Esto es lo que tienes que hacer si quieres llegar a ser directivo
¿Cuáles son las claves para ocupar un puesto directivo? Hay que tener mucha visión de futuro, capacidad de negociación y proactividad. Estos son algunos de los valores que debe reunir todo buen líder, pero hay más… A continuación te damos buena cuenta de cómo alcanzar la cima en tu carrera profesional.
Contenido de la información:
- Cómo llegar a ser jefe
- 5 consejos para ascender y ser jefe
- ¿Y hay que ser un cabrón?
- ¿Quién quiere ser jefe? Seis de cada 10 españoles
- ¿Te gustaría ser jefe? Dicen que el éxito motiva más que el dinero
- Los directivos se pasan diez años mirando el email
- Un 23 % de las empresas aún no exige inglés a sus directivos
Cómo llegar a ser jefe
En el panorama económico actual, las empresas españolas necesitan de directivos proactivos y con una gran visión de negocio, capaces de solventar cualquier tipo de problema de la forma más rápida y eficaz, adaptándose a las nuevas exigencias del mercado. Liderazgo, poder de negociación y orientación a resultados, son algunos de los valores indispensables que tiene que reunir un profesional para ocupar un puesto directivo.
Michael Page Executive Search, unidad de negocio del Grupo Michael Page especializada en búsqueda directa y selección de alta dirección, destaca entre los directivos por “que tengan visión de negocio”, que, como explica Alexandre Depreaux, de Michael Page Executive Search, “es la capacidad de reconocer los riesgos y aprovechar las oportunidades que repercuten en la competitividad y efectividad del negocio”.
Además, en sus procesos de selección, la compañía busca los siguientes valores que tiene que reunir un directivo:
Visión de la organización
Es la capacidad de valorar la empresa más allá de los límites de la propia función, comprender la interrelación entre las distintas unidades y desarrollar la cooperación interfuncional.
Orientación de logros y resultados
Es la preocupación por realizar bien el propio trabajo o sobrepasar un estándar que uno mismo se ha marcado.
Capacidad de gestión
Es fundamental saber orientar al cliente, tener capacidad para tomar decisiones y saber gestionar los recursos, el tiempo y la información.
Negociación
Es la capacidad de alcanzar acuerdos satisfactorios para las partes implicadas, descubriendo o creando elementos que produzcan valor añadido a la relación.
Networking
Es la capacidad de desarrollar, mantener y utilizar una amplia red de relaciones con personas clave dentro de la empresa y del sector.
Comunicación
Escuchar y transmitir ideas y emociones de manera efectiva y con empatía, empleando el canal adecuado en el momento oportuno, y proporcionando datos concretos para respaldar observaciones y conclusiones.
Coaching
consiste en una evaluación consensuada, identificación de áreas de mejora, fijación de objetivos y plan de acción, determinación de quién va a ayudar en el proceso y realización de seguimiento de los resultados obtenidos
Proactividad e iniciativa
Es la capacidad de mostrar un comportamiento emprendedor, iniciando e impulsando los cambios necesarios con energía y responsabilidad personal.
Según la firma, los valores que reúne un directivo se suman a su experiencia en el sector y le permiten desarrollar una visión estratégica y de negocio orientada a resultados. Se trata también de un proceso de aprendizaje constante, en el que es importante la predisposición para adquirir nuevos conocimientos, modificar hábitos y estar abierto al cambio.
5 consejos para ascender y ser jefe
¡Quiero ser jefe! Ante la dificultad de conseguir un aumento de sueldo o cambiar de empresa en un contexto en el que la crisis deja pocas posibilidades, muchos profesionales se plantean dar un giro a sus carreras dentro de sus propias compañías postulando a un puesto mejor. Convertirse en jefe es para algunos el ansiado dorado que esperan para conseguir mejorar sus condiciones económicas pero también para recuperar la motivación. El profesor experto en Organización de Empresas de la escuela de negocios ESCP Europe, Miguel Palacios, da algunas claves para ponerse en el buen camino hacia un futuro ascenso.
Sentido y sensibilidad
Entender el contexto en el que se encuentra tu empresa, conocer su posición real en el mercado, sus puntos fuertes y sus áreas de crecimiento son requisitos básicos para poder optar a un ascenso. Si no tienes la fotografía exacta de su situación actual, no te aventures.
