Fumar cannabis o marihuana aumenta el riesgo de tener psicosis
No solo aumenta el consumo de cannabis entre la población, sino que se ha constatado que, en aquellas personas más vulnerables, aumenta los riesgos de padecer episodios psicóticos. Los datos médicos, en este caso del Hospital Clínico de Valencia, son elocuentes. Se estima que entre el 30 % y el 40 % de los primeros cuadros psicóticos se producen entre pacientes que reconocen fumar o consumir cannabis. A mayor consumo, más riesgo de padecer síntomas psicóticos, si bien también hay otros factores a tener en cuenta, como la edad de inicio en el consumo, los antecedentes familiares y genéticos.
Contenido de la información:
- Una de las drogas más consumidas
- Consumir marihuana
- Consumo entre adolescentes
- La pérdida de memoria que produce el cannabis se evita con ibuprofeno
- Efectos secundarios
- La enzima del cannabis que provoca pérdidas de memoria
- Hipocampo, el objetivo
- Aplicaciones contra el alzhéimer
- Fumar marihuana te deja ‘tonto’
- Las setas mágicas, la ketamina y el ‘Spice’ son las sustancias más consumidas entre los estudiantes españoles de 14 a 18 años
- Marihuana frente a las decisiones
- Entre 20 y 24 años, cuando más se consume
- Menos de la mitad de los adolescentes consume drogas o beben alcohol
Una de las drogas más consumidas
El cannabis es una de las drogas más consumidas en nuestro país. De hecho, se estima que más del 28 % de la población, lo que se traduce en más de 8 millones de personas, ha consumido cannabis en alguna ocasión. Del total de consumidores, en torno al 10 % son dependientes del cannabis. Y un dato a tener en cuenta: 2 de cada 10 jóvenes consumen cannabis de manera habitual, lo que sitúa a nuestro país como el cuarto en Europa en cuotas de consumo, con un incremento destacable en los últimos años. La Comunidad Valencia es solo un ejemplo, donde se ha detectado un mayor consumo, especialmente entre los adolescentes, lo que, como alertan los expertos, puede influir de manera negativa en su desarrollo.
Consumir marihuana
Fumar esta hierba también nos hace más vulnerables a los cuadros psicóticos, especialmente entre los consumidores más vulnerables al cannabis, los cuales deben ser tratados como pacientes de patología dual. Esta es precisamente la línea de investigación y abordaje que han puesto sobre la mesa los expertos en las Jornadas Nacionales de Patología Dual, cuya XVI edición se celebra en Valencia. La asociación entre trastornos mentales y consumo de sustancias ilegales como el cannabis se ha traducido, como constatan los expertos, en un incremento de los casos de patología dual, especialmente en relación con el consumo de la que está considerada como la droga de mayor consumo en el mundo.
El cannabis o marihuana no solo está relacionado con la aparición de episodios psicóticos, sino que también agravar los síntomas de otras patologías mentales, como la esquizofrenia. Entre los cuadros psicóticos más comunes se incluyen la psicosis aguda, los delirios y alucinaciones, ansiedad, pensamientos paranoides, pánico o la pérdida temporal de la identidad personal. Los más vulnerables son, lógicamente, los pacientes que de manera habitual consumen marihuana, en cuyo caso se pueden agravar los síntomas de trastornos psicóticos que implican dificultades cognitivas. Solo en el Hospital de Valencia, entre el 30 y el 40 % de los episodios psicóticos atendidos se producen en pacientes que consumen cannabis. Esta droga también está relacionada con los cuadros depresivos, estados de ansiedad e, incluso, pensamientos suicidas y trastornos de la personalidad.
