Los ecologistas denuncian la pésima gestión del agua y el descontrol en el Día Mundial del Medioambiente
España sufre un problema con el agua y afecta a casi 12 millones de personas. Aunque la falta de lluvia en España sea todo un tópico, este no es el principal motivo de la actual sequía, sino que la contaminación y la mala gestión del Gobierno tienen un impacto muy negativo sobre el ecosistema y la salud de las personas. Mañana, miércoles 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medioambiente. En esta edición, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha querido poner el foco en la desertificación y la sequía, dos problemas que afectan de manera muy directa a nuestro país.
La organización sin ánimo de lucro Greenpeace quiere poner el foco en este próximo Día Mundial del Medioambiente la pésima gestión del agua en varios puntos de España. De hecho, algunas zonas como en Cataluña hay restricciones por la sequía, aunque este no sea el principal problema de la desertificación en España.
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Contaminación del agua
Según los datos que aporta Greenpeace, casi 12 millones de españoles viven en regiones con algún tipo de restricción en el uso del agua, ya sea por la escasez o por la contaminación. A pesar de las últimas lluvias, esto está generando dotaciones limitadas, prohibiciones de riego y baldeos.
Pero, ¿a qué se debe esta contaminación en el agua? El principal motivo son los nitratos en el agua de regadío por la presencia de pesticidas, arsénico o por la salinización por intrusión marina. Según los últimos datos disponibles del Sistema de Información Nacional de Aguas de Consumo (SINAC) 171 municipios se han quedado sin agua de consumo por tener una concentración de nitratos por encima de 50 mg/l.
Además, el actual modelo intensivo e industrial de la agricultura y la ganadería también provoca una degradación en la tierra, una mayor contaminación y una disminución de la productividad agrícola. La desertificación conlleva la pérdida de suelo fértil, lo que afecta la capacidad de producción de alimentos y la sostenibilidad de la agricultura.
Ejemplos de mala gestión del agua
Con motivo del Día del Medioambiente, Greenpeace pone cinco ejemplos sangrantes de mala gestión del agua en varios puntos de España. La desertificación, la sequía y la consiguiente pérdida de biodiversidad en España no solo representa una amenaza para el medioambiente y la salud de las personas, sino que también tiene repercusiones directas en la economía del país. Especialmente en sectores clave como la agricultura y el turismo.
1. Contaminación y sobreexplotación en Castilla y León
El acuífero de los Arenales es una de las mayores reservas de agua en el país y actualmente se encuentra contaminada con arsénico procedente de los fertilizantes empleados en el campo. Debido a esto decenas de municipios colindantes deben abastecerse con agua a través de camiones cisterna porque no pueden usar el agua del grifo ni para ducharse.
2. Parques nacionales en vías de extinción en Castilla-La Mancha
Los Parques Nacionales no reciben la atención preferente que se supone que deben tener para su correcto mantenimiento. Por ejemplo, el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) está desapareciendo poco a poco y tiene que ser alimentado por agua artificial. El Parque Nacional de Doñana está siguiendo los mismos pasos.
3. Municipios catalanes sin agua por sequía
Cataluña declaró el estado de emergencia por sequía en el mes de febrero. Aunque en mayo las lluvias hayan ayudado ligeramente a mejorar la situación extrema, en municipios de la zona de Alt Empordà (Gerona), siguen estando en nivel II de alerta. Por el momento, siguen vigentes las limitaciones que afectan a la reducción de los litros usados al día por persona y la prohibición en el riego de jardines privados.
4. Turismo insostenible en Andalucía
Los más de 100 campos de golf en Andalucía emplean unos 310 hm³/año de agua para su mantenimiento. Este es el equivalente al agua consumida por más de 23,3 millones de personas.
5. Desaparición de humedales en Galicia
La laguna de Antela (Orense), con más de 3.500 hectáreas de superficie, constituía la joya del humedal de A Limia, que se acercaba a las 8.000 hectáreas y, hasta 1958, era uno de los mayores humedales de la península. En los últimos 20 años, debido al aumento de la ganadería industrial, la implantación de cultivos intensivos, las concentraciones parcelarias, la deforestación y la minería a cielo abierto para la extracción de áridos han motivado la sequía y la desertificación de este espacio natural.