Los peligros de las alergias al volante

Los peligros de las alergias al volante
NOTICIA de Javi Navarro
28.03.2010 - 09:33h    Actualizado 15.12.2022 - 09:17h

Cambiar el filtro del polen anualmente es invertir en salud, puesto que cambiar el filtro para el habitáculo antes de la temporada de polen puede evitar alergias. Además, también es invertir en seguridad, puesto que un conductor con los ojos llorosos y que está estornudando continuamente se pone en peligro a sí mismo, a sus pasajeros y a los otros usuarios de la carretera. A 80 km/h, un conductor recorre una distancia de aproximadamente 24 metros cuando sus ojos están cerrados debido a un estornudo.

Alergia al conducir

Casi todos los automóviles están equipados con filtro para el habitáculo que deberá filtrar eficazmente las sustancias nocivas que se encuentran en suspensión en el aire; además, los coches equipados con aire acondicionado vienen siempre con un filtro para el habitáculo. No obstante, la capacidad de absorción de estos filtros es limitada. Si el filtro está sobrecargado de partículas, ya no podrá realizar su función de filtración y la suciedad que ha sido filtrada volverá a la corriente de aire.

Por otro lado, las sustancias acumuladas en el circuito de climatización son un lugar de incubación para moho y bacterias. Por tanto, Bosch recomienda cambiar los filtros para el habitáculo en un taller cada 15.000 kilómetros o, al menos, una vez al año.

Los filtros obstruidos con sustancias pierden su eficacia

Según Bosch, el mejor momento para cambiar los filtros es en la primavera. Esto se debe a que, por una parte, en otoño e invierno el filtro para el habitáculo trata con una cantidad elevada de humedad, pero por la otra parte el sistema de filtrado debe ser particularmente eficaz al inicio de la temporada de polen.

Cambio filtro polenEl filtro para el habitáculo estándar atrapa incluso partículas respirables con un diámetro inferior a 0,0025 mm. Hay la posibilidad de optar por un filtro de carbón activo Bosch, mucho más eficaz que adicionalmente también puede filtrar casi completamente olores desagradables y gases nocivos. Ambos son intercambiables. En cualquier caso, reemplazar regularmente este componente del vehículo, muy efectivo pero discreto, es una buena inversión en la salud de toda la familia con un coste moderado. Según el tipo de vehículo, un filtro para el habitáculo nuevo cuesta entre tres y diez céntimos de euro al día.

Protección de la salud de los niños

Como los aspiradores, los coches aspiran el aire en la parte frontal del vehículo. El humo que sale de los vehículos que tenemos delante, el polvo fino y el hollín del diésel, y desde luego el polen, bacterias y óxidos de nitrógenos, pueden llegar al interior del habitáculo. Especialmente en condiciones de tráfico urbano, la concentración de estas sustancias tóxicas en el vehículo suele ser mucho mayor que en un lado de la carretera. Estas concentraciones elevadas de sustancias tóxicas afectan particularmente a los niños que viajan en el vehículo. La protección de la salud es una prioridad importante, especialmente para familias jóvenes con niños pequeños.

Reemplazar anualmente el filtro para el habitáculo asegura una reducción importante de sustancias tóxicas en el habitáculo de pasajeros durante todo el año.

Aire limpio en el interior

Además de proteger su salud, los filtros interiores tienen otras ventajas. El filtro proporciona una seguridad adicional a los conductores que padecen alergia al polen. Un conductor con los ojos llorosos y que está estornudando continuamente se pone en peligro a sí mismo, a sus pasajeros y a los otros usuarios de la carretera. A 80 km/h, un conductor recorre una distancia de aproximadamente 24 metros cuando sus ojos están cerrados debido a un estornudo y, cuando el tráfico es intenso, conducir con los ojos cerrados es peligroso. Los filtros para el habitáculo reducen el polen de forma eficaz para que los alérgicos al polen puedan conducir cómodamente. Incluso cuando se conduce por túneles y en atascos, el filtro proporciona un aire notablemente más puro en el interior del habitáculo. Esta mejora en la calidad del aire aumenta la capacidad de concentración del conductor. Un filtro nuevo también evita que se empañen las lunas.

La alergia altera el sueño y provoca somnolencia diurna, que provoca 3 de cada 10 accidentes de tráfico

Obstrucción nasal, ocular y estornudos son síntomas de rinitis alérgica, que como otras muchas enfermedades crónicas, favorecen los trastornos del sueño. La rinitis alérgica (RA) afecta a entre el 10 % y el 40 % de la población española según ha demostrado el Estudio SOMNIAAR (realizado a 2.275 pacientes), más de la mitad de los pacientes con rinitis alérgica tiene mala calidad del sueño y uno de cada cinco sufre somnolencia diurna excesiva por esta causa. “El sueño se altera en los pacientes con rinitis alérgica con los consiguientes efectos sobre el rendimiento durante el día y la calidad de vida relacionada con la salud”, explica el doctor Carlos Colás, jefe de Servicio de Alergología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza y principal investigador del estudio.

