Los coches del futuro vienen con alerta por cansancio, avisos de cambio de carril o evitan los choques
Los últimos avances en materia de seguridad para el automóvil están incorporando a nuestras carreteras dispositivos que hasta hace poco parecían territorio exclusivo de la ciencia ficción: desde sensores que reconocen el entorno, hasta cámaras que analizan el cansancio del conductor, estos elementos llevan la conducción a un nuevo nivel y mejoran la seguridad en los desplazamientos.
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El proveedor de productos para el automóvil Hella ha desarrollado unos sistemas que no sólo contribuyen de por sí a mejorar la conducción, sino que en muchos casos pueden combinarse para ofrecer funcionalidades nunca antes vistas.
Evitar colisiones
Un buen ejemplo de ello son las tecnologías que incluyen la medición del tiempo recorrido por infrarrojos, los radares de 24 GHz o los sensores con cámaras y ultrasonidos. La integración de estas herramientas da como resultado un sistema pre-colisión, capaz de detectar con antelación aquellos objetos con elevada probabilidad de chocar contra el vehículo.
Así, cuando esto se produce, los sistemas de seguridad activa se ponen en alarma, mejorando la posición del asiento del conductor, calculado el mejor momento para liberar el airbag e incluso cerrando de manera automática el techo de descapotables.
Además, en caso de que la colisión sea inevitable, el freno de emergencia automático entra en acción rápidamente para reducir la velocidad del impacto y, por tanto, evitar en lo posible la gravedad del accidente.
Se acabó el dormirse al volante
Otra de las aplicaciones más sorprendentes de los nuevos sensores desarrollados por Hella es el llamado asistente de atención, capaz de saber si el conductor está a punto de dormirse al volante y advertirle antes de que ocurra un accidente.
Para conseguirlo, la cámara analiza el movimiento de los ojos del conductor, calculando la frecuencia y duración del parpadeo para asegurarse de que no permanezcan cerrados por un intervalo mayor a un segundo, pues en esta breve franja de tiempo la pérdida de información para el conductor es tan alta que puede provocar una situación peligrosa.
Este sistema contribuye, por tanto, a reducir el número de accidentes relacionados con la falta de atención al volante, que según los últimos datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) ascienden a casi 20.000 casos anuales.
Iluminación perfecta para cada momento
El uso de cámaras permite además optimizar el modo en que los faros del vehículo iluminan su entorno, evitando deslumbrar al resto de conductores. Su aplicación se extiende a todo el sistema, desde las luces de curvas dinámicas -que doblan en visibilidad a las de cruce tradicional- hasta el denominado ‘Advanced Frontlighting’ (AFS), cuya luz ilumina el área de circulación en función de la carretera, la velocidad y las condiciones meteorológicas Sin embargo, los sistemas de iluminación de asistencia al conductor van todavía más allá, pues no sólo adaptan la distribución de la luz automáticamente en función de las condiciones de la carretera y las meteorológicas, sino también a la situación del tráfico de cada momento.
Para conseguirlo aprovechan la interacción de sensores de generación de imagen, un potente software y la más moderna técnica de iluminación, adaptando el alcance de los faros a la situación de cada vehículo, ya circulen delante o en sentido contrario. De este modo la luz de cruce no acaba a unos 65 metros en el carril contrario, como es habitual hoy en día, sino que en casos extremos puede incluso aumentarse unos centenares de metros más.
Estos adelantos contribuyen a mejorar la seguridad en nuestras carreteras en los momentos de baja visibilidad, como el crepúsculo o la noche, en los que según datos oficiales se concentra más de la cuarta parte de los accidentes que se producen anualmente.