Let’s crising
Mucho se habla de convertir la crisis en oportunidad. Analiza los puntos débiles de tu empresa, las carencias que presenta y busca soluciones para potenciar esas áreas. Después… lánzate y propónselas a tus superiores. Eso sí, asegúrate primero de que tus receptores son los adecuados.
No dejes de entrenar
Tal vez te sientas muy cómodo con las funciones que desempeñas en tu actual trabajo, pero recuerda que una vez que ya tienes el terreno dominado es momento de asumir nuevos retos y seguir formándote. No te aburrirás y tus jefes te verán como una persona activa, con una carrera profesional en continuo desarrollo y con la que contar para posibles promociones.
Yes you can
No descartes nunca las oportunidades internacionales que tu empresa pueda ofrecerte. En el momento actual, tener un perfil abierto a la movilidad es un plus importante para el currículum en cualquier compañía y una buena forma de promoción interna además de la aventura personal que supone.
Y… por último, recuerda: Todo cambia, nada permanece
Resérvate tu sentimiento de arraigo a la familia y amigos. Las organizaciones son organismos vivos en constante evolución y aquello de estar toda la vida en la misma empresa no sólo está demodé sino que no favorece en nada tu currículum. Presta atención a los cambios y súmate a ellos.
Según el profesor de ESCP Europe Miguel Palacios, “no existen razones para que una persona no pueda ascender en su empresa; sin embargo, no todo el mundo tiene por qué querer convertirse en director general. De hecho, es igual de loable dirigir un equipo, como ser pieza fundamental del mismo. Lo importante es sentirnos reconocidos, útiles y saber que estamos haciendo aquello que mejor se nos da, asumiendo siempre nuevos retos y sin desaprovechar el desarrollo de nuestro talento”.
¿Y hay que ser un cabrón?
La respuesta, obviamente, es no. Existen diversos tipos de jefe cabrón pero los motivos que hay detrás de cada uno de ellos son casi siempre los mismos. La incompetencia, la inseguridad, la baja autoestima y el miedo al fracaso son factores que influyen en la mayoría de los casos. Esto explica que con los años se aprenda a ser menos cabrón. Conocerse, saber cuáles son los límites de cada uno e identificar las fortalezas son requisitos clave para la gestión de equipos. El libro ¿Hay que ser un cabrón para llegar a director general? (Editorial Almuzara, 15 euros) de Sofía Declaux y Antonio Agustín aborda esta pregunta.
El director general cuenta con su talento y su capacidad de gestionar equipos para movilizar a la gente en una dirección; pero ¿existe diferencia entre ser un “cabrón” y no serlo para alcanzar el éxito como directivo?
Los jefes cabrones pasan marrones, se cuelgan medallas, son egoístas y se aprovechan sin escrúpulos de la gente. El “cabronazgo” es un mal que afecta cada día a más empresas de nuestro país.
Cuando el único mérito es la antigüedad
Pero la edad no es siempre un factor positivo. Un viejo conocido del “cabronazgo” es el director general, cuyo único mérito para ocupar el puesto es el de haber acumulado más años trabajando en la empresa que el resto. El mayor defecto de este profesional es la inseguridad. Trabaja rodeado de gente más joven que él, con conocimientos tecnológicos y de idiomas. Este director general paga su falta de confianza con sus subordinados, no haciéndose responsable de los errores del equipo.
El trepa es otro clásico de esta sección, el cabrón por excelencia. La escala de valores de la sociedad actual ha cambiado. La sociedad de consumo premia al que más tiene y transmite una visión desvirtuada de la ambición. La competitividad es una de las características que más se fomentan y debe fomentarse en los centros universitarios. Sin embargo, la competitividad malentendida o llevada al extremo es nociva.
En este sentido, Miguel Valiente Blanco, consejero delegado de CESMA afirma que “nuestra escuela de negocios trabaja muy duro para adaptar los cursos que imparte a los cambios de la sociedad actual. Inculcar la ambición a los estudiantes es parte de nuestro trabajo pero desde un punto de vista positivo. En Cesma transformamos las maneras de dirigir y educamos para que el mérito profesional sea resultado del esfuerzo y del afán de superación, nunca de la asfixia y la explotación de los subordinados”.
