¿Qué causa la insatisfacción en el trabajo?
La insatisfacción laboral provoca tensiones en el puesto de trabajo, reduce la productividad y dificulta la capacidad de innovar. Además, los trabajadores insatisfechos con su puesto de trabajo no están comprometidos con la empresa, por lo que esperan una oferta mejor para abandonarla, con el riesgo de pérdida de talento y conocimiento que esto supone. Con estos parámetros es evidente que los entornos con mayor insatisfacción laboral están peor posicionados para mejorar su competitividad y, como consecuencia, para enfrentar la salida de la crisis. Pero, ¿qué la genera? Entre otras causas, destaca la baja remuneración, la realización de tareas repetitivas, la sobrecualificación o la falta de reconocimiento.
Los trabajadores se muestran en general satisfechos con su actual empleo y situación laboral y tan sólo un reducido número de países supera el 15 % de insatisfacción en el trabajo. Pero, ¿qué causas provocan la insatisfacción laboral? El trabajo satisface por una razón difusa, pero, cuando desagrada, lo hace con motivos muy concretos.
Entre los factores que producen este desagrado y desmotivación está el volumen de trabajo, según el informe ‘Índice de Movilidad laboral (Workmonitor’s Mobility Index)’ de Randstad. Los ajustes de plantilla en las compañías han provocado que aumente la carga de trabajo o que los empleados tengan que realizar multitareas, algunas para las cuales no están preparados. En el otro lado, también hay muchos trabajadores que han tenido que reducir sus expectativas profesionales y acogerse a un puesto de trabajo por debajo de su formación. Esta sobrecualificación provoca desidia o desinterés y afecta a la productividad de los empleados.
Otras causas de malestar son la baja remuneración y la imposibilidad de crecer profesionalmente en la empresa, puesto que el empleado deduce que no “tiene futuro en la compañía”. Unido a este estancamiento profesional está también la falta de reconocimiento, que en muchos casos provoca que el trabajador no sienta que su trabajo es valorado y por tanto reduce su rendimiento.
Todas estas causas llevan a un panorama complejo para la empresas. Por un lado, deben enfrentarse a un entorno cada vez más competitivo, donde la reducción de costes y el aumento de productividad son claves para asegurar la continuidad del negocio. Por otro, y lidiando con dicha situación, las compañías deben retener el talento de sus organizaciones, apoyar a aquellos trabajadores más comprometidos con la empresa y con mayor capacidad de innovación en su puesto de trabajo.