Crowd funding por Internet, la nueva fábrica de sueños para emprendedores
Se llama ‘crowd funding’, algo así como la financiación de la multitud, y gracias a ello muchos proyectos innovadores pueden ver la luz: dirigir su primera película, producir su primer disco, publicar una novela, abrir un restaurante, dar a conocer una aplicación para teléfonos móviles…, todo vale. Cualquiera que sea la idea que tenga en mente, ahora, a través de internet, resulta más fácil encontrar la financiación necesaria para convertirla en realidad.
Es una nueva forma de recaudar fondos por medio de la red para poner en marcha cualquier tipo de proyecto en la que los inversores son donantes particulares. El concepto es sencillo, quien tiene una idea la da a conocer en páginas que se dedican al ‘crowd funding’, como Kickstarter y Indiegogo, dos de las más populares, y allí se hace publicidad y se plantea un objetivo de financiación, para encontrar pequeños contribuyentes.
Negocio rápido y seguro
En un plazo fijo y limitado, se reciben por internet las aportaciones de usuarios a los que les gusta el proyecto y que quieren involucrarse en él.
En la mayoría de los casos, las aportaciones económicas sólo se harán efectivas si al acabar el plazo fijado se alcanza la cifra establecida para la financiación. De lo contrario, el dinero será devuelto a los donantes.
De esta manera, además de hacer realidad los sueños de los emprendedores, se abre una nueva vía para las donaciones, puesto que no se trata de dar dinero a fondo perdido, como sucede en el caso de los mecenas tradicionales, sino que los que invierten, reciben recompensas, como obsequios, descuentos sobre el precio final del producto, la posibilidad de aparecer en los títulos de crédito en caso de que se trate de una película o una obra de teatro, e incluso la oportunidad de involucrarse en la parte creativa del proyecto.
Además, los donantes disponen de información detallada sobre los gastos y futuros beneficios de cada iniciativa y pueden comunicarse directamente con los emprendedores para hacerles llegar sugerencias.
El que busca financiación, estipula de antemano lo que ofrece a los donantes en función el grueso de sus aportaciones.
El nuevo fenómeno
De entre las páginas que ofrecen servicios de ‘crowd funding’, es Kickstarter la que más éxito ha tenido hasta el momento. Desde que fue lanzada hace tres años, esta compañía con base en Brooklyn se ha convertido en todo un fenómeno de internet.
Gracias a Kickstarter, los emprendedores pueden prescindir de las ayudas públicas y de los inversores tradicionales, y entrar en contacto directo con particulares que quieren contribuir económicamente en un proyecto.
Hasta la fecha, la empresa ha recaudado más de US$175 millones para que artistas, directores de cine, músicos, diseñadores de videojuegos, fotógrafos o bailarines puedan ver convertidos en realidad sus proyectos soñados.
Tan solo este año, cinco proyectos han recaudado más de 1 millón de dólares en a través de esta página. Pra Yancey Strickler, cofundador de Kickstarter., las ideas están siendo financiadas no porque puedan ser una buena inversión, sino porque la gente quiere que existan.
Los responsables de este proyecto de ‘crowd funding’ están decididos a desafiar las decisiones comerciales que están detrás de la mayoría de inversiones, para así poner más énfasis en el arte y la creatividad. Con ello, consideran, las puertas se abren de par en par y muchas más cosas pueden llegar a ver la luz de día.
La inversión en masa
Con el ‘crowd funding’ una vez que consigues el dinero que necesita, en menos de un año tienes que tener el proyecto listo y estar exhibiéndolo. Si no lo haces, tienes que devolver todos los recursos, lo que te obliga a finalizarlo.
Los analistas consideran que el ‘crowd funding’ está cambiando las reglas del juego en lo que se refiere a la búsqueda de financiación para nuevos proyectos, puesto que ahora pueden ser los propios consumidores los que deciden qué merece la pena ser financiado.
Para los emprendedores, el peligro puede encontrarse en que aquellos que ya cuentan con medios económicos les roben sus ideas. Un riesgo, en cualquier caso, que muchos están dispuestos a asumir.