¿Cuántos peces hay en el mar?
¿Cuántos tipos de peces hay en el mar? Contar cada pez de los mares de Europa puede parecer un propósito tan inverosímil como encontrar una sirena, pero lo cierto es que la tecnología parece no conocer límites. Pero en un futuro, los biólogos expertos en temas de pesca de la UE, que administra el espacio marítimo más extenso del mundo, podrán dar respuesta a cuestiones como dónde hay más bacalao en el mar Báltico oriental o dónde se concentran los arenques.
Averiguar este tipo de datos y cifras será más sencillo gracias a una base de datos compartida y ya utilizada por el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM), una organización científica que asesora a los políticos europeos sobre el futuro de la pesca.
La creación de esta base de datos, denominada RDB-FishFrame, estuvo a cargo del Instituto Nacional Danés de Recursos Acuáticos de la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU Aqua), cofinanciado por la Comisión Europea. Esta herramienta compartida servirá al CIEM para procesar datos del mar Báltico, el mar del Norte y el Atlántico Norte y garantizará la recopilación anual, por parte de las instituciones científicas europeas activas en este campo, de cantidades enormes de datos sobre la pesca y el estado de las poblaciones de peces generadas. El CIEM genera conocimientos y ejerce labores de asesoría conforme a los datos recopilados cada año mediante buques científicos como el Dana de Dinamarca, el análisis de las estadísticas de desembarque y los cuadernos de bitácora de las embarcaciones pesqueras y la medición de las capturas en los barcos comerciales y en los puertos pesqueros.
Las poblaciones de peces de Europa no han dejado de reducirse hasta situarse cerca del 10 % de lo que eran después de la Segunda Guerra Mundial. En el Mediterráneo el 82 % de las poblaciones sufren sobrepesca y tres de cada cuatro especies de pescado blanco están al borde de la extinción. No obstante, las tornas están cambiando y la Unión Europea ya está haciendo progresos en su empeño por frenar este declive.
Este verano la UE anunció un plan, ya puesto en práctica, destinado a optimizar su política pesquera mediante una reforma presentada como la más drástica de los últimos cuatro decenios y cuyo objetivo no es otro que detener la sobrepesca.
Además, ya se aprecia una recuperación de poblaciones importantes de peces gracias a la reducción de las cuotas de captura anuales aplicada en los últimos años. Además, veinte poblaciones de peces halladas en aguas europeas se han situado dentro de los límites considerados aceptables para la pesca sostenible, en comparación a las cinco contabilizadas en 2009.
La efectividad del recorte en las cuotas ha permitido aumentar este año el total admisible de capturas (TAC) en varias especies, situación que ha supuesto un ingreso adicional para la industria pesquera de unos 135 millones de euros. El TAC se fijó conforme a las recomendaciones científicas con el propósito de recuperar las poblaciones de peces.
Los usuarios que accedan a RDB-FishFrame podrán hacerlo mediante una contraseña a través de cualquier navegador, por lo que no será necesario contar con programas caros o complejos. Esto facilita el acceso a la base de datos al no importar la ubicación del usuario. Este podrá acceder a la información tanto si se encuentra en una oficina como de camino a una reunión en cualquier parte del mundo o si necesita comprobar un dato de inmediato.
El océano guarda un millón de especies
Se estima que cerca de un millón de especies distintas pueblan los océanos, aunque a día de hoy la cifra de especies marinas descritas es apenas de 230.000. En total, los diferentes organismos eucariotas marinos podrían ascender hasta los 972.000, por lo que unas 740.000 especies están sin catalogar, más del triple de las que se conocen en la actualidad.
Una investigación, en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), establece estas cifras tras el análisis de 270 taxónomos de 32 países.
Las conclusiones aparecerán recogidas en la portada del próximo número de la revista Current Biology, y en la que cada taxónomo ha calculado el número de especies existentes dentro de su especialidad y ha estimado, tanto a través de modelos estadísticos como en relación con la experiencia de cada experto, el número de ellas que faltan por ser descubiertas.
Información en común
Según el investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC Enrique Macpherson, que ha participado en el trabajo, “el gran mérito del trabajo ha sido reunir a los principales taxónomos del mundo para poner en común su información”. La predicción estadística se basa en la tasa de descripción de nuevas especies en las últimas décadas. Sus resultados indican que las especies marinas totales serían unas 540.000, aunque esta cifra oscila entre las 320.000 y las 760.000.
