Los afectados por un desahucio sufren estrés postraumático

Los afectados por un desahucio sufren estrés postraumático
NOTICIA de Javi Navarro
20.03.2013 - 15:41h    Actualizado 27.07.2021 - 10:20h

Les cambia la vida. El proceso de desahucio empuja a los afectados al colapso emocional, según un estudio de ESADE que destaca que los perjudicados no encuentran ningún tipo de apoyo útil, más allá del que les ofrecen algunos organismos sociales. Este estudio mapea las emociones de los afectados por los desahucios e identifica las etapas sucesivas por las que pasan, para encontrar en cada una de ellas signos de alerta que ayuden a prevenir el fracaso de todo el proceso.

Se trata del primer estudio que analiza, de forma cualitativa, las emociones y los sentimientos de los afectados por un proceso de desahucio, y que calibra la influencia y la eficacia de los agentes implicados. El estudio se basa en entrevistas en profundidad a algunos afectados. Lo ha dirigido Joan Ramis-pujol, profesor del Departamento de Dirección de Operaciones e Innovación de ESADE, con la colaboración y ayuda de Cáritas.

“La investigación saca a la luz el impacto brutal y absurdo que se impone a los afectados, y da pistas para que la Administración y los agentes implicados puedan buscar soluciones a tiempo y paliar este drama”, explica el profesor Ramis.

Montaña rusa emocional

El estudio de ESADE analiza, etapa por etapa, los sentimientos y las emociones que tienen los afectados por un proceso de desahucio. Así, identifica la vivencia de una montaña rusa emocional, que va desde la alegría del momento de ver aprobada la hipoteca, hasta la preocupación por la pérdida de un empleo, la sorpresa ante las primeras cartas del banco, la rabia ante las primeras amenazas y el pánico al desalojo inminente. También se identifican sentimientos de vergüenza, culpabilidad y abatimiento, en un proceso que, en la mayoría de los casos, acaba en una situación de colapso emocional.

Como explica el profesor de ESADE, Joan Ramis-pujol, “los afectados suelen sufrir en las etapas finales una situación de estrés postraumático similar al que pasan personas que han sufrido un accidente de tráfico. En esta situación de colapso emocional, son incapaces de tomar decisiones y de encontrar salidas a su situación, lo que agrava más la crisis”.

El estudio también detecta que el proceso de desahucio tiene un impacto profundo en los afectados, que les cambia la vida. “Todos los entrevistados han cambiado su modo de ver la vida y de vivirla, tras la experiencia. Cambian desde sus hábitos alimentarios y rutinas diarias, hasta sus prioridades y objetivos vitales”, asegura el profesor Joan Ramis-pujol.

Apoyos y zancadillas

La investigación analiza también el papel de los agentes que influyen y participan en todo el proceso, y concluye que los afectados no encuentran apoyo ni ayudas para salir de su situación en casi ninguno de estos agentes. El estudio califica la actitud de algunos de estos como propias del “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”. “Las puertas abiertas de los bancos se cierran, y las facilidades ofrecidas se transforman en exigencias. El entorno laboral, e incluso el personal, en muchos casos también da la espalda al afectado por un desahucio. La Administración, por su parte, carece de recursos y se muestra ineficaz en su apoyo” explica Ramis.

Algunos organismos sociales como Cáritas o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) son los únicos que sirven de ayuda y dan esperanza a los afectados, ofreciéndoles información, consejo jurídico, apoyo económico o ayudas alimentarias.

Semáforos de alerta y prevención

El estudio de ESADE identifica la situación emocional del afectado en las diferentes fases del proceso, y las gradúa mediante un sistema de semáforos (verde, ámbar, rojo y doble rojo) para poder alertar, prever y actuar antes de llegar al colapso emocional del afectado. Para Joan Ramis-pujol, “si los agentes del entorno y la Administración estuvieran atentos a estos indicadores y ayudaran en los momentos claves, se podría evitar el efecto dominó de este tipo de procesos, que arrastra a todos los implicados a un callejón sin salida”.

En este sentido, el profesor de ESADE advierte que el estudio detecta un doble fallo del sistema: un fallo del mercado y un fallo de la Administración pública. “Una posición dominante de la banca y un entorno empresarial hostil se suman a una Administración pública que no corrige estos fallos de mercado, y que se muestra incapaz de paliar sus efectos y de ayudar a los afectados a buscar salidas a su situación”.



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