Consumo entre adolescentes
El consumo de cannabis, al igual que otras sustancias, puede derivar en dependencia. Se estima que una de cada 10 personas consumidoras de cannabis es dependiente, cifra que se eleva (una de cada seis) si el paciente se inició en el consumo siendo adolescentes o bien cuando el consumo es diario. El consumo de cannabis a edades tan jóvenes puede implicar riesgos para el desarrollo (deterioro cognitivo, problemas de fracaso escolar, retraso en el aprendizaje…), por lo que los expertos han alertado tanto sobre estas consecuencias como sobre el hecho de que precisamente el cannabis sea de los más consumidos entre jóvenes y adolescentes de nuestro país. En el conjunto de Europa, nuestro país se sitúa como el cuarto mayor consumidor de cannabis, solo por detrás de países como la República Checa, Francia o Dinamarca. El 40 % de los jóvenes de menos de 15 años reconoce haber consumido cannabis en el último año.
El cannabis no es una de las drogas peor vistas, por así decirlo, siendo precisamente esta mayor permisividad la que haga que para los jóvenes sea más fácil acceder a ella. Un consumo que, como hemos visto, puede conllevar riesgos emocionales y conductuales, incrementando los riegos de padecer una patología dual, cuadros que además se manifiestan de manera más temprana. Y un último aspecto, aunque no menos importante. El consumo de cannabis favorece, en la edad adulta, el consumo de otras drogas más fuertes, como la cocaína o la heroína.
La pérdida de memoria que produce el cannabis se evita con ibuprofeno
Durante miles de años los seres humanos han usado el cannabis como tratamiento médico para quitar el dolor crónico. Sin embargo, los efectos secundarios del consumo de marihuana, como la pérdida de memoria o la pérdida de coeficiente intelectual, han sido un impedimento para su generalización en el uso medicinal. Ahora, investigadores señalan que los antiinflamatorios comunes, como el ibuprofeno, podrían prevenir los problemas de memoria causados en el uso médico del cannabis.
Efectos secundarios
Científicos de varios países han identificado los mecanismos moleculares por los que esta droga influye en el aprendizaje y la memoria, y señalan que se podrían evitar con los inhibidores de la enzima COX–2 –una proteína mediadora de la inflamación–, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
La enzima del cannabis que provoca pérdidas de memoria
El estudio, realizado en ratones y publicado esta semana en la revista Cell Press, indica que las alteraciones neuronales y de memoria provocadas por la marihuana se producen por la activación de dicha enzima. Por ello, medicamentos inhibidores de esta proteína, como paracetamol o ibuprofeno, pueden prevenir estos problemas.
“Hemos demostrado que los cambios en el cerebro inducidos por la marihuana se generan por el aumento de la COX-2, por lo que podemos usar inhibidores de esta enzima para reducir los efectos secundarios no deseados y conservar los efectos beneficiosos del cannabis”, explica Chu Chen, investigador del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad de Luisiana (EE. UU.) y uno de los autores del estudio. “Durante mucho tiempo, los mecanismos moleculares responsables de los déficits neuronales causados por la exposición a la marihuana eran grandes desconocidos. Ahora hemos resuelto el enigma”, añade Chu Chen.
Hipocampo, el objetivo
Los científicos descubrieron que el tratamiento con THC, principal psicoactivo de la marihuana, aumentaba los niveles de la enzima COX-2 en el hipocampo de los ratones, una región del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria.
Además, comprobaron que los fármacos y las técnicas genéticas que reducían los niveles de COX-2 en los ratones también impedían las alteraciones neuronales causadas por la exposición al THC.
“El ibuprofeno puede reducir el deterioro de la memoria provocado por la marihuana, aunque en nuestro estudio no usamos ibuprofeno, pero sí otros inhibidores selectivos de esta enzima similares”, explica Chen.
El autor recuerda que durante miles de años los seres humanos han usado el cannabis como tratamiento médico para el dolor crónico en esclerosis múltiple, cáncer, trastornos convulsivos, náuseas, anorexia, o enfermedades neurodegenerativas, entre otras dolencias.
“Los efectos secundarios neuropsicológicos y cognitivos indeseables limitan en gran medida el uso medicinal de la marihuana, particularmente para el tratamiento a largo plazo”, destaca.
Estos efectos provocan una disfunción en la transmisión sináptica del cerebro, la estructura molecular que une entre sí las neuronas, y produce un mal funcionamiento de las comunicaciones entre las células. “Los déficits en la función sináptica causan alteraciones en el aprendizaje y la memoria”, recalca Chen.
