Entre 10.000 y 20.000 euros de inversión para vender o alquilar una vivienda y cumplir con la normativa de eficiencia energética

Un operario aísla una pared con lana de roca.
NOTICIA de Javi Navarro
20.11.2024 - 10:09h    Actualizado 20.11.2024 - 10:09h

Mejorar la eficiencia energética de una vivienda para cumplir con los objetivos europeos conlleva una inversión de entre 10.000 y 20.000 euros, según se desprende del análisis elaborado por el Observatorio del Alquiler de la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos con los datos aportados por el área de consultoría de Sociedad de Tasación (ST Consultores), miembro del Observatorio. Como contraprestación a esta obligación de mejora de la eficiencia del certificado energético de las viviendas para poderlas vender o poner en alquiler, se reduciría el consumo de energía más de un 60 % en el mejor de los casos gracias a esta inversión que, además, revalorizará el valor del inmueble para su venta.

La legislación europea obliga a disminuir el consumo energético del parque de viviendas residenciales en un 16 % hasta 2030, un porcentaje que se eleva hasta en torno al 20 % y el 22 % para 2035. La normativa señala que el 55 % de la reducción del consumo energético debe proceder de la renovación del 43 % de los edificios menos eficientes.

En España, estos requerimientos podrían afectar a la gran mayoría de los inmuebles residenciales. De acuerdo con un estudio previo elaborado por el Observatorio del Alquiler, el 83,8 % de las viviendas alquiladas tienen una calificación energética ineficiente.

¿Qué inversión es necesaria en un edificio de viviendas?

El Observatorio del Alquiler ha elaborado un análisis para calcular qué inversión se precisa para que un bloque de viviendas pase de una calificación energética ineficiente, es decir, de una etiqueta marrón, como la E, la F o la G; a una eficiente, como la A, la B o la C.

Partiendo de un bloque de viviendas compuesto por 60 unidades repartidas en 4 plantas y 3 bloques, con viviendas tipo, con una superficie media de 80 m², el Observatorio del Alquiler ha analizado tres posibles objetivos de ahorro energético, así como las actuaciones necesarias para lograrlos y la inversión económica que se necesitaría para ello.

El consumo de energía primaria y no renovable y las emisiones de dióxido de carbono en un edificio con esta tipología tendría una calificación energética E, la mayoritaria entre los inmuebles arrendados en España (62,3 % del total).

Caso A

Si la comunidad de propietarios se propusiera hacer reformas para disminuir la demanda conjunta de calefacción y refrigeración del edificio en un 35 %, así como reducir el consumo de energía primaria entre un 30 y un 45%, la inversión estimada que requeriría es de unos 9.900 euros por vivienda. Para ello, se realiza un aislamiento exterior de 6 centímetros de SATE XPS de 0,034W/mk en fachada, que puede llegar a ahorrar un 56 % del consumo de energía y mejorar la temperatura interior hasta 10 grados centígrados.

Caso B

Si quisiera ir un paso más allá, y se plantearan unos objetivos mayores de reducción del consumo de energía primaria entre un 45 y un 60 %, requeriría unas actuaciones más complejas, con un presupuesto estimado de unos 14.000 euros. En este caso, se realiza un aislamiento exterior de 12 centímetros de SATE XPS de 0,034W/mk en fachada, además de un aislamiento en cubierta con losa filtrante de 60 x 60 y, también, la colocación de paneles fotovoltaicos en cubierta como apoyo.

Caso C

En un último escenario, para lograr un objetivo mucho más ambicioso de reducción del consumo de energía primaria no renovable en un porcentaje superior al 60 %, no solo mejorando el aislamiento, sino también los sistemas de aerotermia, la inversión alcanzaría una cantidad estimada de unos 22.000 euros. Para ello, se cambia a sistemas de aerotermia en cada vivienda con aislamiento de fachada con SATE XPS de 6 centímetros.

Estos tres escenarios permitirían mejorar la sostenibilidad del edificio para hacerlo más eficiente y alinearlo con los requerimientos que la Unión Europea ha solicitado a todos los países. En los tres casos se conseguiría mejorar la calificación energética y pasar de una etiqueta marrón a una más eficiente, aunque cuanto mayor sea la inversión, mayor será también el ahorro energético.

“Actualmente, existen numerosas oportunidades para llevar a cabo las actuaciones descritas en este edificio. Es un momento ideal para aprovechar las subvenciones disponibles a nivel estatal, autonómico y municipal”, explican desde el área de consultoría de Sociedad de Tasación (ST Consultores).

“No obstante —apuntan—, es importante señalar que la inversión indicada es aproximada y puede variar en función de las características específicas de cada inmueble, por lo que cada proyecto debe analizarse de forma individual y aislada”. Y señalan que, “tras implementar las mejoras, es esencial capitalizar los ahorros generados a través de los Certificados de Ahorro Energético (CAES), un mecanismo que puede aportar ingresos significativos y facilitar la financiación de las obras”.

Pasar de alquilar una vivienda con etiqueta E a una C tiene un ahorro del 35 %

Invertir en la eficiencia energética de una vivienda no es solo una necesidad para cumplir los objetivos europeos y para profundizar en la sostenibilidad y la protección del medioambiente, sino que también es una garantía de ahorro para las familias y una forma de revalorizar el inmueble de cara a su puesta en venta o en alquiler.

La eficiencia energética de una vivienda se refiere a la cantidad de energía que requiere para cubrir las necesidades de sus ocupantes en cuanto a calefacción, refrigeración o agua caliente. Cuanto más eficiente sea, menor cantidad de energía consumirá, lo que repercute también en las facturas que pagan los inquilinos.

Gráfico de clasificación energética de una vivienda y el consumo asociado de energía.

El Observatorio del Alquiler ha elaborado una simulación para calcular el gasto medio por vivienda en energía de acuerdo con su etiqueta energética. De acuerdo con el modelo planteado por el Observatorio, pasar de una E a una C podría suponer un ahorro en las facturas de hasta un 35 %. Según se opte por cada uno de los escenarios planteados, el consumo se reducirá más o menos, repercutiendo también en lo que pagan los inquilinos por sus gastos en luz y en gas.



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