Marshall McLuhan, un visionario que adivinó la influencia de los medios online para la comunicación
Marshall McLuhan era un visionario que en los años sesenta ya avanzó la influencia de los medios electrónicos de comunicación. Expertos de todo el mundo han aprovechado el centenario de su nacimiento para encontrarse en Barcelona y reflexionar sobre los puntos capitales de su obra y contraponerlos con el ecosistema mediático actual. Doscientos especialistas de todo el mundo han participado los días 23, 24 y 25 de mayo en un encuentro internacional que, bajo el título «McLuhan Galaxy Conference. Understanding Media, Today», han organizado el Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC y la Facultad de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra con la colaboración del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.
El congreso ha conmemorado el centenario del nacimiento de Marshall McLuhan (1911-1980). La efeméride ha servido de excusa para que a lo largo de este año se celebren por todo el mundo actividades que recuerden la figura y la obra de este teórico de la comunicación que reflexionó sobre la influencia de los medios electrónicos de comunicación en la sociedad posindustrial.
Además de en Barcelona, también se celebran congresos en ciudades como Berlín, Nápoles, Katowice (Polonia) y Roma. En ellos se habla de la irrupción de los medios interactivos, de la convergencia entre los medios tradicionales y las nuevas tecnologías y de las innovaciones comunicativas, un contexto en plena transformación que permite revisar las ideas de McLuhan y confrontarlas con el ecosistema de los medios contemporáneos. Al otro lado del Atlántico también se celebran actividades similares. Apenas al inicio del congreso, Robert Logan, miembro del Comité del Centenario McLuhan y profesor de la Universidad de Toronto -donde el popular semiólogo canadiense fundó y dirigió el Centro de Cultura y Tecnología- invitó a los asistentes al congreso internacional McLuhan Then, Now and in the Future, que los días 8, 9 y 10 de noviembre tendrá lugar en esta universidad canadiense.
El certamen organizado por la UOC y la UPF -la rectora de la UOC, Imma Tubella, lo definió como una joint venture- incluía casi un centenar de comunicaciones distribuidas en veinte sesiones académicas que por las mañanas se impartían en el Campus de la Comunicación-poblenou de la UPF y en el edificio Media-tIC, sede del IN3, mientras que por las tardes las sesiones de carácter más divulgativo, abiertas al público, se celebraban en el CCCB.
Entre los expertos reunidos en Barcelona había personalidades como Manuel Castells (IN3/uOC), Paul Levinson (Universidad de Fordham, Nueva York), Derrick de Kerckhove (IN3/uOC), Ursula Heise (Universidad de Stanford), Robert K. Logan (Universidad de Toronto), Javier Díaz Noci (UPF), Dominique Scheffel-dunand (Universidad de Toronto), Bruce Powe (Universidad de York) y Carlos A. Scolari (UPF), entre otras. Todos ellos conocen bastante bien el trabajo de McLuhan -algunos como de Kerckhove o Powe lo trataron personalmente-, el problema aparece cuando se traspasa la frontera académica y la obra de este semiólogo topa con el desconocimiento de buena parte de la opinión pública.
Poco conocido pero vigente
Woody Allen trató de manera irónica esta ignorancia: «He escuchado lo que decía. Usted no sabe nada de mi obra. En su boca mis ideas suenan a falacias», dijo McLuhan en un mítico cameo en la película Annie Hall, cuando el personaje que interpreta Allen -alvy Singer- aprovecha la presencia del teórico de la comunicación para contrariar a un pedante que lo citaba gratuitamente.
«Incluso cuando estaba en el cénit de su fama, pocos de los que comentaban sus escritos comprendían del todo lo que quería decir», aseguró el escritor Lewis H. Lapham en la introducción de Comprender los medios de comunicación (Paidós, 2009), una de sus obras capitales. En este sentido, los expertos del congreso han advertido que, más allá de conceptos tan populares como «el medio es el mensaje», «vecindad universal»o«galaxia Gutenberg»,elconjunto de su obra es poco conocido. «En el centenario de su nacimiento, la gente sigue hablando y escribiendo de oídas sobre Marshall McLuhan», escribió el periodista e historiador Borja Martínez en la revista Leer el pasado febrero, en un número que le dedicaba la portada. La publicación, que se repartió entre los asistentes al congreso, ya adelantaba muchos de los temas que se abordaron en Barcelona. «De lo que se trata es de abrir, debatir y actualizar el pensamiento de McLuhan, porque no creo que las nuevas generaciones lo hayan leído, ni que mucha gente que trabaja en los medios de comunicación sepa nada de su trabajo», afirmó Juan C. Insúa Sigeroff, director del CCCBLab.
