Higiene y dieta, claves para evitar la hospitalización de personas mayores en invierno por infecciones respiratorias

Higiene y dieta, claves para evitar la hospitalización de personas mayores en invierno por infecciones respiratorias
NOTICIA de Javi Navarro
13.10.2012 - 16:32h    Actualizado 31.03.2023 - 09:32h

Los ingresos por infecciones respiratorias en ancianos se triplican cada otoño e invierno y son la principal causa de hospitalización en personas mayores. Higiene y dieta son parte fundamental en tratamiento y prevención de estas patologías, si bien los geriatras recomiendan vacunar a los mayores frente a la gripe y el neumococo.

Durante los meses de otoño e invierno el número de ingresos por infecciones respiratorias en personas mayores se triplica. Los virus y bacterias que las provocan aparecen cuando la temperatura es más baja y hay menos horas de sol. Además, y tal y como explica el doctor Jesús María López Arrieta, responsable de Geriatría del Hospital de Cantoblanco en Madrid, “durante el invierno la concentración de las personas en lugares cerrados es mucho mayor que en verano y esto facilita la transmisión por vía respiratoria, contribuyendo a aumentar el contagio entre las personas y extender la epidemia”.


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Patologías como gripe o neumonía, entre otras, están entre las primeras causas de muerte por etiología infecciosa en mayores de 65 años.

En este sentido, desde la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG) se aconseja al paciente mayor evitar los cambios bruscos de temperatura, mantener una temperatura estable en casa, tener la vivienda convenientemente ventilada y abrigarse al salir a la calle. “Se trata de medidas higiénico-dietéticas tanto o más importantes que el tratamiento farmacológico, que ayudan en la prevención y también durante el proceso respiratorio”, afirma el doctor López Arrieta.

Otro punto fundamental radica en la higiene de las manos y en el uso de pañuelos. Este experto recuerda que “taparse la boca al estornudar, utilizar pañuelos desechables y lavarse las manos con jabón frecuentemente son tres consejos básicos y muy sencillos, que son enormemente eficaces y útiles para evitar nuevos contagios”. Asimismo, los especialistas en la atención a mayores hacen hincapié en la importancia de una vida saludable para prevenir las enfermedades respiratorias: “es fundamental la práctica del ejercicio físico, recomendable a todas las edades, así como una alimentación adecuada, la abstención de tabaquismo y el control de la tensión arterial”.

Ojo con la EPOC

La población más sensible para contraer una infección respiratoria es aquélla que padece Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). En España, la prevalencia de esta patología ronda el 10 %, pero un tercio se corresponde con personas por encima de los 75 años. “La mayoría desconoce que padece EPOC. Han sido fumadores o lo siguen siendo y en general no han sufrido complicaciones más allá de un catarro mal curado durante la edad adulta”, apunta López Arrieta. “El problema es que con el paso del tiempo y la suma de otras patologías crónicas, las enfermedades respiratorias de repetición pueden dañar el árbol respiratorio y hacerles más vulnerables a este tipo de infecciones”.

Importante vacunarse
Muchas infecciones prevenibles mediante vacunación pueden tener complicaciones y agravar las enfermedades de base (neumonía como complicación de una gripe, fallo renal, etcétera), algo que supone mayor riesgo de hospitalización, complicaciones, toma de fármacos e incluso fallecimiento.

El doctor López Arrieta subraya la conveniencia de que las personas mayores se vacunen contra la gripe y contra el neumococo, agente responsable de un elevado porcentaje de infecciones: “estudios observacionales publicados en Estados Unidos tras un seguimiento de las campañas de vacunación en la población americana durante diez años concluyen que la vacuna de la gripe se asocia a una disminución del 20 % de ingresos hospitalarios y a un 30 % de mortalidad”.

Desde la SEMEG se recomienda la vacunación a personas de 60 años o más con o sin patología previa y en especial a aquéllos que residen en centros geriátricos, hospitales para crónicos y centros de atención para discapacitados. En esta misma línea, es necesario que el personal que trabaja en estas instituciones o de manera directa con los ancianos en sus domicilios se vacune también de manera preventiva. En palabras de este geriatra, “además de que el paciente mayor esté vacunado, es especialmente importante atenuar la transmisión de la enfermedad, por lo que desde hace años se hace especial énfasis en la vacunación en personas en contacto con mayores, como los cuidadores y personal sanitario”.



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