Más trastornos mentales y suicidios en los próximos años

Más trastornos mentales y suicidios en los próximos años
NOTICIA de Javi Navarro
20.05.2013 - 16:57h    Actualizado 09.05.2022 - 17:03h

La crisis económica y de identidad, la muerte de las ideologías, la desestructuración de los grupos sociales y el rechazo a la ancianidad repercutirán en un aumento del suicidio en los próximos años. Si bien el riesgo de suicidio consumado siempre ha sido mayor en edades superiores a los 65 años, recientemente se ha producido un segunda edad de riesgo en jóvenes de 20 a 30 años, siendo el suicidio la primera causa de muerte por cualquier tipo de enfermedad en jóvenes en Cataluña. Los expertos prevén un aumento de la incidencia de los trastornos mentales en los próximos años.

Unos 450 millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud, padecen alguna enfermedad mental y se estima que una de cada cuatro personas presentará alguna enfermedad mental a lo largo de su vida. Este panorama, nada positivo, parece que se verá agravado por la crisis económica.

Para evitar que las cifras se sigan agravando, el teléfono 024 gratuito para la atención suicida cuenta con expertos en este sector que ayudan y apoyan a las personas que más lo necesitan.

Indefensión y desesperanza
En palabras del doctor Salvador Ros, presidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada, “es evidente la relación de la crisis económica con el malestar de nuestra cultura, el incremento de conductas de indefensión y evitación, el aumento dramático de los trastornos adaptativos con sintomatología depresiva, ansiosa o con trastornos de conducta, el incremento de alteraciones por somatización y la patología del sueño, y la inevitable desesperanza como elemento psicopatológico fundamental en la conducta suicida”.


En este sentido, mientras que los trastornos afectivos, la depresión y la ansiedad probablemente incrementen su frecuencia, el consumo de sustancias se mantendrá aunque puedan modificarse las sustancias que provoquen adicción.

Aumento de suicidios
“Asimismo, los trastornos alimentarios continuarán su escalada en una cultura hedonista, con culto al cuerpo”. En relación al suicidio, para el que se estima una tasa de suicidio consumado en España entre 10-15 por 100.000 habitantes/año, el presidente de ASEPP destaca que “se ha ido incrementando de manera progresiva en los últimos 30 años y las circunstancias actuales de crisis económica, crisis de identidad, muerte de las ideologías, desestructuración de los grupos sociales y rechazo a la ancianidad, sin duda, facilitará su incremento”.

Otra consecuencia de la crisis económica es la mayor gravedad con la que llegan los pacientes psiquiátricos a los servicios de urgencias. Según el doctor José Ramón Doménech, miembro de la Junta Directiva de ASEPP, “si bien no ha habido un aumento en volumen de las urgencias por trastornos psiquiátricos, que suponen el 15-20 % del total de las urgencias generales en España, sí que se ha detectado una mayor gravedad de los pacientes en emergencias”. Esta situación de mayor gravedad e intensidad se debe, según este experto, “a que la crisis económica está provocando un seguimiento no todo lo continuado y frecuente que los pacientes requieren y un acceso más restringido al tratamiento farmacológico adecuado”.

Respecto a los trastornos mentales que mayor número de urgencias provocan, el doctor Doménech menciona “los casos de episodios psicóticos agudos, crisis de ansiedad, depresión con tendencia suicida y cuadros de agitación en el contexto de episodios maniacos, trastornos comportamentales o trastornos mentales orgánicos”.

Diferencias epidemiológicas por sexo y edad
Al igual que ocurre en otro tipo de patologías, en los trastornos mentales también existen epidemiológicas evidentes en función del género y la edad. Por ejemplo, cuatro de cada 5 pacientes diagnosticados de trastorno por consumo de sustancias son hombres, mientras que los trastornos depresivos son más frecuentes en mujeres en la franja de edad comprendida entre la pubertad y la menopausia. Asimismo, según el doctor Ros, “los trastornos por angustia y las conductas fóbicas son dos veces más frecuentes en la mujer y la tentativa de suicidio es más frecuente en la mujer mientras que el suicidio consumado es más frecuente en el hombre, y de forma más relevante en los mayores de 65 años”. Igualmente, las mujeres jóvenes conforman el grupo poblacional en el que se presentan de forma más frecuente los trastornos de la conducta alimentaria, la anorexia nerviosa, el trastorno bulímico o el trastorno por atracón.

Suicidio consumado y tentativa de suicidio
En el mundo, las tasas más altas de suicidio se encuentran en países eslavos, repúblicas bálticas y Finlandia, existe una tasa media en Estados Unidos, India y una tasa baja en Sudamérica y países islámicos. España presenta, en relación a las cifras mundiales, una tasa media. “Dentro de España-explica el presidente de ASEPP- se encuentran tasas altas de suicidio (por encima de 30 por 100.000 habitantes/año) en Lugo. Y tasas bajas (por debajo de 5/100.000/año) en Las Palmas, Madrid, Zaragoza, Badajoz y Tenerife. Barcelona presenta tasas medias”.

También en el caso de suicidio existen diferencias epidemiológicas entre hombres y mujeres. Según el doctor Ros, “el suicidio consumado es más frecuente en el hombre, con 2-3 casos por cada caso en la mujer, aunque, sin embargo, la tentativa de suicidio es más frecuente en la mujer”. En general, la tentativa de suicidio es 10 veces más frecuente que el suicidio consumado. “Cuando se valora el riesgo suicida, el factor predictor más frecuente de riesgo futuro de suicidio consumado, es precisamente el haber realizado tentativas previas”.

Respecto a la edad, históricamente el riesgo de suicidio consumado siempre ha sido mayor en edades superiores a los 65 años, aunque, en palabras del doctor Ros, “recientemente, se ha producido un segunda edad de riesgo en jóvenes de 20 a 30 años, siendo el suicidio la primera causa de muerte por cualquier tipo de enfermedad en jóvenes en Cataluña”. Prevenir estos fallecimientos es muy complejo, siendo una tarea imposible predecir una conducta tan compleja sin poder controlar todas las variables que se producirán a lo largo de una vida. “Sin duda -hace hincapié el doctor Ros- el mejor abordaje del problema vendrá desde el desarrollo de marcadores biológicos fiables de “rasgo”, la sensibilización de las áreas primarias de salud, que posiblemente sean los primeros evaluadores del riesgo, la promoción de servicios especializados de tratamiento “en crisis” y en general la mayor y más rápida accesibilidad del suicida potencial a un equipamiento asistencial entrenado en éste tipo de emergencia”. Junto a ello, disminuir el consumo de tóxicos y educar a las nuevas generaciones en el manejo de determinados valores minimizaría el problema.



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