Los antibióticos engordan

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NOTICIA de Javi Navarro
30.07.2013 - 16:25h    Actualizado 08.01.2023 - 09:36h

Varios estudios revelan una correlación directa entre el tratamiento prolongado con antibióticos y el aumento de peso, por lo que podemos asegurar que los antibióticos engordan. Uno de los trabajos, publicado en la revista Gut Microbes, muestra también un vínculo entre la actividad metabólica de las bacterias intestinales con el índice de masa corporal, la glucemia en ayunas y la resistencia a la insulina. El estudio está liderado por investigadores de la Universidad de Granada y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). ¿Los antibióticos engordan o hinchan? Te damos la respuesta.

El antibiótico engorda

¿La amoxicilina engorda? El intestino está habitado por miles de millones de bacterias que interactúan entre ellas y que se conocen como microbiota o flora intestinal. “Estas bacterias pueden proporcionar actividades y moléculas que no podríamos adquirir por nosotros mismos y que son esenciales para el correcto desarrollo de los seres humanos. La edad, el origen geográfico y otros factores como la obesidad y la dieta, el embarazo, o el uso de antibióticos, pueden modificar considerablemente la diversidad microbiana intestinal”, explican Antonio Suárez y Cristina Campoy, de los departamentos de Bioquímica y Biología Molecular 2 y de Pediatría de la UGR.

Los investigadores han analizado por primera vez la actividad metabólica de enzimas de bacterias intestinales presentes en muestras de heces de personas obesas, delgadas y tratadas o no con antibióticos. Para la licenciada Esther Hernández, primera autora del estudio, el trabajo demuestra que las personas obesas (o con alto índice de masa corporal) y las tratadas con antibióticos presentan un comportamiento metabólico similar, lo que tendría consecuencias en la capacidad de metabolizar los azúcares de la dieta.

El estudio sugiere que el desarrollo de obesidad y el tratamiento prolongado con antibióticos modifica la flora intestinal “y sus enzimas se hacen más activas, lo que favorece la rápida y desequilibrada asimilación de carbohidratos y, a su vez, el desarrollo de obesidad, trastornos alimenticios y en última instancia diabetes”, apunta Manuel Ferrer, investigador del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC.

El estudio sienta las bases para futuras investigaciones que, en última instancia, puedan permitir el diseño de dietas personalizadas basadas en la digestibilidad potencial de polisacáridos de la dieta en función de los perfiles de actividad intestinal para regular el aumento de peso. Así, sería posible, en concreto, definir los enzimotipos (o conjunto de enzimas intestinales) de cada persona y diseñar prebióticos que garanticen una microbiota intestinal saludable.

“Además, estos cócteles podrían pasar a formar parte de las guías terapéuticas habituales en tratamientos con antibióticos con el fin de minimizar sus efectos colaterales. Solo a través de un análisis global y detallado de diferentes antibióticos y personas de diferente origen geográfico, edad o estado de salud se pueden desarrollar terapias e intervenciones quirúrgicas personalizadas”, apuntan los investigadores.

La investigación, en la que también han participado el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia (ICBIBE), y el Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP), es resultado de diferentes trabajos en el marco de una serie de proyectos financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el Instituto Carlos III y la Generalitat Valenciana. Los investigadores también han contado con el apoyo del programa EraNET PathoGenoMics2 promovido por la Unión Europea. Parte de los investigadores forman parte del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública.

Los antibióticos, además de engordar, favorecen la obesidad

Medicinas y antibióticos.Investigadores de la Universidad de Nueva York han descubierto que la administración de antibióticos posee consecuencias importantes sobre las capacidades metabólicas de la microbiota intestinal -comunidad de bacterias que vive en el estómago-, como el aumento de la producción de ácidos grasos. Esto es, tomar antibióticos a edades tempranas favorece el desarrollo de la obesidad a lo largo de la vida. Este experimente se ha testado inicialmente en animales de laboratorio, aunque el aumento de la obesidad en todo el mundo coincide con el uso generalizado de antibióticos.

“Nuestros estudios en ratones sostienen que la dosificación de antiobióticos en la vida temprana aumenta la formación de tejido graso y masa corporal”, explica el investigador principal, Martin J. Blaser, director del departamento de Medicina de la NYU.

“Los cambios observados en el microbioma se relacionan con los efectos posteriores sobre la expresión génica en el hígado, que promueve la formación de grasa. En humanos, los estudios sugieren que la toma de antibióticos se asocia con el riesgo de desarrollar sobrepeso durante la infancia”, afirma.