Aplicaciones contra el alzhéimer
El estudio también aportó nuevos datos relacionados con el alzhéimer. Los investigadores descubrieron que el mismo tratamiento con THC redujo el daño neuronal en ratones afectados por esta enfermedad neurodegenerativa. Los efectos se mantuvieron incluso con los inhibidores de la enzima COX-2.
“No existen medicamentos eficaces para prevenir y tratar el alzhéimer. Nuestros resultados indican que se pueden mantener los efectos beneficiosos del cannabis sin los adversos para tratamientos de dolencias médicas irresolubles como esta”, apunta Chen.
Fumar marihuana te deja ‘tonto’
Los adolescentes que han fumado de forma regular marihuana han mostrado un mayor descenso en el coeficiente intelectual. Así, el consumo regular de cannabis se asocia con una disminución del rendimiento intelectual, según un nuevo estudio publicado en la revista PNAS. Los investigadores afirman que estos jóvenes consumidores sufren más problemas de atención y memoria.
Científicos de la Universidad Duke de Durham (EE. UU.) han estudiado la relación entre el consumo recurrente de cannabis y el desarrollo cognitivo en una muestra de 1.037 jóvenes nacidos en Nueva Zelanda entre 1972 y 1973 y seguidos hasta los 38 años.
El equipo, liderado por Madeline H. Meier, descubrió que los adolescentes que fumaban de forma regular mostraron un mayor descenso en el coeficiente intelectual en comparación con el resto de los participantes.
Más que por otra drogas como el alcohol
El hallazgo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), relaciona el consumo de marihuana con un deterioro general en los cinco dominios del funcionamiento neuropsicológico, que sigue siendo significativo incluso después de años de educación y el uso de otras drogas, como el alcohol.
Para los autores, este consumo recurrente parece afectar al funcionamiento cognitivo de cada día en forma de mayores problemas de atención y memoria.
Los resultados apuntan que los adolescentes fueron más propensos a convertirse en consumidores constantes y experimentaron un mayor descenso del coeficiente intelectual en comparación con los usuarios que comenzaron a fumar en la edad adulta cuando se igualan los años de consumo.
Los autores subrayan que dejar de fumar o reducir el consumo de cannabis no restaura el funcionamiento neuropsicológico entre los usuarios de cannabis de inicio adolescente, y creen que fumar marihuana en la adolescencia, cuando el cerebro está en proceso de desarrollo crítico, podría tener efectos neurotóxicos. “Se deben aumentar los esfuerzos para lograr retrasar el inicio del consumo de cannabis”, concluyen.
Las setas mágicas, la ketamina y el ‘Spice’ son las sustancias más consumidas entre los estudiantes españoles de 14 a 18 años
El 3,5 % de los estudiantes de entre 14 y 18 años ha probado alguna vez en su vida una o más sustancias psicoactivas, de las que se incluyeron en el módulo de ‘drogas emergentes’ al realizar la Encuesta Escolar sobre Drogas 2010. Las setas mágicas, la ketamina y el ‘Spice’ son las sustancias más consumidas entre este grupo de población. Para los expertos, se trata de un consumo esporádico y experimental en nuestro país. Pese a ello, advierten de la capacidad de estas sustancias para provocar adicciones.
Así lo ha asegurado la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Nuria Espí, durante la presentación en rueda de prensa del informe sobre ‘Drogas emergentes’, elaborado por la Comisión Clínica de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. Nuria Espí ha alertado del “elevado riesgo de estas sustancias, dado que la mayor parte de las veces los posibles consumidores desconocen su composición exacta y sus efectos”.
El informe hace un repaso a la definición y clasificación de este tipo de drogas, formas de presentación y de consumo más habituales y detalla el sistema de alerta temprana en Europa, que puede activarse desde cualquier país. Este sistema supone un aviso inmediato a las autoridades nacionales de cada uno de los países de la UE sobre la aparición de una nueva droga o de una nueva forma de consumo y sus efectos sobre la salud. El texto se completa con sendos capítulos sobre los aspectos sociales y legales de estas drogas y las posibilidades de tratamiento que existen.
