Los ansiosos atienden mal
Tener una personalidad ansiosa hace que atendamos de modo diferente a lo que sucede. Investigadores de la UGR han analizado los efectos de los dos tipos de ansiedad existentes y sus efectos sobre la atención en un trabajo que permitirá desarrollar terapias específicas para que los pacientes que sufren problemas como consecuencia de ella puedan controlar su comportamiento.
Una investigación realizada en la Universidad de Granada ha disociado los efectos de estos dos tipos de ansiedad sobre la manera de atender a lo que sucede a nuestro alrededor. Tener una personalidad ansiosa o estar ansioso en una determinada situación hace que atendamos de modo diferente a lo que sucede.
Este descubrimiento será de enorme utilidad para la intervención terapéutica a la hora de aliviar los trastornos de ansiedad, tan frecuentes en nuestra época. Y es que la ansiedad se ha convertido en uno de los desórdenes con mayor prevalencia en la población y, quizá, ésta es la causa de las connotaciones negativas que asociamos automáticamente a este término.
El trabajo ha sido elaborado por Antonia Pilar Pacheco-unguetti, Alberto Acosta, Alicia Callejas y Juan Lupiáñez, del departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la Universidad de Granada, y será publicado en el próximo número de la prestigiosa revista Psychological Science.
Dos tipos de ansiedad
Existen dos tipos de ansiedad general. La ansiedad-rasgo se corresponde con una característica de personalidad que señala cierta propensión a la inquietud y el desasosiego persistente. La ansiedad-estado es una reacción emocional suscitada puntualmente como respuesta a una situación o contexto estresante y, por tanto, tiene una naturaleza más inmediata y menos duradera.
Sin embargo, durante décadas se ha obviado la diferenciación rasgo/estado o se ha asumido su equivalencia. De hecho, se ha argumentado que ambos tipos de ansiedad se caracterizan por facilitar el procesamiento de información negativa, en comparación con la neutra o positiva.
Los científicos de la UGR han evaluado si estos subtipos de ansiedad afectan de forma diferente a las funciones atencionales. Para ello, administraron una prueba de atención elaborada por ellos mismos a grupos de participantes con altos y bajos niveles de ansiedad rasgo, y a otros grupos de estudiantes a quienes les habían inducido previamente un estado de ansiedad elevado o un estado afectivo positivo.
Los resultados mostraron una doble disociación en cuanto al funcionamiento de las redes atencionales. Los participantes con alta ansiedad rasgo tenían un déficit en el funcionamiento de la red de control cognitivo, encargada de la resolución de conflictos y el control voluntario de la acción. Estas funciones están relacionadas con el córtex prefrontal. En cambio, los participantes con alta ansiedad estado presentaron unos índices superiores de alerta y orientación, redes atencionales más influidas por los procesos de análisis del estímulo.
Estos resultados aportan las primeras evidencias de diferenciación en el modo en que la ansiedad rasgo y estado modulan los procesos atencionales. Además, ponen de manifiesto que esa modulación está presente en circunstancias que no requieren procesamiento de información afectiva. Esta disociación puede ser interesante de cara a desarrollar terapias específicas que permitan a los pacientes con problemas de ansiedad desarrollar una mayor capacidad para controlar su comportamiento. Se trataría de fortalecer en ellos unos mecanismos eficaces para centrarse en las demandas de la situación y prescindir de cualquier elemento distractor.