La siesta, 6 beneficios y cómo echarse una buena cabezada reparadora
¿Es la siesta un invento español? Ya desde la Antigua Roma la siesta era una costumbre. De hecho, su nombre, siesta, viene de cómo lo llamaban entonces los romanos, sestear, a ese periodo de descanso en la Hora Sexta, hacia el mediodía. Además de en España, también hay otros países aficionados a dormir después de comer, como Canadá, donde uno de cada tres habitantes confiesa practicar la siesta; o Alemania, donde casi uno de cada cuatro confesó su adicción, al igual que en Italia o Inglaterra, donde se echan un rato en el sofá después de comer.
¿Somos los españoles los que más siestas nos echamos? Una encuesta llevada a cabo entre los clientes de la empresa Thyssenkrupp destaca el incremento de fans de la siesta durante la pandemia. Mientras que en 2019 el 33 % de los españoles durmió la siesta todos los días y el 42 % los fines de semana, en 2020 se elevaron los porcentajes hasta el 47 % a diario y el 55 % los fines de semana.
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Beneficios de la siesta
Se han realizado numerosos estudios sobre la relación de la siesta con algunas enfermedades. Aunque no hay hada concluyente, sí parece probado que dormir la siesta habitualmente se asocia a un menor riesgo de cardiopatía isquémica, especialmente en varones. También que la siesta es buena para la memoria y la concentración. Las siestas pueden mejorar el rendimiento cognitivo de los adultos mayores y mejorar hasta cinco veces la memoria.
1. Para paliar la falta de sueño
Por ejemplo, cuando se ha dormido poco porque alguien o algo ha hecho que se retrase la hora de acostarse, o porque ha sido imposible lograr el sueño prolongado durante la noche, una siesta permite seguir el día con fuerzas sin esperar de nuevo a que llegue la noche.
2. Para recuperarse
Durante una enfermedad, sobre todo si cursa con fiebre, es normal dormir varias siestas a lo largo del día.
3. De manera preventiva
Cuando hay que trabajar en un turno largo, hacer guardias o si se prevé que habrá que trasnochar por una cena o cualquier otra obligación, una siesta previa facilitará el estar despejados hasta más tarde.
4. Por costumbre
Mucha gente tiene este hábito y si un día no puede echar su cabezadita, lo echa de menos.
5. Por edad
Los bebés y los niños pequeños necesitan dormir siestas, y también las personas mayores y especialmente si tienen dificultades para lograr un sueño prolongado y de calidad durante la noche, precisan de una siesta diurna.
6. Por salud
La siesta bien llevada puede tener grandes ventajas para la salud física y mental. Y es que dormir las horas necesarias, además de procurarse una buena calidad de sueño, es un factor de salud. Una pequeña siesta también es recomendable.
- Es reparadora
- Reduce la fatiga y el cansancio
- Ayuda al aprendizaje
- Mejora el rendimiento cognitivo
- Fija la memoria
- Regula las emociones y restablece el humor
- Evita la somnolencia diurna cuando hay que conducir o trabajar
- Facilita el estado de alerta y la atención
- Permite un mejor desempeño y una mayor eficiencia
Cuánto debe durar una siesta
Pero casi todo lo anterior puede dejar de tener efecto si la siesta dura más de lo debido. Un descanso diurno demasiado prolongado, por ejemplo, de más de una hora, induce a que se entre en una fase de sueño profundo, de la que cuesta más despertar; de ahí que algunas personas se muestren malhumoradas, aturdidas y desorientadas tras una larga siesta. Se llama inercia del sueño.
Por ello, el rango recomendable está entre 10 minutos y una hora, aunque la mayoría de los expertos recomiendan que la siesta dure alrededor de 20 a 30 minutos, es lo mejor para aumentar el estado de alerta y el rendimiento mental sin interferir con el sueño nocturno.
Esto es solo para adultos mayores, no para niños ni adolescentes, que pueden dormir bastante más. De todas formas, lo mejor es respetar los ritmos individuales. Igual que unos tienen suficiente con dormir cinco horas por la noche, mientras que otros necesitan nueve, la duración de la siesta debe adaptarse al cada reloj biológico.
