Gran parte de las Cataratas del Iguazú se secan por la falta de lluvia

Gran parte de las Cataratas del Iguazú se secan por la falta de lluvia
NOTICIA de Javi Navarro
19.04.2012 - 16:01h    Actualizado 22.03.2023 - 18:06h

Las mundialmente conocidas Cataratas del Iguazú están compuestas por 270 cataratas de hasta 82 metros ubicadas en la frontera de Brasil y Argentina, en una extensión de 2,7 kilómetros, y son una de las principales atracciones turísticas del estado carioca que ahora, por el desabastecimiento de agua producido por la prolongada sequía en el sureño estado brasileño de Paraná, está originando que gran parte de ellas se estén secando.

Según fuentes del Parque Nacional Iguazú, se registró una disminución de agua en las cascadas de 500 metros cúbicos por segundo, cuando lo normal son 1.500, por lo que gran parte de las cataratas, al no recibir agua, están dejando al descubierto las paredes rocosas y escarpadas. Las Cataratas del Iguazú están consideradas como uno de los lugares más pintorescos del mundo y fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Las sequías tienden a aumentar
Pero la situación en Brasil, donde más de 50 ciudades han sido declaradas en estado de emergencia debido a la sequía prolongada, no es una excepción.

Según revela un informe especial presentado por el por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), es cada vez más necesaria la gestión de riesgos porque aumentan los cambios en los eventos extremos, es decir, que la duración e intensidad de las sequías, las inundaciones y las olas de calor serán particularmente frecuentes.

Este informe, “Gestión de riesgos de fenómenos extremos y desastres para fomentar la adaptación al cambio climático”, sugiere que los desastres no solo se crean por las consecuencias de los fenómenos climáticos extremos, sino porque también se unen la vulnerabilidad y la exposición al riesgo de la sociedad.

Según el trabajo, en el que han colaborado 220 investigadores de 62 países, entre los que se encuentran 12 españoles que han contribuido directamente como revisores y como autores, la exposición cada vez mayor de personas y bienes ha sido la causa principal a largo plazo del aumento de las pérdidas económicas producidas por los desastres climáticos.

Olas de calor
En los últimos 50 años, el cambio climático ha provocado cambios en los fenómenos climáticos extremos como las olas de calor, el registro de altas temperaturas y, en muchas regiones, fuertes precipitaciones.

Los expertos del IPCC confirman en este estudio especial que las olas de calor se han vuelto más severas en el sur de Europa y el Mediterráneo, mientras que no lo son tanto en el centro y norte de Europa.

En cuanto a las precipitaciones, las fuertes lluvias aumentarán al este de África, contrariamente al sur del continente y en el Sahara.

En la Península Ibérica predominarán el aumento de días cálidos y la disminución de los días fríos, y por tanto, una mayor incidencia de los episodios de sequía.

La sequía en España, apunta Vicente Barros, investigador español que ha cooperado en la investigación, representa quizás el mayor reto, por lo que una mayor previsión y gestión más eficiente y ecológica del agua debe primar por encima de proyectos trasvasistas.

Respecto al continente americano, la aridez aumentará en el noreste de Brasil mientras que en el resto de regiones de Sudamérica no es tan probable. Sin embargo, la duración e intensidad de las sequías crecerá en el sur de Europa y la región mediterránea, el centro de Europa, el centro de América del Norte, Centroamérica y México, el noreste de Brasil y el sur de África.

Mejorar la gestión, una solución
Según los autores del trabajo, aunque los factores ambientales y sociales que influyen en el riesgo de los desastres varían de región a región, cabe deducir que muchos países, incluidos los países en vías de desarrollo, se encontrarán con graves problemas para hacer frente a los desastres climáticos. Sin embargo, muchas de las estrategias eficaces para hacer frente a esos desastres en un mundo con un clima cambiante, son similares En la actualidad, existen muchas opciones disponibles que podrían mejorar la preparación a una respuesta efectiva a los eventos climáticos extremos y desastres, y su recuperación, afirma Vicente Barros, también copresidente del Grupo de Trabajo II, quien añade que el trabajo identifica las lecciones aprendidas de una amplia experiencia en la gestión del riesgo de desastres y de la creciente atención en la adaptación al cambio climático.

Las vías, pues, para evitar los efectos desastrosos de estos fenómenos, pasan por la monitorización y la investigación que facilitarían las políticas para evitar, prepararse, responder y recuperarse de los desastres y que podrían reducir el impacto de estos eventos y aumentar la resiliencia de las personas expuestas a estos fenómenos extremos.

Pero la última palabra, es de los responsables políticos.



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