Lo que sí hay que hacer para ser un buen director general
El buen director general exige, despide y se enfada, pero es franco, va de frente y es muy previsible. Los autores de ¿Hay que ser cabrón para llegar a ser director general?, Antonio Agustín y Sofía Delclaux, se basaron en la experiencia de cinco directores generales para demostrar que ser un trepa puede funcionar pero solo a corto plazo.
En este sentido, Bill Berrenguer, ex-consejero delegado de Kellogg’s y uno de los protagonistas del libro, insistía en que “si no amas a tu gente, y si no tienes respeto por ellos, nunca podrás llegar a ser un buen director general”.
Por su parte, Benito Vázquez, consejero delegado de everis, explica que en su opinión “ser líder es ser honesto y reconocer tus límites, dejando participar a los trabajadores con sus conocimientos en la estrategia empresarial. Lo primero que tiene que saber un jefe es que no puede ni debe saberlo todo, tiene que poder confiar en su equipo para las cosas a las que él no puede llegar”.
En esta línea, Miguel Valiente mantiene que un jefe “no cabrón” es aquel que hace bien su trabajo, posee talento y sabe gestionar a las personas que están a su cargo. Este tipo de directivo fomenta la colaboración de sus empleados y fortalece su autoestima, para conseguir los mejores resultados.
Durante la presentación del ensayo en Cesma Escuela de Negocios, la codirectora del Programa de Alta Dirección para Directivas y Empresarias de CESMA, Pilar Gómez Acebo, se refirió a la falta de liderazgo como el principal problema de la clase empresarial de nuestro país. “El informe Merco revela que más del 80 % de los empleados tiene una mala opinión de su jefe. Estos datos deberían hacernos reflexionar sobre nuestra capacidad para gestionar empresas”, apuntó Gómez Acebo.
Los autoresSofía Declaux es Licenciada en Informática por la Universidad de Deusto y MBA por el IESE. Ha trabajado en España, Polonia y Estados Unidos, alternando entre la consultoría en Accenture y puestos de gestión en empresas como Canal Satélite Digital y Media Planning Group. Actualmente, se dedica a la consultoría de negocio colaborando en el desarrollo de estudios y proyectos con consultoras de prestigios y escuelas de negocios.
Por su parte, Antonio Agustín es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Central de Barcelona y MBA por el IESE. Su principal actividad es la consultoría estratégica del área comercial para grandes compañías de empresas de gran consumo. También es consejero independiente de pequeñas y medianas empresas. Ha publicado varios libros especializados en el sector (distribución) y es columnista habitual de periódicos económicos nacionales.
¿Quién quiere ser jefe? Seis de cada 10 españoles
6 de cada 10 españoles encuestados por Adecco afirman que aspiran a ser jefes algún día, frente a un 39,4 % que indica lo contrario. Los jóvenes parecen ser los que más convencidos están de esta afirmación, un 78,9 % de los encuestados menores de 24 años desean alcanzar puestos directivos, frente al 44 % de los encuestados mayores de 45 años. Además, el informe de Adecco sobre una encuesta a 2.020 trabajadores se centra en otras cuestiones como por ejemplo: ¿cómo es la relación de los empleados españoles con sus jefes?, ¿es meramente profesional o de amistad?, ¿qué tipo de responsable prefieren los trabajadores?, ¿aspiran los empleados a convertirse algún día en jefes?, ¿se consideran mejor preparados que ellos?
Las relaciones laborales fluidas son determinantes para el correcto funcionamiento de las empresas. Una de las piezas clave de la estructura empresarial es la figura del jefe, que es la persona encargada de propiciar y mantener esas buenas relaciones. Del carácter y de las habilidades del jefe dependerá en buena medida el clima laboral de la compañía.
Respecto a las expectativas de convertirse en jefe, 6 de cada 10 españoles encuestados (60,5 %) afirman que aspiran a ser jefes algún día, frente a un 39,5 % que indica lo contrario. En este sentido, y tal vez porque tienen más camino por delante, los jóvenes parecen ser los que más convencidos están de esta afirmación, un 78,9 % de los encuestados menores de 24 años desea alcanzar puestos directivos, frente al 44 % de los encuestados mayores de 45 años, dejando una diferencia de 34 puntos entre ambos grupos. También los hombres son más “ambiciosos” en comparación con las mujeres, un 65,6 % quiere llegar a ser líder frente al 55,2 % de las mujeres. El perfil del aspirante medio es un hombre, de clase social alta, con estudios superiores y residentes en la zona Centro o Norte de España.
