Los michelines de la tripa no se pierden con ejercicio
Si haces mucho ejercicio físico, ¿compensas las grasas y michelines de la tripa por una dieta desequilibrada? “Hasta ahora se pensaba que era así, pero hemos comprobado que no”, afirma con rotundidad Idoia Labayen, investigadora principal de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Según las últimas investigaciones, independientemente de las calorías consumidas e independientemente de la actividad física realizada, un porcentaje excesivo de grasa en la dieta da lugar a una mayor acumulación de grasa en el abdomen.
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Grasa abdominal
El objetivo ha sido estudiar qué papel ejerce el componente lipídico, es decir, la grasa de la dieta, en la acumulación de grasa abdominal en los adolescentes. La acumulación de grasa en el abdomen es la más perjudicial para la salud ya que incrementa el riesgo de padecer problemas cardiovasculares, diabetes mellitus, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, etc.
Un estudio en adolescentes
Sin embargo, hasta ahora no existían trabajos previos que examinaran el papel de la composición de la dieta en el exceso de grasa abdominal en una etapa tan crítica del desarrollo como la adolescencia. “Los adolescentes son un grupo de riesgo en cuanto a estilos de vida se refiere, puesto que empiezan a tomar sus propias decisiones con lo que quieren o no quieren comer, y viven también una etapa en la cual muchos de ellos dejan de hacer deporte”, señala Labayen.
Los autores trabajaron con una submuestra de 224 adolescentes que participaron en el estudio HELENA, financiado por la Comisión Europea, en los que se midió con precisión la grasa abdominal mediante absorciometría dual de rayos X, además de los hábitos dietéticos y la actividad física.
Grasa corporal
Los expertos habían propuesto que las dietas con elevado contenido graso podían incrementar el riesgo de obesidad, incluso sin aumentar el aporte calórico total. Es decir, que independientemente de las calorías totales consumidas, un porcentaje excesivo de grasa en la dieta podría dar lugar a un mayor porcentaje de grasa corporal.
Resultados del estudio
Los resultados de este estudio confirman dicha hipótesis y demuestran que el porcentaje de grasa de la dieta se asocia significativamente con un aumento de adiposidad abdominal y que, además, esta relación es independiente de los niveles de actividad física que realizan los adolescentes.
“A pesar de que normalmente la actividad física es un factor de prevención, en este caso en particular, no consigue contrarrestarlo. Estos resultados apuntan al aporte graso de la dieta como un factor clave de riesgo de adiposidad abdominal en los adolescentes e independiente de la actividad física”, subraya Labayen.
Los michelines esconden el secreto para estar delgado
Los inmunocitos de los ‘michelines’ podrían tener la llave de la inmunidad frente a la obesidad. Una investigación ha descubierto un potencial aliado en la lucha contra la obesidad. Este aliado se encuentra en nuestros michelines y se trata de un tipo de linfocito antitumoral que protege frente a la obesidad y el síndrome metabólico que conduce a la diabetes.
Sus resultados indican que, con la obesidad, los humanos pierden células T citolíticas naturales invariantes (iNKT, invariant natural killer T cells), vitales para la inmunidad. Sin embargo, estas pueden restituirse con la pérdida de peso. Gracias a su descubrimiento se ha podido demostrar que las terapias que activan las células iNKT pueden ayudar en el tratamiento de la obesidad, la diabetes y la enfermedad metabólica. Los resultados del trabajo se han publicado en la revista Immunity.
La obesidad constituye una preocupación cada vez mayor en la Unión Europea. Según las estadísticas, entre el diez y el treinta por ciento de los adultos son obesos, mientras que entre un treinta y un setenta por ciento tienen sobrepeso. Además, el número de bebés y niños con sobrepeso en la región europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) registró un incremento constante entre 1998 y 2008; así, el sesenta por ciento de los niños que padecen sobrepeso antes de la pubertad tendrá sobrepeso en la edad adulta.
La obesidad infantil se ha asociado a factores de riesgo para la salud que favorecen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo 2, problemas ortopédicos, trastornos mentales, fracaso escolar y baja autoestima. Son este tipo de datos los que subrayan la importancia de investigar métodos para combatir la obesidad.