Tipos de sustancias
Los expertos señalan la dificultad de definir el concepto de drogas emergentes, en el que incluyen un grupo amplio, cambiante y muy diverso de sustancias naturales, sintéticas o semisintéticas, conocidas o desconocidas, utilizadas con distintos fines, que han aparecido o reaparecido en el mercado como alternativa o complemento a las drogas tradicionalmente consumidas, cuyos efectos imitan o superponen. Muchas de ellas no están sometidas a restricciones legales en los ámbitos nacionales e internacionales.
Entre las drogas ‘emergentes’ que se citan en el informe, se encuentran las siguientes. Anfetaminas, piperazinas, pirrolidifenonas, ketamina, ‘Spice drugs’ y GHB/gBL. El texto también dedica un capítulo a las sustancias de abuso de origen vegetal, como la ayahuasca, el iboga, la savia, los hongos alucinógenos, el peyote, el khat, el betel, el kawa kawa, ololiuqui y las plantas solanáceas. Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga, las anfetaminas constituyen la segunda droga de mayor consumo en el mundo, detrás del cannabis. En Europa, la prevalencia de consumo de anfetaminas en el último año, entre las personas de 15 a 64 años, oscila entre el 0,0 % y el 1,7 % de la población, según los países. Estos datos sitúan a España entre los países con menor consumo, con un 0,6 % de usuarios en 2009 en los últimos 12 meses.
El tipo de droga consumida difiere de unos países a otros. En la Europa del Norte y del Centro, las anfetaminas y sus derivados son las sustancias de mayor prevalencia, frente a lo que se registra en los países del sur y del oeste de Europa, donde predomina la cocaína.
Consumo
En el caso de las anfetaminas, en España en 2009, el 0,6 % de la población general, de entre 15 y 64 años, las había probado alguna vez en el último año, y el 0,3 % lo había hecho en el último mes previo a la encuesta. La evolución del consumo se muestra estable, aunque desde 2005 se aprecia una tendencia al descenso. Entre los estudiantes de 14 a 18 años, en 2010 el 1,6 % las había consumido en el último año y el 0.9 % lo había hecho en el último mes.
La prevalencia de consumo en el último año y en el último mes del éxtasis en nuestro país también se mantiene estable entre la población de 15 a 64 años, con un 0,8 % y un 0,4 % respectivamente. Entre los estudiantes de 14 a 18 años en 2010, el 1,7 % lo ha probado en el último año y el 1 % en el último mes. En la última década, el consumo de éxtasis entre los menores se ha reducido en más de un 50 % y por fortuna solo se consume esporádicamente.
Los alucinógenos en España también muestran una tendencia descendente. En 2009, un 0,5 % de la población entre 15 y 64 años los había probado alguna vez en el último año y un 0,2 % en el último mes. En el caso de los estudiantes de entre 14 y 18 años, los consumos se sitúan en el 2,1 % en el último año y en el 1 % en el último mes.
El consumo de drogas emergentes muestra una mayor prevalencia en la población joven de entre 15 a 34 años. Se asocia a los entornos de ocio nocturno, con música y baile, aunque en los últimos años se ha observado un aumento de consumidores en solitario que buscan experimentar nuevas sensaciones.
Efectos diferentes
Los efectos de las drogas emergentes son tan variados como su origen y composición. Una gran mayoría pueden considerarse psicoestimulantes y producen hiperactivación del sistema nervioso central con repercusión cardiovascular, que puede agravarse por el aumento de temperatura corporal secundario al ejercicio físico por el baile y a otros factores relacionados con las características de los locales de ocio. Otras tienen efectos depresores sobre el sistema nervioso central, o una mezcla de ambos, y en un tercer grupo se encuentran las que provocan efectos alucinógenos.
El informe también señala que bajo los efectos de cualquiera de estas sustancias, se pueden desarrollar conductas agresivas y de riesgo, como conducir de forma temeraria o mantener relaciones sexuales no protegidas. Algunas sustancias como el GHB o la ketamina son consideradas, en algunos países, como sustancias facilitadoras de la comisión de delitos sexuales.