Al otro lado de este desconocimiento, los que han profundizado en su corpus teórico no dejan de encontrar alicientes. «Leerlo hoy es más excitante que cuarenta años atrás, cuando lo conocí», admitió Logan, que trabajó a su lado durante seis años. «McLuhan merece una segunda y tercera lectura, porque cuanto más se lee más se profundiza en su trabajo y se descubren cosas nuevas», explicó. Logan recomendó a los asistentes, tal y como les dice a sus alumnos, que empleen las nuevas tecnologías a la hora de iniciarse en este viaje: «Les sugiero que primero vayan a la sección McLuhan en YouTube y lo escuchen. Y que tan sólo después empiecen a leerlo». «Sus escritos -advirtió- se tendrían que leer no tanto como bibliografía, sino como un registro de divagaciones de su mente. Si se hace así se comprenden mejor».
Este mismo profesor recordó que McLuhan no dejaba indiferente a nadie y que sus estudios y reflexiones rompían los patrones convencionales. «Él trabajaba a la inversa, iba de los efectos a las causas. Esto explica muchas de sus ideas». Logan explicó que McLuhan se veía a él mismo como un detective que a partir de los indicios intentaba descubrir quién era el autor del crimen: «Los indicios son los efectos. Y el que ha perpetrado el crimen es la causa».
Otro de los aspectos en el que suelen coincidir los asistentes al congreso es que con el paso del tiempo sus estudios, más que quedar en el olvido, adquieren un mayor valor. La explicación es muy sencilla: McLuhan se avanzó a su tiempo. «El 80 % de lo que decía eran ideas nuevas», recordó Logan. Esto permite entender que en la era de internet las teorías de McLuhan sean más vigentes que nunca. «Comprendo mejor a McLuhan ahora que hace veinte años. Es más fácil entenderlo en el contexto de la comunicación actual», admitió Imma Tubella en la inauguración del congreso.
«A lo largo de su vida, McLuhan no elaboró un cuerpo teórico organizado, pero sí que tuvo una serie de intuiciones realmente muy importantes sobre lo que está pasando hoy. Cuando leía sus libros, me parecía que tenían que ver con algo que estaba a punto de llegar», explicó Insúa. El director del CCCBLab se refirió a la efervescencia de aspectos, todos ellos relacionados con la red, que McLuhan ya avanzaba: «Hay una serie de cuestiones capitales como la propiedad intelectual en la era del capitalismo cognitivo, la inteligencia colectiva o el funcionamiento de las redes sociales a las que McLuhan ya se anticipó».
Internet y el cambio social
Las reflexiones sobre las teorías visionarias de McLuhan no pueden dejar de lado, sino todo lo contrario, la aparición y consolidación de internet. Una de las conferencias más esperadas del congreso fue la de Manuel Castells, director del IN3, que además de hablar de la importancia de la red también recordó que McLuhan «siempre ayudaba a la gente a pensar diferente» y que, por lo tanto, «honrando a McLuhan se honra la creatividad».
Al igual que McLuhan hizo en su tiempo al hablar de la influencia de los medios electrónicos de comunicación en el ser humano, Castells reflexionó sobre internet como «la plataforma de un cambio social». El ponente recordó que mientras se celebraba el congreso se producían las manifestaciones de los ciudadanos «indignados» en diferentes partes del país, «un movimiento social que está intentando repensar la política y la sociedad en general, pero que no podría tener lugar sin internet». «Internet es absolutamente esencial en todo aquello que hacemos», afirmó, para después apuntar que se trata de una «cultura de producción y de libertad» que se ha expandido -sobre todo desde los años noventa- por todo el mundo. «El 80 % del planeta está conectado», señaló.
Para Castells, los factores clave de esta nueva cultura son la individualización (entendida como la producción de ideas, proyectos y acciones desde el punto de vista del sujeto) y el trabajo en red. También citó estudios que demostraban la relación entre la red y una mayor autonomía de los sujetos, así como entre el uso de internet y un mayor índice de felicidad de sus usuarios.
Castells criticó los discursos que apuntan a una alienación de las masas y se refirió al hecho de que aquellos que están conectados no dejan de tener su propia vida personal. «Es una hibridación constante entre el off line y el on line», argumentó. «No es una sociedad virtual, sino una virtualidad real», afirmó, ejemplificándolo con un tema que ha estudiado a fondo, como es el de las recientes revoluciones en el mundo árabe «donde mucha gente empezó a juntarse en la red para debatir cómo cambiar el mundo, y de allí ya fueron a las barricadas, a un espacio físico». Una revolución popular surgida de una revolución digital previa. Todo un fenómeno que, sin ningún tipo de duda, un visionario como Marshall McLuhan seguramente ya había intuido.