cuando a los participantes se les ofreció la posibilidad de romper el aislamiento temporal a cambio de recibir una descarga eléctrica, la respuesta fue, sin duda, sorprendente. Y es que un 67 % de los hombres, frente a un 25 % de las mujeres, no dudaron en decir que sí al castigo con tal de romper la soledad y el aislamiento.

Una segunda fase de estudio dividió a los participantes en dos grupos: uno continuaría pensando en soledad y el otro debía estar el máximo tiempo haciendo una actividad (escuchar música, leer) pero a solas. Los del segundo grupo aseguraron haberse sentido más a gusto.

Causas biológicas
Lo cierto es que nos gusta soñar despiertos, pero cuando es de una forma espontánea, no impuesta, aseguran los autores de este curioso estudio. Aunque nuestra mente tiene la capacidad de desconectar, lo cierto es que no lo hacemos muy a menudo ni durante mucho tiempo. Esto, como añaden los investigadores, tiene su respuesta en la propia evolución de la menta para estar más implicada en el mundo que la rodea. De hecho, en nuestra vida cotidiana, pasamos más tiempo viendo la televisión o leyendo que pensando.



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