Internet desempeña un papel protagonista en la promoción, distribución y venta de las llamadas ‘drogas emergentes’. Por ello, los redactores del texto consideran prioritarias la puesta en marcha de medidas para proteger la salud pública de la población y el uso de la red como una plataforma de sensibilización e información sobre los riesgos del consumo de estas sustancias a los potenciales consumidores.
Experiencia asistencial
La experiencia en el ámbito asistencial es escasa, por lo que los expertos aconsejan poner el acento en la prevención, la sensibilización social sobre sus riesgos y la formación de los profesionales en la detección precoz y tratamiento de este tipo de sustancias. De hecho, en España en 2009 solo el 1,2 % de todas las admisiones a tratamiento se debieron al consumo de sustancias psicoestimulantes distintas a la cocaína. La evolución temporal muestra un discreto ascenso en 2009 a la demanda de tratamientos por anfetaminas y un descenso por éxtasis.
El reflejo del consumo de anfetaminas en las historias clínicas de las urgencias hospitalarias entre 2004 y 2009 se mantiene estable, en torno a un 5 %. En el caso del éxtasis este porcentaje (3,2 %) desciende en 2009 respecto al año anterior. Y en el de los alucinógenos, se mantiene estable desde el 2005, con cifras en torno a un 2 %.
En cuanto a la ketamina, su consumo muestra en España una extensión limitada, con escasa repercusión en los indicadores de problemas relacionados con las drogas. Pese a ello, entre 2006-2009 se ha observado un ligero aumento del número de admisiones a tratamiento por el consumo de esta sustancia como droga principal o como una de las drogas de consumo secundario. En este mismo periodo, también ha aumentado la presencia de esta droga en las urgencias hospitalarias.
Por último, Nuria Espí ha insistido en la necesidad de intensificar las campañas de información y sensibilización social frente a estas sustancias. En este sentido, ha abogado por la prevención. “No existe ningún tratamiento eficaz para el abuso y las adicciones a los estimulantes de tipo anfetamínico”, ha asegurado la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. Un argumento esgrimido por los expertos, para quiénes el abordaje de este tipo de dependencias pasa por combinar los fármacos para aliviar los síntomas y la terapia psicosocial.
Marihuana frente a las decisiones
Neurocientíficos de la Universidad de Brístol han descubierto que el cannabis causa un ‘caos cognitivo’ en el cerebro, análogo al causado por la esquizofrenia, afectando a neurotransmisores importantes en la toma de decisiones.
El consumo de cannabis o marihuana está tradicionalmente asociado con alteraciones en la concentración y la memoria. Una investigación realizada por neurocientíficos británicos ha encontrado que, en estos estados alterados de la mente, la actividad cerebral se vuelve descoordinada e imprecisa, dando lugar a alteraciones neurofisiológicas y de comportamiento que recuerdan a las que se observan en enfermedades como la esquizofrenia.
El estudio, dirigido por el doctor Matt Jones, de la Escuela Universitaria de Fisiología y Farmacología de la Universidad de Brístol, analizó en ratas si los efectos perjudiciales del cannabis sobre la memoria y la cognición podrían estar provocados por esta desorganización de las redes cerebrales.
El equipo de neurocientíficos midió la actividad eléctrica de cientos de neuronas en ratas, que recibieron un fármaco que imita el THC (tetrahidrocanabinol, principal ingrediente psicoactivo de la marihuana). “Los efectos observados en este estudio no perduraron después de que el fármaco abandonara el sistema, por lo que las ratas se recuperaron por completo después de unas pocas horas. No hemos estudiado los efectos a largo plazo con dosis repetidas”, reconoce Jones.
Las estructuras específicas en el cerebro se sintonizan de forma parecida a una orquesta: su actividad rítmica da lugar a las ondas cerebrales, y la afinación de estas señales normalmente permite el procesamiento de la información para guiar nuestro comportamiento.
“Es importante enfatizar que nuestro estudio fue realizado con ratas adultas”, afirma Jones. “Los efectos a largo plazo son más dañinos en cerebros jóvenes y en desarrollo -es necesario recordar que el córtex humano no está desarrollado completamente hasta el final de la adolescencia- por tanto, el abuso de cannabis a edades tempranas puede ser particularmente problemático”.