En esta época del año, en la que los desplazamientos por carretera son muy frecuentes, debemos prestar especial atención ya que según datos de la Comisión Europea, la somnolencia está implicada en un 30 % de los accidentes de tráfico. Además, la relación somnolencia-accidentes de tráfico es directamente proporcional al número de horas dormidas: a menos horas de sueño, más accidentes. En esta misma línea el estudio demostró que la frecuencia de accidentes de tráfico previos también era mayor en los pacientes con mala calidad del sueño, de forma que “el 65 % de los pacientes con antecedentes de accidentes de tráfico previos tenían mala calidad de sueño en el momento del estudio”.

Estudio SOMNIAAR

Con el objetivo de evaluar la calidad del sueño y somnolencia diurna en pacientes con RA y estimar su relación con la gravedad de la enfermedad de acuerdo a las clasificaciones convencionales y modificadas de la Guía ARIA (Rinitis Alérgica y su impacto en el Asma) se realizó un estudio prospectivo, observacional y multicéntrico en 2.275 pacientes adultos españoles con RA. De ellos el 50,2 % tenía diagnosticada rinitis persistente y el 49,8 % rinitis intermitente.

Sobre los síntomas, en el 87,6 % de los casos eran moderados-severos, y el 12.4 % leves. El resultado mostró que un 52,8 % tenía mala calidad del sueño (más frecuente en los casos en los que hay obstrucción nasal y asma concomitante, síntomas más intensos), y un 21,1 % sufría de somnolencia diurna excesiva.

En España no se había evaluado concienzudamente la calidad del sueño en los pacientes con rinitis alérgica hasta que se llevó a cabo el estudio. En él participaron 127 investigadores, especialistas en Alergología y Otorrinolaringología, de 104 centros distribuidos de forma homogénea por toda la geografía española.

El estudio contó con el aval científico de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL). “Es importante remarcar cómo la colaboración entre distintas especialidades -en este caso la Alergología y la Otorrinolaringología-, aunando esfuerzos puede proporcionar grades logros, difíciles de alcanzar de forma independiente o por separado”, subraya el doctor Colás.

Todos los datos se recogieron en una única visita. En la muestra había un ligero predominio de mujeres y el promedio de edad fue de 36 años. Para valorar la calidad del sueño se utilizó el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburg (PSQI, de sus siglas en inglés) cuya escala ofrece una puntuación que oscila entre 0 y 24 puntos y se considera patológica cuando supera los 5 puntos.

El trabajo de campo del estudio concluyó en 2009 y el análisis completo de los datos un año después. En 2010 fue presentado de manera preliminar en el Congreso de la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica (EAACI) y en la reunión anual de la Asociación Aragonesa de Alergia. El estudio SOMNIAAR ha sido recientemente aceptado para publicación en una de las tres revistas médicas de alergia más prestigiosas del mundo, el Clinical and Experimental Allergy.

Antihistamínicos: los “falsos culpables” y efectos

El estudio también evaluó los efectos adversos debidos al uso de antihistamínicos y su efecto en las actividades de la vida diaria. Con respecto a los tratamientos que habían recibido los pacientes o que estaban recibiendo en el momento de la consulta, destaca la utilización de los antihistamínicos, y de manera casi exclusiva, los de segunda generación. “La somnolencia que pueden producir estos últimos es muy baja e incluso nula dependiendo del perfil de paciente, de modo que su administración no debe suponer un riesgo para los alérgicos que en cualquier momento quieran o deban conducir”, comenta el alergólogo. “De hecho, sólo el 25.7 % de los encuestados contesto afirmativamente a la pregunta sobre si relacionaba los efectos adversos de su patología con el tratamiento prescrito. Por el contrario, aquellos que se encontraban en tratamiento con alguno de los antihistamínicos no sedantes de segunda generación tenían mejor calidad de sueño”, incide Colás.

Este experto también explica que “las causas del exceso de somnolencia diurna en rinitis alérgica no se deben sólo a la afectación del descanso nocturno ni a los efectos secundarios de la medicación -cada vez menos frecuentes con las nuevas opciones terapéuticas-, sino a la naturaleza de la propia enfermedad, de forma que determinadas substancias que se generan como consecuencias de la inflamación alérgica (citocinas) ejercen un efecto directo, favoreciendo dicha somnolencia”.



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