Células INKT
A partir de la investigación llevada a cabo por la doctora Lydia Lynch, investigadora financiada por el programa Marie Curie en el Trinity College de Dublín, el profesor Donal O’Shea, endocrinólogo especialista del Hospital Universitario St. Vincent, y la profesora de inmunología comparada del Trinity College Cliona O’Farrelly, se han descubierto células iNKT en la grasa epiploica de los seres humanos, lo que hasta ahora se consideraba poco frecuente en nuestra especie. La grasa epiploica es la capa de tejido que se encuentra debajo de los músculos del estómago y que coloquialmente se denomina ‘barriga cervecera’ o ‘michelines’.
«Posteriormente encontramos una gran población de células iNKT en el tejido adiposo de los ratones», afirmó la Dra. Lynch, cuya subvención Marie Curie le dio la oportunidad de trabajar con profesores adjuntos de medicina de la Escuela de Medicina de Harvard (HMS) y otras figuras destacadas en el campo de la investigación sobre las células NKT. «Ahora hemos descubierto que estas células participan en la regulación del peso corporal y el estado metabólico, probablemente regulando la inflamación en el tejido adiposo.»
Pero sus hallazgos no acaban aquí. También descubrieron que un lípido denominado alfa-galactosilceramida (AGC) puede mejorar de forma notable el metabolismo, la pérdida de peso y la esteatosis hepática, así como revertir la diabetes reforzando las células agotadas.
Diabetes de tipo 2 en personas delgadas
Lynch lleva desarrollando esta línea de investigación desde 2007, cuando trabajó con el profesor Donal O’Shea en la Clínica de la Obesidad del Hospital Universitario St. Vincent de Dublín, centrando su trabajo en los sistemas inmunitarios de los pacientes obesos. “Sabíamos que los pacientes obesos no solo sufrían un número más elevado de infartos y una mayor incidencia de la diabetes de tipo 2 que las personas delgadas, sino que además desarrollaban más infecciones que las personas sin obesidad”, afirmó.
Los análisis de las muestras sanguíneas de los pacientes mostraron una reducción tanto de las células NKT como de las iNKT. Estudios posteriores del tejido adiposo de un grupo de pacientes obesos que había perdido peso después de una cirugía bariátrica mostraron que las células iNKT habían aumentado hasta niveles normales.
Partiendo de los conocimientos ya existentes, la doctora. Lynch y sus colegas del BIDMC, el Hospital Universitario St. Vincent y el Trinity College de Dublín llevaron a cabo varios experimentos en animales para corroborar su hipótesis de que las células iNKT participan en la regulación del tejido adiposo y desempeñan un papel protector frente al desarrollo de la inflamación y el síndrome metabólico.
Los profesores Mark Exley y Cliona OFarrelly habían descrito grandes cantidades de células iNKT en el tejido hepático humano y de ratones. El grupo de la Dra. Lynch debía comprobar que, al igual que los humanos, los ratones acumulaban estas células en la grasa, y eso fue exactamente lo que descubrieron. «Encontramos grandes cantidades de ellas», afirmó la Dra. Lynch.
Dieta en ratones
Una vez hallaron lo que buscaban, los miembros del equipo sometieron a los ratones a una dieta rica en grasas y estudiaron los resultados. “Al igual que los seres humanos que habíamos estudiado con anterioridad, los animales perdían células iNKT al volverse obesos”, comentó la doctora Lynch. “Cuando les retiramos esta dieta y volvieron a una ingesta normal de grasas, perdieron peso y sus células iNKT aumentaron”.
A partir de estos resultados, los autores se centraron en comprender mejor qué función desempeñan exactamente las células iNKT. Para ello analizaron dos cepas de ratones, ambas con una carencia de células iNKT, y un grupo de ratones de control, todos sometidos a una dieta rica en grasas.
Engordar más
Aunque todos los animales desarrollaron obesidad, los ratones con carencia de iNKT engordaron un treinta por ciento más que los controles y desarrollaron el equivalente a la diabetes de tipo 2 en ratones en tan solo seis semanas. Asimismo, los niveles de triglicéridos de los ratones habían aumentado notablemente y presentaban adipocitos más grandes y esteatosis hepática.
En el siguiente paso, los autores eliminaron las células iNKT de un ratón normal y se las inyectaron a otro con carencia de NKT. “Lo cierto es que logramos invertir la diabetes y, aunque los ratones mantenían la dieta rica en grasas, perdieron entre uno y dos gramos de peso (un ratón normal pesa entre veinte y veinticinco gramos), y presentaron muchos signos que sugerían una menor inflamación, como una mayor sensibilidad a la insulina, menores niveles de triglicéridos y leptina y adipocitos más pequeños”, apunta Lynch.