Si tuviéramos en cuenta las diferentes categorías de siestas, podríamos hablar de la siesta power-nap (de 5 a 20 minutos) que incrementa la atención y la capacidad motora; la cabezada clásica (de 20 a 30 minutos) que alcanza por regla general la fase del sueño profundo (ondas delta) y favorece la recuperación mental y el rendimiento, y las siestas de sombrero y orinal que superan la hora de duración.
Modo de empleo de la siesta
Para ser un verdadero profesional de la siesta, los expertos de thyssenkrupp Home Solutions recomiendan seguir estos consejos para dormirla:
- En el mismo sitio. Es bueno crear un hábito; por ejemplo, siempre en el sofá o sobre la cama, sin meterse dentro.
- A la misma hora. Puede haber excepciones, pero la regularidad en los horarios está recomendada para dormir bien. En cualquier caso, nunca hay que echar la siesta tarde para que no interfiera con el sueño nocturno.
- Con la misma duración. Hay gente que se despierta motu proprio a los 10 minutos y no pasa nada si un día duerme 30, pero conviene la regularidad; si es necesario, se debe pedir a alguien que haga de despertador o ponerse una alarma. También es posible tomarse un café antes de la siesta, porque la cafeína tarda unos 30 minutos en hacer efecto, con lo que será más fácil despertarse.
- En buenas condiciones. Cierto silencio, poca luz, temperatura adecuada… son requisitos para inducir el sueño rápidamente.
- Sin pijama. No es necesario cambiarse. Si se establecen muchos requisitos, dará pereza levantarse; basta con quitarse el calzado o desabrocharse la ropa que apriete.
- Sin preocupaciones. Es importante relajarse, poner la mente en blanco, apartar las preocupaciones, no pensar en la lista de tareas por hacer…
Hoy en día, las empresas más modernas instalan áreas para que sus empleados puedan descansar cuando lo necesiten. En Japón, por ejemplo, está bien visto dormir una siesta a la vista de todos, ya sea en el transporte público o en la sede de trabajo, porque eso es señal de que uno trabaja mucho. Entre los chinos, con horarios por encima de todo convenio laboral, la siesta es imprescindible para seguir rindiendo. Cada vez más empresas acondicionan espacios de descanso especiales para que sus empleados echen la siesta.
La siesta no es para todo el mundo. o sí
Hay a quien no le gusta nada, quien no consigue relajarse y quien, si se duerme, ya no se despierta en tres horas. Cada uno sabe qué le sienta bien y qué le apetece, aunque conviene recordar que la siesta está contraindicada cuando existen problemas de insomnio; en estos casos hay que limitarla a 10 minutos o evitarla. Además, la somnolencia durante el día debe ser motivo de consulta con el médico. Podría deberse a algún medicamento, a la suma de varios, a un trastorno del sueño o a un problema médico o psicológico. La soledad y el deterioro cognitivo pueden hacer que se duerman abundantes y prolongadas siestas.
Sin embargo, si hiciéramos caso de nuestro reloj biológico, dormiríamos hasta tres siestas al día, es decir, cada cuatro horas podríamos echarnos un rato… siempre que pudiéramos permitírnoslo. El célebre científico Albert Einstein reconoció que, para descansar su cerebro, se echaba varias siestas cada día. Tenía la costumbre de echarse cada 4 horas aproximadamente, durmiendo un total de 10 horas cada día, sumando las horas de sueño y las de sus diversas siestas.
Sin llegar a tanto, está comprobado que unas ocho horas después de despertar se produce un aumento de la somnolencia de forma natural. Cada uno tiene su reloj biológico y mientras hay quien jamás duerme la siesta, otros no la perdonan. También los hay que prefieren echarse una cabezada antes de comer, a media mañana o tras el desayuno, esa que llaman siesta del cordero, del carnero, del borrego, del salsero… o canóniga, que en cada pueblo tiene su denominación de origen.