La elevada contaminación en las ciudades empeora las alergias
Se ha descrito una relación directa entre la contaminación ambiental y la frecuencia de alergia respiratoria, de forma que su incidencia es mayor en la población que reside en medios urbanos, según datos del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Además, este año, debido a temperaturas más cálidas de lo habitual, los efectos de la polinización están apareciendo con mayor virulencia. Consulta las recomendaciones de la SEAIC.
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Más alergia en las ciudades
Tiene una especial importancia la emisión de las partículas contaminantes procedentes de los motores diésel, que alteran la estructura del polen aumentando su capacidad de inducir una respuesta alérgica en personas susceptibles. Tal y como explica el doctor Francisco Feo Brito, coordinador del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), “cuando las partículas de polución interaccionan con los pólenes, aumenta significativamente su potencial alergénico. Una de las principales causas es el motor diésel, que puede emitir hasta 100 veces más partículas que los motores de gasolina y otra la alta concentración de polen de cupresáceas de los meses de enero y febrero”.
Según la SEAIC, se están registrando altas concentraciones de polen de cupresáceas en nuestro país. Si a la temperatura más cálida de lo habitual que estamos disfrutando, sumamos el elevado nivel de contaminación de los últimos días, la aparición de síntomas en pacientes alérgicos está asegurada. “Las elevadas concentraciones actuales de este tipo de polen sumadas a los altos niveles de contaminación que estamos padeciendo empeoran la evolución de los pacientes alérgicos. La contaminación convierte a los pólenes en más alergénicos y al mismo tiempo producen una reacción inflamatoria que incrementa la respuesta alérgica”, explica Feo Brito. Por esta razón, síntomas como rinitis, conjuntivitis y asma comienzan a aparecer entre la población adelantándose a la primavera”.
Es de destacar que este tipo de alergeno, que principalmente desprenden los cipreses y las arizónicas, ocupa el tercer puesto entre los principales pólenes causantes de alergia en la zona centro de la península. Este experto apunta que “en los últimos años ha aumentado el número de pacientes sensibilizados a este tipo de polen, un ascenso que ha coincidido con el progresivo aumento del número de coches diésel y uso de los setos de arizónicas en las nuevas urbanizaciones”.
Recomendaciones
Ante esta situación la SEAIC recomienda ser previsor y acudir al alergólogo antes de que aparezcan los síntomas de la polinosis; llevar gafas de sol y/o mascarilla porque es una buena medida para proteger la conjuntiva ocular y la zona nasal; ventilar la casa tras la caída del sol; llevar las ventanillas del vehículo cerradas si se tiene que viajar; y evitar la estancia prolongada y la actividad física innecesaria en parques, jardines y zonas de arbolado, intentando permanecer el mayor tiempo posible en interiores limpios, sobre todo cuando haya mucho viento.
Primavera dura para los alérgicos
Un estudio de la SEAIC asegura que la polinización de esta primavera va a ser intensa, especialmente en el centro y sur peninsular, con una previsión aproximada de 5.400 granos de pólenes por metro cúbico de aire (media diaria 200 gr. /m3) El cambio climático, unido a fenómenos meteorológicos extremos provocan una prolongación de la temporada polínica, puesto que adelanta su inicio y retrasa su finalización. Por este motivo, los especialistas auguran que los más de seis millones de alérgicos de nuestro país comenzarán a notar los síntomas durante el mes de marzo, aunque será en abril, mayo y junio cuando éstos más se agudicen.
El agente que mayor sintomatología provocará será el polen de gramíneas. Es el más alergénico, afecta a ocho de cada diez alérgicos, y de mayor distribución en nuestro país, aunque se concentra en su mayoría en el centro y sur peninsular. La intensidad en la polinización de las gramíneas de cada temporada mantiene una buena relación con la humedad y pluviosidad preestacional, es decir, aquella que se registra entre los meses de octubre a marzo.
Sin embargo, el impacto real de este agente “primaveral” sobre la sintomatología de los pacientes dependerá finalmente de cómo se presente el mes de mayo. La climatología de estas semanas es decisiva debido a que en ese periodo tiene lugar la polinización. Por tanto, un tiempo de anticiclón durante ese mes agravaría los síntomas de los alérgicos.
Por el contrario, la lluvia y el tiempo húmedo durante la polinización, disminuyen los niveles de concentración polínica. Esto es lo que sucedió durante el año 2010, en el que las abundantes lluvias de los meses de mayo y junio, favorecieron una primavera más suave que la prevista en el mes de Marzo.
El cambio climático altera las predicciones de polinización
Las zonas donde más pueden verse afectados los alérgicos son aquellas en las que se concentran los pólenes de plátano de sombra, el olivo y la parietaria. La alergia al polen de olivo afecta a amplias zonas de Andalucía y Castilla-La Mancha, mientras que la parietaria es el polen predominante en toda el área mediterránea.
Sin embargo, los vientos y las tormentas pueden trasladar el polen a larga distancia, incluso a cientos de kilómetros. Este fenómeno ocurre con el polen del olivo. Se ha demostrado que si durante la fecha álgida de polinización del olivo en las provincias de Jaén y Córdoba (primera quincena de mayo), se producen tormentas con vientos de componente sur, los granos de polen llegan en cantidades altas hasta las provincias de Ciudad Real, Toledo y Madrid, provocando reacciones alérgicas en los pacientes cuando todavía los árboles de estas zonas no han comenzado a polinizar.
Nuevos sistemas de medición
Las previsiones de sintomatología que se basan en el recuento de los granos de polen por metro cúbico de aire siguen mostrando una buena utilidad para el seguimiento de los pacientes alérgicos, pero en un futuro próximo este sistema de medida sufrirá cambios.
Por el momento, estas nuevas formas de medición sólo pueden desarrollarse a nivel de investigación, porque no se dispone de la tecnología necesaria para su divulgación periódica diaria, tal y como se hace actualmente con los granos de polen (www.polenes.com). En el futuro, es probable que sistemas automatizados permitan facilitar la información de alérgenos, con una metodología similar a la que se lleva a cabo con otros elementos atmosféricos, como es el caso de los contaminantes gaseosos y particulados.
Síntomas bajo control
Las estimaciones apuntan a que en España cerca del 25 % de la población padece algún tipo de enfermedad alérgica. Las patologías alérgicas más frecuentes y con mayor protagonismo durante los meses de primavera son la rinitis y el asma. Tal y como explica el doctor José María Olaguibel, presidente de la SEAIC, “aproximadamente, entre el 20 % y el 25 % de la población general presenta rinitis alérgica y entre el 5 % y el 10 % padece asma. Se trata de unos porcentajes muy significativos, no solo por la importancia de la propia enfermedad, sino también porque es una patología cada vez más prevalente”.
A pesar de la eficacia ampliamente demostrada de la vacunación antialérgica, muchos enfermos abandonan el tratamiento. Los expertos indican que la inmunoterapia es el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la enfermedad alérgica (rinoconjuntivitis y asma bronquial). Actualmente, sólo uno de cada 10 alérgicos se vacuna. La inmunoterapia se engloba en el tratamiento integral de las enfermedades alérgicas respiratorias, que incluye también medidas de control ambiental, como evitar el contacto con el alérgeno, el tratamiento farmacológico de los síntomas y la educación del paciente.