Si bien los efectos del fármaco en las regiones cerebrales eran sutiles, la droga desbarató totalmente las ondas cerebrales que atravesaban el hipocampo y la corteza prefrontal, como si dos secciones de la orquesta estuvieran tocando por libre, sin sincronía alguna con el resto.
Ambas estructuras cerebrales, esenciales para la memoria y la toma de decisiones, están fuertemente implicadas en la esquizofrenia. Los resultados del estudio mostraban que, como consecuencia de esta desvinculación del hipocampo y la corteza prefrontal, las ratas fueron incapaces de tomar decisiones acertadas cuando atravesaban un laberinto.
“De nuestro estudio inferimos que los sistemas de neurotransmisores afectados por los ingredientes psicoactivos de la marihuana son importantes para el cerebro durante la toma de decisiones“, comenta Jones. “También inferimos que la droga desorganiza la actividad cerebral de una manera análoga a la esquizofrenia”.
Entre 20 y 24 años, cuando más se consume
Los jóvenes de entre 20 y 24 años son los que más drogas ilegales consumen y los que lo hacen con más frecuencia. Así se ha puesto de manifiesto durante la jornada “Deporte y Adolescencia, ¿una alternativa de ocio?”, organizada recientemente por la Escuela de Estudios Universitarios Real Madrid-universidad Europea de Madrid. Durante este encuentro se recordó que el 60 % de los jóvenes consume estupefacientes para divertirse y por ello se apostó por el deporte como alternativa para mantenerlos alejados de escenarios que propician conductas como el consumo de alcohol y de otras sustancias.
Según explica Ignacio Calderón, director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), de media, los jóvenes españoles comienzan a consumir cannabis a los 15 años. Después de esta sustancia, muchos siguen consumiendo otras drogas más fuertes. Este experto recordó que, en la actualidad, el perfil medio del consumidor de drogas responde a una persona “normal”, con una vida aparentemente estructurada e integrado en cualquier estrato social y no exclusivamente marginal, como podía suceder hace años.
—Ignacio Calderón recuerda que el consumo de drogas está muy extendido entre la juventud, sobre todo si se tienen en cuenta también drogas legales como el alcohol y el tabaco, con los que se tiene contacto a los 13 años. Este experto asegura que hace años se consumía drogas para evadirse, mientras que hoy se hace para divertirse, por lo que es importante cambiar los modelos de ocio.
El director general de la FAD subraya el papel del deporte como elemento preventivo frente a las drogas, puesto que “favorece el desarrollo de mecanismos y hábitos que enlazan la inteligencia, la motivación y la acción; centra el placer en el individuo y en las relaciones personales en lugar de hacerlo sobre la posesión de objetos; fomenta el esfuerzo personal y grupal en la consecución de metas; adiestra en el aplazamiento de la recompensa y contribuye a interiorizar la existencia de normas y a participar en su establecimiento y respeto, entre otras cuestiones”, asegura.
Escudo protector
“Es evidente que el tiempo que un adolescente pasa practicando algún deporte no está consumiendo drogas, pero además hay que tener en cuenta que si está muy implicado con su equipo querrá estar fresco para jugar bien o poder entrenar, lo que a su vez supone un escudo protector frente a las sustancias”, subraya, por su parte, Miguel Carmelo, presidente de Laureate International Universities para la Región Mediterránea y presidente de la Universidad Europea de Madrid. “Tampoco hay que olvidar que el entorno es fundamental en el inicio del consumo y, sin duda, en el ámbito deportivo hay menos drogas que en otros”, añade.
Menos de la mitad de los adolescentes consume drogas o beben alcohol
El 60 % de los adolescentes españoles declaran no consumir drogas y beber alcohol pocas veces. A pesar de los clichés sobre los hábitos de los adolescentes, los resultados de una investigación de la Universidad de Sevilla muestran que la mayor parte de los jóvenes no cumple un perfil de riesgo en consumo de sustancias. El 60 % de españoles de 13 a 18 años dicen no tomar drogas y rara vez beber alcohol -de forma muy moderada-, mientras que menos del 10 % reconocen haber consumido alguna droga ilegal.