Por su parte, los expertos han realizado otra estimación basada en su experiencia y en una proyección del número de especies descubiertas en función de las zonas muestreadas. Esta predicción del número de especies ronda entre las 704.000 y las 972.000. De acuerdo con el también investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC Xavier Turon, “los cálculos por ambos métodos arrojan cifras delmismo orden de magnitud, lo que confirma que conocemos alrededor de una tercera parte de las especies”.
Todos los datos puestos en común por los científicos revelan que solo 230.000 especies están correctamente descritas. De hecho, los investigadores detectaron unos 170.000 casos de sinonimia entre las especies previamente conocidas. Es decir, una misma especie descrita bajo dos o más nombres diferentes. Entre el orden de los cetáceos (Cetacea), por ejemplo, los investigadores han descubierto que existen 1.271 nombres diferentes aplicados a solamente 87 especies.
Sinonimia de especies
El investigador del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados del CSIC Damia Jaume, que también ha participado en el estudio, explica: “La sinonimia es más común cuanto más conocida es la especie y mayor es su tamaño y su interés comercial”. De las aproximadamente 230.000 especies marinas conocidas, unas 200.000 pertenecen al reino Animalia; 7.600, al Plantae; 19.500, al Chromista; 550, al Protista y 1.050, al Fungi.
La investigación únicamente ha contado con organismos eucariotas, es decir, aquellos cuya información genética está encerrada en un núcleo celular, lo que ha dejado fuera a bacterias, virus y arqueas.
Lo que falta por conocer
Los datos de la investigación sugieren que faltarían unos dos tercios de especies marinas por describir, cuya mayoría ya estaría inventariada. Aunque la mayor parte del océano no ha sido muestreada, Macpherson cuenta que “los entornos marinos son menos diversos y tienen factores muy limitantes como la luz, lo que homogeniza a las especies que los habitan, por ello es de esperar que la diversidad oceánica sea menor que la terrestre”.
A pesar de que aún no existe un consenso sobre el número de especies que pueblan la superficie terrestre, esta cifra podría ser unas 10 veces superior a la biodiversidad acuática. El investigador del CSIC opina: “Tal vez dentro de un siglo se hayan podido describir todas las especies marinas, no obstante, cuanto más sepamos más podremos afinar la cifra exacta de biodiversidad acuática”. La investigación ha sido liderada por el Instituto Marino de Flandes (Bélgica) y la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), que han coordinado la actividad de otras 144 instituciones.
El océano tiene 17.000 especies
Más de 344 científicos de 34 países diferentes englobados en el llamado Censo de la Vida Marina han inventariado hasta ahora cerca de 17.650 especies de las profundidades marinas que viven a unos 5.000 metros de profundidad y que nunca han visto la luz del sol. Así lo confirman hoy, después de diez años de investigaciones. El informe final del censo se presentará en octubre de 2010 en Londres (Reino Unido). Gracias a cámaras sumergibles, sónares y otras tecnologías de vanguardia, se ha dado cuenta de una colección muy diversa de especies, desde cangrejos hasta camarones y lombrices.
La mayoría de estas especies se han adaptado a una dieta basada en mínimas porciones que sustraen de capas donde llega la radiación solar, otros a dietas de bacterias que transforman en ácidos grasos, sulfuro y metano, de restos de huesos de ballenas muertas y otros alimentos.
“Como era de esperar, el número de registros de la base de datos disminuye drásticamente a mayores profundidades, hecho constatado por la escasez de muestras a estos niveles”, declara Edward Vanden Berghe, director del Sistema de Información Biogeográfica del Océano (OBIS), e inventor del observatorio del Censo de la vida marina.
Según Vanden Berghe, de las 17.650 especies registradas que viven a 200 metros de profundidad, solo 5.722 sobreviven a 1.000 metros de profundidad, donde la oscuridad impide que se realice la fotosíntesis.
A la espera de un informe del Censo marino con los resultados obtenidos que se presentarán el 4 de octubre de 2010 en Londres (Reino Unido), los científicos hablan de unas claras pautas de abundancia, distribución y diversidad de la vida en la profundidad del mar.
Entre esta diversidad, destaca el hallazgo de nuevas especies, como Peniagone crozeti, un pepino de mar de color verde-amarillento y el más abundante en la zona de las Islas Crozet (Francia). De los más de 680 especimenes recogidos en por CeDAMar (DIVA 2) al sureste del Atlántico, únicamente siete han sido identificados, es decir que el 99 % de ellos fueron nuevos hallazgos para la ciencia. Además, entre cientos de especies de macrofauna (animales con un tamaño similar al de una lombriz) recolectadas de diferentes áreas, del 50 % al 85 % tampoco fueron reconocidas.
