La salud emocional también mejora con emociones negativas
Las emociones “negativas” son positivas si se presentan en una intensidad baja de cara a contar con una buena salud emocional y equilibrada. Y es que hoy en día vivimos rodeados de emociones a priori negativas: rabia, miedo… tal y como explica Carmen Cordero, Directora del Instituto Europeo del Coaching y Coach personal y empresarial. En su opinión, las emociones de este tipo, como la situación económica actual o la incertidumbre, pueden ser beneficiosas siempre que se canalicen de forma correcta.
El malestar general provoca en las personas lo que se ha denominado como emociones negativas. El miedo ante la posibilidad de perder el empleo, la impotencia por no poder ayudar a quienes nos rodean y ver su sufrimiento, la rabia que provoca la difícil tarea hoy en día de encontrar un nuevo trabajo, etc. Vivimos rodeados de emociones que pueden causarnos una desazón continua ante la avalancha de noticias negativas. Tal y como sostiene Carmen Cordero Directora de Instituto Europeo de Coaching y Coach personal y empresarial, lo importante es saber canalizar bien esas emociones con el fin de disfrutar de una óptima salud emocional.
El miedo y la rabia, positivos si sabemos cómo
“Siempre estamos rodeados de emociones, quizás hoy en día las emociones tengan una intensidad más alta y las que más se exterioricen sean el miedo y la rabia” comenta Carmen Cordero, a lo que añade “hoy en día socialmente se están alentando éstas emociones”. Por este motivo, la experta sostiene que cualquier emoción bien canalizada nos puede ayudar, aún aquellas que se consideran negativas. Así, la rabia en una intensidad baja nos “hace estar presentes en todos los sentidos, nos permite defender nuestros límites”, lo que es altamente positivo para el desarrollo personal y profesional, por ejemplo en negociaciones. Por otro lado, en el caso del miedo, también en intensidad baja, “nos permite estar alertas y ser precavidos, analizar la situación antes de actuar”.
La clave de la salud emocional
Tal y como destaca Cordero, el problema viene cuando “estas emociones se presentan en intensidades altas, entonces secuestran nuestra conciencia y lo peor es cuando nos quedamos apegados a ellas, se impregnan en nuestro estado de ánimo y actuamos muchas veces en contra de lo que queremos”. La clave de una buena salud emocional es saber expresar estas emociones y canalizar su energía para que nos ayuden en lo que nos propongamos. La base está en aprender a relacionarse con nuestras emociones. Para ello, es necesario conocerlas, percibirlas, comprenderlas, expresarlas y tener conciencia corporal de ellas.