En cuanto a cómo conseguirlo, el 85,1 % piensa que tener relaciones sociales con su jefe podría ayudarles a progresar (incluye a los que están algo de acuerdo, un 49,95 % y los completamente de acuerdo, un 35,19 %).
En este caso, son también los hombres y los más jóvenes (de 18 a 34 años) los que están, en mayor medida, completamente de acuerdo con esta afirmación, mientras que las mujeres y las personas de mayor edad (de 35 a 55 años) por el contrario, están algo en desacuerdo o completamente en desacuerdo con esta afirmación, en una mayor proporción.
¿Qué pensamos de nuestros superiores?
Ahondando en la relación que los españoles tenemos con nuestros superiores descubrimos que más del 90 % de los trabajadores encuestados (92 %) asegura que tiene respeto a su jefe y un 86,9 % cree que su jefe confía en él. Sin embargo, casi un 20 % (18,3 %) dice que no se siente respetado por su jefe y casi un 30 % de los encuestados (29,2 %) declara que no confía en su jefe.
Entre los que afirman no tenerle respeto a su jefe, los más numerosos son los más mayores y los hombres son, en mayor medida que las mujeres, los que creen que su jefe no confía en ellos y que no les tiene respeto.
¿Qué ocurre cuando el jefe es más joven que el empleado?
En general, esta situación no parece un problema… hasta que la diferencia de edad supera los 20 años: a medida que aumenta la diferencia de edad y el jefe es más joven, aumenta el porcentaje de trabajadores encuestados que afirman que no podrían respetar y trabajar con un jefe que fuera más joven que ellos. Paradójicamente, casi el 80 % de los españoles (79,1 %) asegura que la edad de su jefe no afecta al respeto que pueda tenerle.
Cabe destacar que son los encuestados más jóvenes (18 a 34 años) quienes afirman, en mayor porcentaje que el resto, que no podrían respetar y trabajar con un jefe que fuera 5 años más joven que ellos o más. Por otro lado, las mujeres, en mayor medida que los hombres, aseguran que no podrían trabajar y respetar a un jefe que fuera entre 5 y 10 años más joven que ellas.
¿Te gustaría ser jefe? Dicen que el éxito motiva más que el dinero
Los trabajadores españoles muestran una actitud positiva ante una posible evolución en su vida profesional y se consideran a sí mismos más que preparados para ocupar puestos de mayor responsabilidad. Según un estudio llevado a cabo por Monster, el portal de empleo de referencia a nivel mundial, al 85 % de los encuestados les gustaría ocupar un cargo directivo en sus empresas. Los que contestaron afirmativamente a la pregunta ¿Te gustaría ser jefe?, declaran que están capacitados para ocupar un puesto de dirección en su empresa, gracias a su experiencia y desarrollo profesional.
Según revela el estudio, el 78 % de los encuestados considera que es bueno en su trabajo, que sabe desarrollar sus actividades con destreza, que controla su campo profesional y que por tanto merece un cargo directivo. El 7 % de los españoles se considera preparado para ser jefe, pero sus motivaciones son diversas. Su respuesta afirmativa se basa en el aumento de sueldo que el ascenso conlleva, mientras que al 78 % anterior le mueve el éxito profesional.
En contraposición, un 16 % no aspira a ser jefe y mantendría su posición actual en el trabajo. Entre ellos, el 8 % declara que no quiere asumir más responsabilidades, aunque esto conlleve un aumento del salario. Estos encuestados aprecian beneficios como no tener cargas emocionales, no sufrir estrés o no hacer horas extra. El 8 % restante afirma que les gusta su posición en el trabajo porque aprecia el trato cercano con el resto de sus compañeros de oficina.
¿Te gustaría ser jefe?
Sí, porque soy bueno en mi trabajo y creo que me merezco un cargo directivo 78 %
Sí, pero solo para tener un sueldo más alto 7 %
No, no quiero asumir esa responsabilidad aunque tenga un sueldo más alto 8 %
No, me gusta más el ambiente de oficina y la relación con mis compañeros 8 %
Según Verónica Milo, Directora de Marketing de Monster en España “La población española cuenta con una formación cada vez más especializada y sus expectativas laborales apuntan alto. Muchos de los españoles, debido a su formación profesional y su experiencia, se sienten preparados para desarrollar funciones de más responsabilidad, lograr nuevos retos y demostrar su talento en la empresa”.