Los resultados publicados esta semana en la revista Nature demuestran los efectos de la exposición de ratones jóvenes a los antibióticos, como la penicilina y la vancomicina, en dosis similares a las utilizadas en la industria agrícola como promotores del crecimiento. Aunque la terapia con antibióticos subterapéuticos (STAT) no provoca la ganancia de peso observada en los animales de granja, causa un aumento de la masa grasa del ratón.

“El aumento de la obesidad en todo el mundo coincide con el uso generalizado de antibióticos. Nuestra investigación proporciona un vínculo experimental en los niños que han tomado antibióticos de forma temprana”, sostiene Blaser.

Para los autores, este trabajo pone de relieve el importante papel que ciertos microbios desempeñan en el mantenimiento de la actividad metabólica normal. Sus resultados apoyan las conclusiones de otro nuevo estudio, realizado en humanos y publicado esta semana en el International Journal of Obesity, que apunta que los niños tratados con antibióticos tienen más riesgo de ser obesos.

Casi un 15 % más de grasa

Después de seis semanas, los investigadores observaron que los ratones que recibieron antibióticos aumentaron entre un 10 % y un 15 % su masa grasa en comparación con los que no los tomaron. Igualmente, la densidad ósea aumentó significativamente en los ratones STAT y las hormonas relacionadas con el metabolismo se vieron también afectadas.

“Aunque son necesarias más investigaciones para confirmar esta teoría, la manipulación de la microbiota intestinal podría tener implicaciones para otras enfermedades relacionadas con las bacterias del intestino”, subraya Blaser. “Sin embargo, todavía estamos conociendo el impacto de esta administración y los costes que supone”, concluye.

Los antibióticos no valen para curar la tos

El mayor estudio aleatorio de Europa confirma la inefectividad de los antibióticos para tratar la tos. El el estudio han participado 2.061 adultos con infecciones en el tracto respiratorio inferior (ITRI) y se ha demostrado que el antibiótico amoxicilina no resulta más efectivo para aliviar los síntomas de estas patologías que un placebo incluso en los pacientes de mayor edad. Los descubrimientos de este ensayo aleatorio y controlado con placebo, el de mayor tamaño hasta ahora, sobre el empleo de antibióticos para tratar ITRI graves no complicadas se han publicado en The Lancet Infectious Diseases.

La Unión Europea financió el estudio a través del proyecto GRACE («Genomics to Combat Resistance against Antibiotics in Community-acquired LRTI in Europe»), que recibió 11,5 millones de euros mediante el área temática «Ciencias de la vida, genómica y biotecnología aplicadas a la salud» del Sexto Programa Marco (6PM) de la Unión Europea. Además, recibió fondos del «Instituto Nacional de Investigación Sanitaria del Reino Unido» (NIHR), el Centro de investigación en red de enfermedades respiratorias de Barcelona (España) y la Fundación para la Investigación de Flandes (FWO, Bélgica).

El profesor Paul Little, de la Universidad de Southampton (Reino Unido) y coordinador de la investigación, explicó los resultados: “Los pacientes a los que se administra amoxicilina no se recuperan con mucha mayor rapidez ni presentan menos síntomas. De hecho, la utilización de amoxicilina para tratar infecciones del tracto respiratorio en pacientes que no padecen neumonía probablemente no resulte de ayuda e incluso podría ser perjudicial. El abuso de los antibióticos (en gran parte recetados en los centros de atención primaria), puede provocar efectos secundarios como diarreas, erupciones, vómitos y resistencia, sobre todo cuando el recetado no es efectivo”.

Tos con infección

La tos con síntomas de infección en el tracto respiratorio inferior es una de las afecciones agudas más comunes tratadas en los centros de atención primaria del mundo desarrollado. Según Health Guidance, los resfriados comunes son una de las causas principales de consulta al médico aún a pesar de que estos profesionales pueden hacer poco para tratarlos. Se cree que las ITRI están provocadas en gran medida por virus y existe un debate candente sobre si los antibióticos son beneficiosos o no en el tratamiento de estas infecciones, especialmente entre los pacientes más mayores. La ciencia hasta ahora ha generado resultados contradictorios.

El estudio incluyó centros de atención primaria de doce países europeos, a saber, Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Polonia, España, Eslovaquia, Eslovenia, Suecia y, de las naciones constitutivas del Reino Unido, Inglaterra y Gales. Los sujetos participantes en el estudio, de dieciocho años en adelante, se repartieron de forma aleatoria en grupos que recibieron amoxicilina o un placebo tres veces al día durante una semana. Los médicos evaluaron los síntomas y los participantes cumplimentaron un diario sobre los mismos durante la duración de su enfermedad hasta un máximo de veintiocho días. Cada síntoma se clasificó en una escala de cero a seis; cero si no existía problema alguno y seis si el estado era pésimo.