La biodiversidad de la fauna abisal
“La fauna abisal posee tal biodiversidad de especimenes desconocidas que encontrar una especie que no lo sea, es lo anormal. Además, describir por primera vez cada especie diferente que se halla en una muestra del tamaño de una taza de café es un gran reto”, comenta David Billete, experto del CeDAMar, e investigador en el Centro Nacional Oceanográfico del Reino Unido.
“La abundancia de vida se rige por el alimento disponible y que disminuye rápidamente a medida que aumenta la profundidad”, explica Robert S. Carney, investigador de la Universidad Estatal de Louisiana (EE. UU.), y director adjunto (junto a la francesa Myriam Sibuet) del proyecto del Censo COMARGE, que estudia la vida marina a lo largo de las fronteras continentales.
Además, “en los márgenes continentales se encuentran los límites de la abundancia de comida gracias a la fotosíntesis, a la pobreza de la oscuridad. Es en esta transición donde se muestran los fenómenos de adaptación y estrategias de supervivencia de especies alucinantes”, añade Carney.
La abundancia de vida en las profundidades se produce cuando hay corrientes rápidas que incrementan las posibilidades de los animales de encontrar comida, cuando hay animales de vida larga, o poblaciones que crecen de manera rápida aún con dietas insuficientes, cuando hay abundancia de alimentos en capas situadas a menor profundidad o donde las especies de animales puedan migrar, o cuando la alternativa a la fotosíntesis por ingestión de alimentos es la producción quimiosintética.
“En el mar y zonas mesopelágicas, el mayor espacio tridimensional donde existe vida de este tipo, los animales deben sacar sus recursos frente a la escasez de alimentos o bien migrar largas distancias hacia la superficie para poder alimentarse”, señala el director del proyecto MAR-ECO Odd Aksel Bergstad, de la Universidad de Bergen (Noruega). “Hemos hallado una alta concentración de animales en la falla Atlántica-Media puesto que supone un oasis en medio del océano con relieve topográfico”, añade el científico.
En el suelo abisal, el fango contiene una biodiversidad que no es detectable con vídeos o fotografías, puesto que la mayoría de los animales tienen un tamaño milimétrico y pasan desapercibidos entre los sedimentos. “Aunque el fango del fondo marino parece monótono y escaso en comida, en los márgenes continentales registra un máximo en biodiversidad.
Encontrar los escasos recursos
Para sobrevivir a esta profundidad, los animales deben encontrar y explotar los escasos o novedosos recursos y su gran diversidad en las profundidades demuestra su gran capacidad para adaptarse”, apunta Carney, que asegura que algunos científicos asemejan la biodiversidad contenida en el fondo a un bosque tropical.
La recogida de muestras a estas profundidades se realiza con instrumentos de alta tecnología (vehículos de control remoto (ROV), vehículos sumergibles autónomos (AUV) y submarinos) o equipamientos tradicionales como redes y dragas que requieren de kilómetros de cableado para alcanzar el fondo marino.
Tras diex años de investigaciones, el Censo concluirá en octubre de 2010, cuando el proyecto se haya abordado en los cinco océanos a través de más de 210 expediciones. Estas expediciones incluyen el primer viaje MAR-ECO realizado entre octubre y noviembre de 2009, en el que se explora la falla Atlántica-media al sur de Ecuador, fruto de una colaboración entre Rusia, Brasil, Sudáfrica y Uruguay.
Cinco de los 14 proyectos englobados en el censo sondean las capas oceánicas por debajo de la luz solar, cada uno de ellos dedicado a estudiar la vida en dominios en los que la profundidad aumenta progresivamente, desde los márgenes continentales (COMARGE: Ecosistemas de los Márgenes Continentales) hasta el límite del Atlántico-medio (MAR-ECO: Proyecto del Ecosistema de la Franja del Atlántico-medio), las montañas sumergidas en el fondo marino (CenSeam: Censo Global de la Vida Marina en los Montes Oceánicos), la vida del fango de las planicies oceánicas (CeDAMar: Censo de la Diversidad de Vida Marina en zonas Abisales) y los agujeros, componentes, restos de ballenas y ecosistemas mantenidos químicamente encontrados en los márgenes de las cotas medias oceánicas y en las zanjas oceánicas más profundas (ChEss: Biogeografía de los Sistemas Quimiosintéticos de Aguas Profundas).