La cueva de El Soplao ya ha sido visitada por un millón de personas
Entraron en la cueva con la mirada distraída y el paso errante. Ambas cosas eran propias de la edad, puesto que la mayoría de ellos había sobrepasado los setenta años, pero también por la sorpresa ante lo desconocido, pese a que allí dentro había trascurrido buena parte de su vida. Los antiguos mineros que bautizaron este lugar como El Soplao, por la corriente de aire que se produce al encontrar una nueva galería, penetraban, 26 años después, en ese mundo de sombras y luces en el que trabajaron durante años.
Tras ellos, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, el consejero de Turismo, Cultura y Deporte, Francisco Javier López Marcano, otros miembros de Gobierno, autoridades, prensa, invitados… Pero ellos fueron los primeros. Por decisión expresa de Marcano, impulsor de todo el proyecto Soplao, debían ser los últimos que abandonaron la mina en 1979, los primeros en verla, los protagonistas de su inauguración transformada en una de la mayores maravillas geológicas de todo el mundo. Era el mes de julio de 2005, hace ahora cinco años.
Muchos de aquellos recios hombres, que habían soportado jornadas de trabajo de 12 horas acarreando mineral, no pudieron contener las lágrimas. Había demasiados recuerdos, demasiada emoción y también una cierta sorpresa. No era igual aquella enorme galería, que ellos llamaron “la Gorda”, con pasarelas, con una iluminación espectacular, ventilada, con juegos de luz y sonido a aquellas que ellos transitaron tantas veces arrastrando carretillas y vagonetas, a las que horadaron con pico y pala, las que contemplaron su esfuerzo y su drama. Pero aunque el mérito sea de Marcano, hijo de minero, que hizo de El Soplao su gran apuesta personal y política, y del Gobierno de Revilla que lo apoyó, en parte también lo es de esos mismos mineros que respetaron el entorno, que de alguna manera supieron que aquello tenía un valor universal que debían preservar.
Y allí estaba el milagro, la antigua mina de La Florida era ahora la estrella de lo que ha dado en llamarse Territorio Soplao, un ambicioso proyecto cuyos primeros logros se vieron hace cinco años, pero que tiene ante sí una larga andadura. En este tiempo, hasta 2010, casi un millón de personas han podido visitar lo que ya es uno de los grandes iconos de Cantabria, junto con su hermana mayor, Altamira, y el Parque de la Naturaleza de Cabárceno.
Un trabajo de miles de años
El Soplao permaneció durante milenios oculta a los ojos de los hombres, pero no a la acción de la naturaleza. Los más de 30 kilómetros de galerías que componen la cavidad constituyen un excepcional patrimonio de arqueología minera del que forman parte vagonetas, cabestrantes, traviesas, raíles, utensilios, construcciones de captación y evacuación de aguas y hasta figuras de mineros en actitud de trabajo y una mula como tiro de vagoneta cargada de mineral, pero destaca sobre todo por su peculiar interés geológico. Las sensacionales formaciones que la cavidad alberga en su interior dan lugar a todo un juego de claroscuros, sensaciones, colores y formas que desafían las leyes de la lógica.
En El Soplao hay cientos de estalactitas y estalagmitas, columnas y banderas de piedra, pero destacan especialmente los elementos con formas excéntricas, que crecen componiendo todo tipo de círculos, espirales, tirabuzones, etc. sin tener en cuenta la ley de la gravedad. La calidad, blancura y sobre todo la abundancia de sus formaciones en aragonito y calcita la convierten en una cavidad única que será declarada Patrimonio de la Humanidad más pronto que tarde. Las excéntricas son formaciones muy singulares y realmente excepcionales por su gran belleza, abundancia y espectacularidad. Algunas de ellas son auténticas filigranas de cristal y ofrecen una imagen de extrema delicadeza.
El Soplao es una cueva única e irrepetible, una referencia para la espeleología mundial, de la misma manera que Altamira lo es para el arte prehistórico. Su interior constituye una maravilla geológica y espeleológica a nivel internacional. Adentrarse en este universo interior no fue tarea fácil y, precisamente por ello, sus encantos han permanecido ocultos en el tiempo para la mayoría.
De entre las más de 6.500 cuevas que hay en Cantabria, la de El Soplao tiene verdadera significación universal, pues a la alta calidad medioambiental que posee hay que añadirle sobre todo su altísimo valor estético, representado por la abundante y compleja diversidad de formaciones excéntricas que atesora, sin parangón en el mundo subterráneo. Dentro de este apartado hay que destacar el “falso suelo”, una zona considerada por todos los espeleólogos como la “Capilla Sixtina” del mundo subterráneo, por su grandiosidad, disposición y conservación. No podemos olvidar las pisolitas, más conocidas como perlas de las cavernas. Estas curiosas formaciones deben su nombre a su similitud con las perlas de las otras. En la cueva se presentan como mantos cubriendo una superficie de varios metros, o a modo de nidos, pero nunca aisladas.
El recorrido turístico de la cueva, o “de pasarela” es de unos 1.500 metros, puede hacerse incluso de silla de ruedas y hasta la cueva se accede en una réplica de tren minero. Hay otro tramo abierto al público con el nombre de Turismo-aventura en el que los visitantes podrán recorrer hasta 3 kilómetros dentro de la cueva, cuya longitud total es de 14 kilómetros. La visita requiere una indumentaria especial, casco con luz y botas de agua.
Territorio Soplao
Pero aunque El Soplao sea un gran atractivo turístico, su finalidad no se queda ahí, según el consejero de Turismo, Cultura y Deporte, el objetivo de su departamento es “convertir Territorio Soplao en un foco de atracción en todos los niveles, tanto desde el punto de vista turístico, como, especialmente, centro de referencia de la investigación y un laboratorio de la biodiversidad”. Así, además de la propia cueva, se cuenta ya con un Centro de Interpretación, una gran cafetería, una tienda-museo, la estación y el tren minero que permite el acceso a la cueva, instalaciones para turismo de aventura, y están en proyecto el museo de la minería y el del ámbar.
Porque la providencial aparición hace apenas dos años de una gran bolsa de ámbar, de características muy especiales, ha transformado el sentido y la dimensión de Territorio Soplao. Tras las primeras apreciaciones se llegó a la conclusión de que el hallazgo es único en su especie y puede convertirse en el mejor «laboratorio mundial» para conocer cómo era la Tierra hace 110 millones de años. Y es que las piezas que van surgiendo son únicas y resaltan por su «cantidad, variedad y calidad», al incluir artrópodos. Atrapados en el ámbar se han encontrado minúsculos mosquitos, avispas, arañas y otros insectos ya extinguidos. Ahí radica una de las importancias de este tesoro, en el que también se han encontrado dentro del ámbar fosilizado restos vegetales y de coníferas y se ha descubierto una rara variedad de ámbar azul, muy escasa en el mundo de la que sólo se han localizado piezas similares en la República Dominicana, lo que da una clara idea de la singularidad de esa ‘joya’.
Más información Turismo de Cantabria
Tel.: 901 111 112
www.turismodecantabria.com
El Soplao
Tel.: 902 82 02 82
www.elsoplao.es