Animales obesos
Finalmente, para comprobar si era posible activar la pequeña cantidad de células iNKT que permanece durante la obesidad para mejorar el metabolismo, los científicos probaron el aGC, un lípido conocido por su capacidad para activar estas células. El resultado fue que al administrar una única dosis de aGC se experimentaba una mejora considerable en el metabolismo y la esteatosis hepática, así como una importante reducción del peso ganado y la disminución de la diabetes en los animales obesos.
“El AGC se ha probado en varios ensayos clínicos para el tratamiento de algunos cánceres, incluyendo el melanoma, y ha demostrado ser seguro y tener escasos efectos secundarios en los humanos”, afirmó Exley. “El efecto de la estimulación de las NKT, ya sea con el aGC o por otros medios, en la pérdida de peso, la obesidad y la enfermedad metabólica no se ha investigado hasta ahora, pero puede abrir una nueva vía para el tratamiento de la obesidad y el síndrome metabólico, que actualmente alcanzan proporciones epidémicas en todo el mundo”.
Fórmula para eliminar la grasa abdominal
La grasa corporal es buena en su justa medida. La grasa que se considera esencial reporta beneficios a nuestro organismo pero la demás afecta a nuestra calidad y esperanza de vida.
La grasa corporal se elimina si combinamos una serie de factores de forma equilibrada.
Alimentación
Uno de ellos es la alimentación, es un aspecto esencial para perder grasa corporal. Los alimentos clave para perder grasa corporal son las verduras, las frutas y las hortalizas.
Lo que debemos evitar a toda costa son los embutidos o carnes, procesados, bollería, fritos, etcétera. Es muy importante dejar de lado el azúcar en comidas y sobre todo en desayunos y postres.
El agua con limón también beneficia si queremos mantener una dieta equilibrada porque nos ayuda a mejorar el metabolismo.
Sobre todo, nada de picotear entre horas y hacer cinco comidas al día en pequeñas cantidades.
En cuanto a los líquidos, hay algunos que ayudan al efecto quema grasas son los té rojo o el verde. Tenemos que dejar a un lado las bebidas azucaradas y beber mucha agua.
Ejercicio
El segundo punto importante es hacer ejercicio de forma habitual. Coger una rutina deportiva varios días por semana un ratito ayudará a mantenernos en forma y eliminar la grasa abdominal además de favorecer y mejorar nuestra salud.
Cirugías que eliminan la grasa del abdomen
Si ya has intentado de todo porque haces deporte de forma regular, tienes una alimentación sana, pero no consigues eliminar la grasa del abdomen y sigues teniendo barriguita, te explicamos cuáles son las dos cirugías que eliminan la grasa del abdomen: la liposucción y la abdominoplastia.
La clave para que estas dos intervenciones tengan éxito y consigas los resultados esperados depende del tipo de piel de cada persona. En concreto, del estado el que se encuentre el tejido de la piel para saber si es posible que vuelva a su lugar inicial.
Si una persona no tiene exceso de tejido y quiere perder barriga porque no es muy pronunciada, la mejor opción es la liposucción. ¿Y en qué consiste? En extraer la grasa con cánulas a través de un sistema de aspiración.
Si por el contrario los músculos del abdomen tienen mucha extensión, hay que quitar piel y, por tanto, tendrás que decantarte por una abdominoplastia.
Estas intervenciones son igualmente válidas para hombres y mujeres, pero normalmente la abdominoplastia se realiza más en hombres. En el caso de las mujeres en este tipo de intervenciones también se elimina la grasa de los costados, es decir, se extrae la grasa por delante y por detrás para que no contraste en exceso con el volumen de las caderas.
En cuanto al postoperatorio, la abdominoplastia es dolorosa sobre todo en las primer horas tras la intervención. Y esto se debe porque se tocan estructuras más profundas que en el caso de la liposucción. En ambos casos los pacientes deben usar una faja compresiva y acudir a sesiones de drenaje linfático para eliminar las bolitas de colágeno.
Las personas que se sometan a una liposucción pueden salir a caminar como parte de la recuperación, mientras que en el caso de la abdominoplastia será necesario guardar reposo.
Para estar totalmente recuperado en el caso de la liposucción habrá que esperar unos dos o tres días. En el caso de la abdominoplastia entre una y dos semanas. Para ver tu abdomen completamente liso habrá que esperar un poco más, entre seis meses y un año.
Si no quieres someterte a cirugía, hay otras opciones. Una de ellas es practicar ejercicio con las fajas reductoras para potenciar la pérdida de grasa.