Los titulares crecen más y antes
Diversos estudios sobre futbolistas de categorías pertenecientes a edades inferiores ya habían demostrado que el vigor, la rapidez y la capacidad de auto-orientarse y de adelantarse son los rasgos que caracterizan a aquellos que juegan en los mejores equipos. A lo que hay que añadir el porcentaje graso, la potencia aeróbica, la tolerancia al agotamiento y la capacidad de driblar. El biólogo Jaime Zubero ha extrapolado los citados estudios a Bizkaia, ratificando dichos resultados, en una tesis presentada en la UPV/eHU.
El estudio denominado La importancia de las características antropométricas y fisiológicas de los futbolistas jóvenes de categoría superior en el proceso de selección concluye además que hay otros factores a tomar en cuenta, como el periodo del año en el que ha nacido el joven. Asimismo, centrándose en los equipos de categoría superior, ha descrito las diferencias entre los titulares y los no titulares.
El investigador ha analizado equipos con futbolistas de edades comprendidas entre 10 y 14 años (categorías alevín e infantil) a partir de muestras de jugadores pertenecientes a plantillas de alto rendimiento como son los equipos de Sorbide (centros que gestionan el fútbol base) de la Fundación Athletic Club, y categorías más humildes (clubes de Galdakao y Ugao). A su vez, los futbolistas se han clasificado en cuatro franjas de edad según su año de nacimiento y han incluido un grupo de control.
Superiores vs los demás
“Los jugadores de los equipos de Sorbide han arrojado mejores datos tanto de los de otros equipos como de la población de control. Concretamente, tienen menor contenido graso, mayor porcentaje muscular, son más rápidos y vigorosos, más hábiles con el balón y gozan de una mayor capacidad aeróbica. Sin embargo, la relación entre peso, altura y la calidad del futbolista no es tan evidente”, explica el estudio. De hecho, los jugadores de 10-11 años de los centros Sorbide manifestaron más delgadez que los jóvenes de la población control. Sin embargo, los futbolistas de 12-13 años y 13-14 años eran más altos y pesados.
En cuanto a otras diferencias, Zubero ha estudiado la edad exacta (decimal) de cada joven, así como la distribución de sus fechas de nacimiento a lo largo del año. “Hemos observado que los jugadores de Sorbide tienen mayor edad decimal, y que, si consideramos el año de nacimiento en su totalidad, nacen en fechas más tempranas”, afirma el trabajo.
Por lo tanto, el investigador ha concluido que en los futbolistas vizcaínos de entre 10 y 14 años ocurre el denominado “efecto de edad relativa”. Es decir, si bien es cierto que los futbolistas de los Sorbide obtienen mejores resultados, cabe la posibilidad de que esto se deba, precisamente, a que son mayores. De hecho, la tesis recalca que en este periodo (de los 10 a los 14 años) “las diferencias que puedan existir en cuanto a edad y nivel de madurez, por muy pequeñas que sean, pueden acarrear grandes disparidades en cuanto a características antropométricas y fisiológicas”.
Titulares vs no titulares
Zubero ha analizado, a su vez, las diferencias existentes entre los propios jugadores de los Sorbide, así como si estas guardan relación con el hecho de ser titular o no. Los resultados muestran que los titulares tienen menor contenido graso y son más fuertes y rápidos. Además, las variaciones ocurridas a lo largo de la temporada han demostrado que los titulares desarrollan sus capacidades físicas de una manera mucho más notable. “Es especialmente llamativa la estrecha relación entre la mejora en la velocidad y el hecho de ser titular”, señala el experto.
Si se observa la edad decimal y el nivel de madurez, los titulares y no titulares de los equipos de los Sorbide han arrojado datos semejantes. Por lo tanto, el investigador sugiere que los titulares van más avanzados en cuanto a su desarrollo corporal, y que por esta razón su evolución física a lo largo de la temporada es mucho más llamativa.
Considerando todos estos datos, Zubero realiza en su tesis una recomendación para los entrenadores y los técnicos: “En las pruebas de selección hay que considerar las diferencias en el proceso de desarrollo de cada uno de los niños y adolescentes”.