El resultado del estudio mostró una diferencia mínima entre la gravedad y la duración de los síntomas, de acuerdo con lo informado por ambos grupos. Los mismos resultados se obtuvieron entre los pacientes de sesenta años o más con un estado de salud general bueno.

No obstante, también se descubrió que más pacientes del grupo al que se administró un placebo experimentaron síntomas nuevos o un agravamiento de estos (19,3 % frente a 15,9 %), con un total de treinta personas que precisaron tratamiento y otros tres ingresados (dos en el grupo del placebo y uno en el grupo de los antibióticos).

Efectos secundarios

El estudio devolvió un resultado sorprendente: los pacientes que tomaron antibióticos informaron de más efectos secundarios, como náuseas, erupciones y diarrea, que los del grupo del placebo (28,7 % frente a 24 %).

Según el profesor Little, “nuestros resultados muestran que la mayoría mejoran sin ayuda. Pero dado que una proporción pequeña de pacientes mejora con antibióticos será necesario identificar las razones que diferencian a estos pacientes”.

En un artículo relacionado, Philipp Schuetz de la Universidad de Basilea (Suiza) comentó: “El profesor Little y sus colegas han generado un corpus de datos convincentes que invita a los médicos de cabecera a abstenerse de recetar antibióticos a pacientes de bajo riesgo en los que no existan indicios de neumonía. No obstante aún se debe comprobar si caben mejoras en este enfoque generalista. Los datos obtenidos mediante mediciones de biomarcadores sanguíneos concretos de una infección bacteriana, como la procalcitonina, podrían servir para identificar a los que se beneficiarían de los antibióticos a pesar de una aparente ausencia de neumonía y evitar los efectos tóxicos y el coste de estos fármacos así como el desarrollo de resistencias en el resto de pacientes”.

Una de cada 10 farmacias vende antibióticos sin receta

La OCU ha realizado un estudio en 120 farmacias en 17 ciudades españolas para averiguar si se dispensan antibióticos sin receta. En un estudio anterior, realizado hace 9 años, el porcentaje era abrumador: el 55 % de las farmacias, en esa época, sí dispensaba estos fármacos sin receta. En la actualidad, la situación ha mejorado bastante, aunque el 12 % de las farmacias visitadas aún sigue vendiendo antibióticos sin la obligatoria receta médica. Toda la información está disponible en la revista OCU-salud del mes de abril.

Para la realización de este estudio escenario, la OCU se hizo pasar por una persona que sufría dolor de garganta desde hace tres días, síntoma asociado normalmente a una afección vírica (si le preguntaban debía responder sin tos, sin estornudos, sin dolor en el cuerpo y con algo de fiebre ese mismo día) y solicitaba algo para mejorar. Si no lo ofrecían, debía solicitar un antibiótico. Lo que la OCU se encontró en estas visitas puntuales a las farmacias:

1. En un 15 % de las visitas, la persona que atiende no está identificada, a pesar de que la legislación lo obliga expresamente.

2. Una farmacia no es un autoservicio y por tanto, el farmacéutico debe interesarse por los síntomas del paciente y aconsejarle tratamiento o visita al médico. Pues bien, en un 23 % de los casos, no preguntaron nada y en más de la mitad de las veces, sólo se hicieron un par de preguntas.

3. En un 12 % de los casos, se ofreció antibióticos. Especialmente en Valencia (5/8) y también en Pamplona, Murcia y Barcelona.

4. En la mayoría de las farmacias visitadas de Cáceres, Santander, Valladolid, Pamplona, Málaga y Bilbao se ofreció un antiinflamatorio, que precisa receta médica por su dosis.

5. En el 83 % de los casos el farmacéutico se “olvidó” de preguntar si el paciente era alérgico a alguno de los componentes y excipientes.

6. Sólo en un 7 % de las farmacias visitadas se ofrecía consejos y asesoramiento sobre la afección.

7. En el 79 % de las farmacias visitadas no se dio tique de compra y se tuvo que pedir de forma expresa.

La OCU va a trasladar los resultados de este informe al Ministerio de Sanidad para pedir que se vigile de forma más efectiva la dispensación en las farmacias ya que aunque los resultados de esta encuesta han sido mejores que los arrojados en la de hace nueve años, hay todavía hay un 12 % de farmacias donde se dispensan antibióticos sin receta médica.

Además, en este estudio, se ha detectado que se dispensan antiinflamatorios en dosis que sólo se pueden vender con la preceptiva receta médica. Y por supuesto, no es de recibo la elevada frecuencia con la que se olvida preguntar al consumidor sobre posibles alergias.



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