Las 5 alternativas si no quieres vivir en una residencia
Las residencias para mayores no son la única alternativa de vivienda para aquellas personas de edad avanzada que necesitan cuidados especiales o que no pueden vivir solas. De hecho, existen diferentes opciones a las que pueden acudir los mayores para vivir en su mismo domicilio o en otros espacios, salvaguardando su seguridad y autocuidado y sin tener que ingresar en un centro residencial. A continuación puedes consultar un listado de 5 alternativas de vivienda para los mayores si no quieren vivir en una residencia.
¿Cuánto cuesta una plaza en una residencia privada? En esta otra información te lo contamos de forma detallada, así cómo el coste medio por provincia.
Contenido de la información:
5 alternativas de vivienda para no ir a una residencia
Leandro Palomo, responsable de Salud y Seguridad de TK Home Solutions, especializada en salvaescaleras de viviendas, comenta que aunque las residencias pueden ser una buena opción, no puede ser la única que ofrezca los cuidados básicos a los mayores. Y señala que los datos evidencian cómo 9 de cada 10 españoles mayores han reconocido que no quieren vivir en una residencia. Ante esta situación y siempre que el estado de salud lo permita, la compañía señala algunas de las opciones habitacionales a las que pueden recurrir las personas mayores alternativas a las residencias.
Quedarse en su vivienda
A continuación puedes consultar el listado de alternativas a las que pueden acceder las personas mayores en términos de vivienda para no tener que ingresar en una residencia. Y lo mejor de todo, son alternativas que permiten a la persona mayor seguir en su domicilio actual. En este caso, como requisito indispensable, la casa tiene que estar completamente adaptada a las necesidades del usuario en términos de movilidad.
1. Con nuda propiedad
Optar por la nuda propiedad de la vivienda es otra de las opciones que permiten al usuario seguir viviendo en su casa aunque venda la propiedad de la misma. De esta manera, consigue liquidez para hacer frente a los gastos de la vida diaria sin renunciar a dejar su casa.
2. Quedarse en su vivienda y contratar una ayuda
Es una opción similar a una residencia, pero con muchas más comodidades para el paciente. Consiste en que la persona siga viviendo en su domicilio y contrate los servicios de cuidado de las personas mayores.
En el caso de que la familia no cuente con suficientes recursos económicos o comunidades y los ayuntamientos pueden gestionar ayudas en función del grado de dependencia del solicitante.
Este tipo de ayudas a la dependencia están limitadas a unas horas a la semana y no incluyen las jornadas festivas o de fines de semana.
3. Compartir vivienda
Compartir vivienda es otra de las opciones a las que pueden acudir las personas mayores para no ir a una residencia. Se trata de una opción que tiene grandes ventajas, como la posibilidad de hablar con otra persona, hacer actividades juntos y evitar la soledad. Pero no siempre funciona. La convivencia es difícil y pueden surgir conflictos si las normas no están claras desde el primer momento.
4. Piso tutelado
Los pisos tutelados son viviendas públicas que están pensadas para las personas mayores de 65 años que no tengan una vivienda adecuada y que puedan valerse por sí mismas en términos de autocuidado. Entre las ventajas de este tipo de viviendas se encuentran que son más baratas y suponen un ahorro importante para aquellas personas con pocos recursos, pero la mala noticia es que no siempre es fácil acceder a ellas.
5. Cohousing
El cohousing es una cooperativa de mayores que tiene habitaciones individuales y zonas comunes. También equipamientos colectivos y programas de envejecimiento activo. El objetivo es huir de la masificación de algunos centros y conseguir una comunidad más personalizada.
Para optar a este modelo de vivienda es necesario hacer una aportación inicial y pagar una cuota cada mes. Esta es precisamente una de sus desventajas, que no suele ser un servicio barato.