El miedo a besar o filemafobia, consejos y recomendaciones para superarlo
¿Has cambiado tu forma de saludar tras la pandemia? ¿Das dos besos a todo el mundo o lo evitas? Las restricciones y la imposición de la distancia social derivadas de la crisis sanitaria han provocado el cambio de actitud de algunas personas frente a ciertos comportamientos sociales, sobre todo, en lo relacionado con el contacto directo.
Evitar esta tradicional manera de saludar o, lo que es lo mismo, tener miedo a besar a otras personas es lo que se conoce como filemafobia. Un temor irracional a dar un beso o a ser besado, tanto por tu pareja, como por un abuelo, una madre o por cualquier desconocido y cuyo desencadenante puede tener distintos orígenes.
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Posibles causas del miedo a besar
El miedo a tener un contacto directo con personas conocidas o desconocidas tiene distintos grados. Lo que en la práctica puede traducirse en un rechazo moderado, a sentirse reticente a dar un beso, pero finalmente darlo. O, directamente, a sufrir un pánico incontrolable que provoque una situación de gran incomodidad, tanto para los que lo sufren, como para los demás.
¿Pero, de dónde procede este miedo? Con motivo del Día Internacional del Beso, la psicóloga Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, explica las posibles causas de este miedo incontrolable y da una serie de pautas y recomendaciones a las personas que lo padecen.
La filemafobia puede tener su origen en diferentes causas. Una de ellas, la más reciente, puede ser el cambio de mentalidad y de hábitos adquiridos por el coronavirus. “El miedo al contagio y la incertidumbre han podido convertirse en causas objetivas para que ciertas personas no muestren predisposición a expresar este afecto“, señala Conde. También la retirada de las mascarillas y la sensación de falta de seguridad, así como la experiencia traumática de las consecuencias derivadas del contagio, como el fallecimiento de personas cercanas, son otras de las causas desencadenantes de esta filemafobia.
Aunque no todo es consecuencia de la crisis sanitaria. Hay otros motivos que pueden provocar esta postura reacia a besar y son la inseguridad de hacerlo o la aversión a la saliva que pueden sentir ciertas personas. Y sin tener en cuenta los problemas bucodentales de enfermedades como la mononucleosis (enfermedad del beso) o la periodontitis.
Si no sabes cómo dar un beso porque nunca antes lo has practicado, aquí te dejamos algunos consejos para que sepas cómo besar bien.
Qué hacer y cómo superar el miedo a besar o a ser besado
Conde recomienda a todas las personas que padezcan flemafobia que lo consulten con un experto de salud mental. Lo principal es conocer el origen del problema para atacar desde la raíz y poder superarlo. La terapia, tal y como señala Conde, va a ayudar a las personas con esta fobia a detectar las creencias que les están produciendo este rechazo y malestar. Y, además, “les ayudará a entender como funciona la ansiedad. A partir de aquí, poco a poco podrán empezar a enfrentarse a los besos, iniciándose con las personas y tipo de beso que menos rechazo le generen”, concluye.
Consecuencias de no besar en las relaciones afectivas
Besar tiene muchos beneficios. Es una muestra de cariño que permite que las personas conecten mejor a un nivel afectivo porque mutuamente se demuestran que no tienen prejuicios a la hora de exteriorizar sus emociones. Pero además, los besos contribuyen a mejorar los niveles de bienestar y felicidad. Básicamente, porque darlos ayuda a mantener y a crear vínculos afectivos y recibirlos, a sentirnos queridos y a elevar la autoestima.
Pero todas estas ventajas y beneficios pueden volverse en contra ante la ausencia de esta expresión de afectividad. Sobre todo, en los vínculos afectivos de los más pequeños, porque “el nivel de expresión de afecto se aprende en el contexto familiar y social”. Situación que se ha visto completamente mermada, contradictoria en la pandemia. Momentos en los que los más pequeños han podido percibir como besar podría ser peligrosos para sus seres queridos, añade Conde.
Motivo por el que, a partir de ahora, empezará a verse el nivel de adaptación y “si la pandemia ha tenido efectos y consecuencias a medio y largo plazo en la manera de relacionarse y expresar afecto de los más pequeños”, concluye Conde.