Los directivos se pasan diez años mirando el email
Los ejecutivos españoles emplean más de dos horas diarias en la comunicación por correo electrónico, lo cual equivale, de manera acumulada, a nada menos que diez años de su jornada laboral, de los que cinco son por correos irrelevantes. El estudio revela que el correo electrónico, usado eficazmente, ayuda a mejorar los procesos, así como la toma de decisiones. Si no se usa correctamente, puede reducir la capacidad de acción de las personas.
Según un estudio independiente encargado por Plantronics sobre las comunicaciones en el lugar de trabajo, los ejecutivos españoles emplean más de dos horas diarias en la comunicación por correo electrónico. Según la encuesta en la que participaron más de 200 altos cargos directivos de todos los sectores, se considera que casi la mitad de los mensajes leídos y enviados carecen de relevancia, lo que supondría una pérdida de tiempo de cinco años. En concreto, los individuos encuestados afirman pasar una media de 2,68 horas al día navegando por Internet, 2,24 horas utilizando el correo electrónico, 1,49 horas en reuniones, mientras que el tiempo que pasan de media al teléfono es de 1,33 horas.
Más en profundidad, el 48,95 % de los e-mails son considerados irrelevantes, mientras que el 51,05 % se consideran relevantes. Asimismo, el 47,73 % de los directivos encuestados opinan que las conversaciones por teléfono son más eficaces que el correo electrónico, frente a un 52,27 % que se decanta por el uso de este medio. Como dato curioso, cabe resaltar que son los divorciados/as los que consideran que reciben una media superior de e-mails irrelevantes en relación con su trabajo, alcanzando esta media el 69,7 % del total de los correos que reciben. Por último, el uso de las nuevas tecnologías es totalmente respaldado por los ejecutivos de nuestro país, puesto que 7 de cada 10 personas (72,73 %) opinan que el equilibrio entre su trabajo y su vida ha mejorado gracias a las nuevas herramientas de comunicación, mientras que tan sólo el 27,27 % opina lo contrario. Los datos de España corroboran e incluso superan los del norte de Europa
Las conclusiones de la encuesta llevada a cabo en España se corresponden con las de un estudio llevado a cabo también este año en el Norte de Europa a iniciativa de Plantronics por el Henley Management College, en el que se destacaba que los ejecutivos europeos dedican un mínimo de dos horas al día a los mensajes de correo electrónico, considerando que el 32 % de ellos carecen de relevancia. El estudio de Henley revela un espectacular aumento del tráfico de correo electrónico, hasta tal punto que cada mensaje que enviamos genera entre cuatro y seis más que acaban en nuestra bandeja de entrada. Los ejecutivos están cuestionando el uso generalizado del correo electrónico como sustituto de las conversaciones personales o telefónicas, especialmente para gestiones internas, puesto que se considera que este medio de comunicación dilata la toma de decisiones. El estudio revela también que el correo electrónico, usado eficazmente, puede ayudar a mejorar los procesos y el intercambio de información, así como la toma de decisiones. Sin embargo, si no se usa inteligentemente, puede crear un entorno despersonalizado, reducir la capacidad de acción de las personas y hacer que éstas tiendan a proteger sus posiciones. Por contra, el estudio concluye que el teléfono reduce el tráfico de correos electrónicos y a menudo ayuda a aclarar cuestiones y a agilizar el proceso de toma de decisiones. Además, de demostrar la eficacia del teléfono como herramienta de comunicación, el estudio señala que rara vez se usa el teléfono y que se discuten asuntos complejos mediante el correo cuando hay muchos interlocutores implicados. El 43 % de los directivos europeos encuestados consideran que únicamente consiguen comunicarse con claridad en un exiguo 10 % de los mensajes enviados; el resto solo sirve para generar más basura que limpiar en la bandeja de entrada. Asimismo, el tiempo que se pierde con el correo electrónico tiene implicaciones sociales, porque se reduce la interacción con los compañeros de trabajo. Mientras que hablar por teléfono parece contribuir a fomentar las relaciones personales, se considera que el empleo del correo electrónico las debilita. Según Philip Vanhoutte, director general de Plantronics para Europa, «los resultados de nuestro estudio muestran que el teléfono se usa como herramienta de comunicación secundaria y el correo como la principal, a pesar de su impacto negativo en la productividad y la salud de los empleados y en el balance de las empresas». Vanhoutte subraya la necesidad de que «la dirección de las empresas anime a sus trabajadores a usar más el teléfono con auriculares inalámbricos y les enseñe cómo utilizar eficazmente toda una serie de productos y tecnologías de la información y la comunicación que les ayudarán a tomar decisiones, interrelacionarse y gozar de mayor flexibilidad».