“Aunque es importante que la sociedad, los medios de comunicación, los expertos en intervención y los propios jóvenes modifiquen el estereotipo de riesgo de los adolescentes respecto a las drogas, los datos de nuestro estudio no deberían servir como excusa para no prevenir el consumo de sustancias”, subraya Pilar Ramos, profesora e investigadora de la Universidad de Sevilla.
Su investigación, que forma parte de la edición 2006 del estudio Health Behavior in School-aged Children (HBSC), presenta datos de consumo de drogas de una muestra de 15.942 adolescentes españoles, 46,7 % de ellos varones, de edades comprendidas entre los 13 y los 18 años procedentes de 375 centros educativos.
Los investigadores elaboraron una encuesta relacionada con el consumo de sustancias, el ajuste biopsicosocial de los adolescentes y sus contextos de desarrollo. Se les preguntó sobre su frecuencia de consumo de tabaco y alcohol, episodios de embriaguez, y consumo de cannabis y otras drogas ilegales como las de diseño (éxtasis o ‘pirula’, LSD, ácido o ‘tripi’), anfetaminas o speed, opiáceos (heroína, metadona), medicamentos para ‘colocarse’, cocaína, pegamento y otras.
El trabajo asegura que, tras el alcohol y el tabaco, la sustancia más consumida entre los adolescentes españoles es el cannabis. De hecho, España, junto a Gales, ocupa el tercer puesto entre los países con mayores índices en consumo de cannabis en jóvenes, después de Canadá y Suiza.
El grupo de amigos, fundamental en el análisis
El estudio también recoge el consumo de sustancias dentro del grupo de amigos. “Las medidas muestran que los adolescentes que consumen drogas tienen peor satisfacción familiar y escolar. Sin embargo, el ámbito de las amistades es donde estos jóvenes se sienten realmente satisfechos. En este sentido, este trabajo constata además la existencia de relación directa entre el nivel de consumo de sustancias y el de sus amistades. Es una de las razones por las que el análisis del grupo de amigos es básico para estudiar el consumo de drogas juvenil”, apunta Ramos.
“En esta línea, un trabajo reciente realizado desde este mismo proyecto de investigación ha comparado la influencia del contexto social en el consumo de tabaco de adolescentes españoles e ingleses. Sus conclusiones demuestran que el hecho de que fume el mejor amigo es bastante más relevante que el hecho de que consuman tabaco otros agentes presentes en el desarrollo del adolescente, como son los progenitores o los hermanos”, afirma la investigadora.
Por zonas geográficas las diferencias son mínimas
Según Ramos, aunque no se encuentran diferencias relevantes por provincias, “un hecho que sí se repite de manera sistemática en el consumo de tabaco, alcohol y cannabis es el bajo índice de consumo en los adolescentes de Ceuta y Melilla. Sin embargo, con respecto a las comunidades con mayores niveles de consumo, las diferencias son menos claras”.
Los de la zona noreste de España, especialmente Aragón y Cataluña, son los que informan de haber consumido alguna vez tabaco y cannabis con “algo más de frecuencia” que el resto de comunidades, al igual ocurre con la prevalencia de consumo de alcohol, aunque en este caso son los adolescentes de las Islas Baleares los que han probado el alcohol con más frecuencia, seguidos por los de Aragón y Cataluña.
Según los científicos, las medidas a adoptar para reducir el consumo de drogas podrían agruparse en tres áreas de intervención: poner en marcha mayores y mejores medidas de regulación y control del acceso a estas sustancias (especialmente, al alcohol) por parte de la población juvenil, extender la implementación de programas de prevención y promoción del consumo responsable y, por último, fomentar la coherencia y continuidad entre los diferentes ambientes donde crecen y se desarrollan los jóvenes, “es decir, las buenas relaciones que deben tener entre sí los diferentes contextos de desarrollo: familia, escuela y amistades”, concluyen.