El cambio de horario de invierno tendrá efecto si se acompaña de medidas de racionalización horaria
Con motivo del inminente retraso de los relojes una hora para adecuarnos al horario de invierno, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios en España advierte de que los efectos de esta medida no surtirán el efecto que se persigue a menos que se acompañen de verdaderas medidas de racionalización horaria. Política de luces apagadas, adecuar las horas de sueño, planificar el tiempo, salir a buena hora, buscar la eficiencia en el trabajo o realizar actividades de ocio son algunas de las medidas que se proponen con el fin de conseguir unos efectos favorables tanto en el trabajo, como en lo personal.
Según Ignacio Buqueras, Presidente de la Comisión Nacional y de ARHOE, “No nos oponemos al cambio de hora, pero pensamos que se trata de un “parche”, una medida ineficaz si no se acompaña de otros cambios más profundos en nuestros hábitos horarios”. La teoría del cambio de horario se sustenta en que con el retraso de los relojes se produciría un mejor aprovechamiento de las horas de luz, con el consiguiente ahorro energético. Pero, tal y como asegura Buqueras, “en la práctica ese ahorro energético no es significativo, puesto que las jornadas de trabajo siguen siendo maratonianas y se sale de trabajar a horas intempestivas, practicando mas la cultura de la presencia que la de la eficiencia”.
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Desde la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios se proponen una serie de medidas con el fin de conseguir unos efectos favorables, en esta materia, tanto en el entorno laboral como en el personal. Según los responsables de la entidad “seguir políticas de luces apagadas en las empresas a partir de las 18 horas aproximadamente; adecuar las horas de sueño; planificar la jornada de trabajo para buscar la eficiencia y así aumentar la productividad; reducir las horas de las comidas a 45-60 minutos; salir a buena hora del trabajo y aprovechar las horas libres para dedicarlas al ocio, a la familia y a los amigos son algunas de las cosas que hacen que el cambio de hora tenga sentido y realmente exista un equilibrio entre nuestro ritmo de vida y la luz solar”.
Por unos horarios más racionales
La necesidad de unos horarios racionales tiene como objetivos prioritarios: conciliar nuestra vida personal, familiar y laboral; aumentar la productividad; apoyar el rendimiento escolar; favorecer la igualdad; disminuir la siniestralidad; facilitar la globalización; mejorar nuestra calidad de vida; cuidar y mantener hábitos saludables; dormir el tiempo suficiente, y, en definitiva, dar mayor valor al tiempo. Todo esto pasa, ineludiblemente, por racionalizar nuestros horarios, para hacerlos convergentes con los países de economías más avanzadas.