Un 23 % de las empresas aún no exige inglés a sus directivos
En una era de globalización en la que los idiomas son cada día más importantes, un estudio de Michael Page International, realizado entre más de 550 compañías en España, demuestra que aún hay un 23 % de empresas que no pide como requisito a sus candidatos el uso fluido del inglés para cubrir puestos de alta responsabilidad. Y a pesar de que el 81 % de los candidatos afirma hablar inglés, sólo un 24 % lo domina y cuenta con conocimientos a nivel avanzado o Proficiency, y hasta un 19 % reconoce directamente que no habla el idioma en absoluto.
La comunicación mundial es posible en nuestra época gracias al inglés. Hoy más que nunca resulta imprescindible aprenderlo: es, por ejemplo, la lengua de los negocios o de los avances científicos y técnicos. Sin embargo, en España todavía hay un 23 % de empresas que no lo exige como requisito para formar parte de su directiva u ocupar cargos de responsabilidad.
La mayoría de estas empresas que no dan importancia al inglés son nacionales: La encuesta de Michael Page revela que sólo algo más de la mitad de las empresas españolas, un 56 %, exige el inglés como requisito para contratar a un candidato de perfil medio-alto, mientras que un 85 % de las empresas extranjeras asentadas en España sí lo considera una condición indispensable, como indican otros estudios que valoran la experiencia en el extranjero para futuros directivos.
Ricardo Corominas, director ejecutivo de Michael Page International en España, comenta: “Aunque en España tanto el nivel de inglés exigido por las empresas como el de los candidatos es generalmente bajo, se trata de una tendencia cambiante. Cada vez hay más empresas españolas que han empezado su expansión a Europa, Asia, Estados Unidos o el resto del mundo y también las multinacionales tienden a instalar parte de sus servicios en España y ambas buscan más perfiles internacionales. Por eso, desde Michael Page intentamos insistir a los candidatos en que si no dominan el idioma, lo refuercen o lo refresquen con cursos y actividades de ocio, puesto que es especialmente imprescindible si quieren obtener un cargo de responsabilidad o un puesto con proyección en la empresa.”
Respecto al aprendizaje de otros idiomas, el estudio de Michael Page revela que solo un 21 % de los candidatos que habla inglés también se defiende en un segundo idioma extranjero y tan solo un 7 % lo hace con fluidez. El francés es el idioma más valorado por los candidatos, que lo estudian como segunda lengua extranjera en un 29 % de casos. Sin embargo, las empresas solo requieren el francés en un 7 % de ofertas, y valoran mucho más el alemán, del que solicitan un nivel alto hasta en un 10 % de ocasiones, y que solo habla el 9 % de los candidatos como segunda lengua extranjera.
A pesar de su cercanía al español, el italiano es el idioma menos valorado en nuestro país, solo un 1 % de empresas lo pide en sus procesos de selección y algo menos de un 7 % de candidatos lo ha estudiado como segunda lengua extranjera.
En lo que se refiere a lenguas maternas, en España es más elevado el número de candidatos bilingües. Es en alemán, italiano y francés – con un 9 % los dos primeros y un 8 % del tercero- que de inglés, que es la lengua materna junto al español de tan solamente un 3 % de los candidatos.
En referencia a los niveles de idiomas más valorados en los diferentes sectores económicos destaca el elevado nivel de inglés exigido por las empresas dedicadas a la producción y al comercio, que en un 90 % de sus ofertas de empleo requieren como condición eliminatoria el conocimiento de un nivel alto de inglés. En cuanto a perfiles técnicos, el alemán es, junto al inglés, la lengua mejor valorada, siendo para un 20 % de empresas un requisito indispensable.