Peleles contra la muerte súbita
Los padres del recién nacido no paran de acercarse con sigilo una y otra vez a la habitación del pequeño para comprobar si respira. También los hay que colocan la cuna en su habitación con la esperanza de darse cuenta si se produce algún tipo de parada respiratoria e intervenir antes de que sea demasiado tarde. A la ausencia de explicaciones sólidas se le puede achacar una buena parte del terror que produce el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Este síndrome supone la primera causa de muerte en niños de entre un mes y un año y, a pesar de los años de investigación dedicados a esta materia, aún no se ha logrado dar con las causas que lo provocan. Aunque sí con tecnologías que lo detecten y alerten de ello.
No obstante cabe vislumbrar un atisbo de esperanza gracias a un pelele innovador diseñado por científicos alemanes. Este tipo de pijama integrará un sistema de sensores que advierte a los padres si el niño deja de respirar. La pieza clave del sistema es un circuito impreso elástico apenas perceptible que se ajusta al torso del bebé. Los responsables de su diseño han sido investigadores del Instituto Fraunhofer de Fiabilidad y Microintegración (IZM) de Berlín (Alemania). Para demostrar una de las múltiples aplicaciones posibles del circuito elástico, el equipo científico lo dotó de dos sensores comerciales e integró el sistema al completo en un pelele que permite vigilar la respiración en el pecho y la barriga.
De poliuretano
El circuito impreso está fabricado en poliuretano (PU), un material asequible utilizado habitualmente en recubrimientos de superficies, como sellador o a modo de material de acolchado. “El circuito impreso que hemos desarrollado puede fabricarse mediante procesos industriales comunes y por lo tanto es posible generarlo en grandes cantidades y con un coste aceptable”, afirmó Manuel Seckel, científico del IZM. “Además, los componentes pueden instalarse en él con tanta precisión como en un circuito impreso normal gracias a la estabilidad del sustrato elástico durante su procesado. En este aspecto se distancia de la electrónica basada en tejidos, en la que cabe esperar una desviación de hasta cinco milímetros en una superficie de medio metro”.
Los científicos debieron sortear varias dificultades para lograr el nivel de precisión necesario. Una de ellas fue aprender a manejar y procesar el poliuretano. “Al igual que los tejidos elásticos, los circuitos impresos de PU presentan complicaciones durante su fabricación debido a su tendencia a cambiar de forma. Para sortear este problema desarrollaron un sistema de soporte sobre el que se sitúan y procesan los circuitos impresos de PU para después ser retirado”, ha explicado Seckel. Distintas entidades industriales ensayan ahora este método nuevo.
Otros usos
El pelele es sólo una aplicación de las muchas posibles para los circuitos impresos flexibles. Por ejemplo, esta tecnología podría utilizarse también para iluminar suavemente el tapizado del techo de los coches, por ejemplo con formas de estrellas. También podría aplicarse a las vendas empleadas en las quemaduras. Las vendas de PU utilizadas con este fin y dotadas de sensores integrados podrían ayudar a los profesionales de enfermería a determinar la ubicación ideal del vendaje.
El circuito impreso elástico también se utiliza en una venda desarrollada por científicos dedicados a la medicina de la Universidad de Heidelberg en colaboración con investigadores del Instituto Fraunhofer. En el futuro, los médicos podrían utilizar estas vendas para comprobar el funcionamiento de los riñones de sus pacientes. Hasta ahora dicho ensayos pasan por la inyección de una sustancia que únicamente el riñón es capaz de descomponer para a continuación tomar muestras de sangre cada media hora durante tres horas en total. Si el riñón está sano descompondrá casi al completo dicha sustancia en el plazo de tres horas. En caso contrario sólo logrará reducir lentamente su concentración. Una venda dotada de un circuito impreso de PU, un LED azul y un detector podría evitar a los pacientes una buena cantidad de inyecciones y además mejorar enormemente la precisión de esta prueba.
Diagnóstico más preciso
Al igual que el proceso utilizado hasta ahora, la investigación comienza con la inyección de una sustancia, en este caso un colorante orgánico. El LED azul provoca que este colorante muestre su fluorescencia y brille, circunstancia que permite que sea captado por el detector ubicado en la venda. Al descomponerse el colorante natural en los riñones, la concentración de radiación fluorescente también se reduce. “La venda permite que los médicos controlen de forma continua la concentración de la sustancia de ensayo y de este modo puedan emitir un diagnóstico más preciso que el que se logra mediante las comprobaciones tradicionales. Además, los costes de la prueba podrían reducirse en hasta un 60 %”, aseguró Seckel.
Ya se ha planeado la realización de ensayos clínicos para esta invención que podrían facilitar enormemente la vida a los pacientes y a los médicos, si bien aún deberán pasar entre tres y cinco años hasta que la venda pueda utilizarse para comprobar la salud renal.