El 95 % de los ingenieros agrónomos encuentra empleo incluso en crisis
El 95 % de los Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid encuentra trabajo al año de finalizar la carrera. Los malos tiempos que vivimos no parecen afectar a los ingenieros agrónomos; y es que, según datos de la Universidad Politécnica, prácticamente el 100 % de los titulados en la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de la UPM encuentra trabajo apenas un año después de haber finalizado sus estudios, convirtiendo a la ingeniería agronómica en una de las profesiones que mejor están resistiendo al paro. La causa de este dato tan llamativo podemos encontrarlas, precisamente, en algunas de las consecuencias de la crisis económica global que vivimos y otros desafíos a los que se enfrenta la sociedad actual.
La situación económica ha afectado a la mayoría de los sectores pero, concretamente, el sector de la alimentación es uno de los que mejor está capeando el temporal. El año pasado, el sector agroalimentario en España generó 80.000 millones de euros en facturación con un comportamiento ascendente, tanto en la creación de empleo como en el volumen de negocio. De este modo, la ingeniería agrónoma es la carrera apestada que nadie quiere, pero que cuenta con pleno empleo.
Los datos demuestran que la industria agroalimentaria se ha mantenido en cuanto a volumen de crecimiento, pasando a ocupar el primer puesto por encima de otras industrias que han llegado a ver como su volumen de facturación decrecía en un 19 % en 2008 respecto al año anterior. Los consumidores están renunciando a determinados bienes y servicios, pero sin embargo, continúan comprando productos de primera necesidad, como son los alimentos, por lo que las previsiones del sector se mantienen positivas para el 2009. En este panorama, el ingeniero agrónomo encuentra con facilidad empleo dentro del sector agroalimentario, que ocupa a un 33,5 % de los titulados en ingeniería agronómica.
Otra de las razones fundamentales por las que los ratios de empleabilidad de esta profesión son tan elevados en la actualidad, es la necesidad del cambio de modelo económico que se está planteando en estos momentos: orientarse más hacia la tecnología e innovación y menos a la construcción y el turismo como motores de crecimiento del país.
Este cambio en el modelo económico deja, a su vez, entrever un mayor acercamiento al sector agrario (que ha mostrado la necesidad de modernización e innovación del mismo), para poder dejar atrás el primado sector terciario de las últimas décadas. Así, en el área de las nuevas tecnologías aplicadas a los cultivos agrarios y al sector agrícola, la demanda de ingenieros agrónomos aumenta en áreas como la instalación de nuevas infraestructuras de riego, nuevos sistemas de control de temperatura en invernaderos, nuevos métodos de gestión del campo más informatizados…
Los últimos datos de empleo de la UPM revelan también que más de la mitad de los ex-alumnos de la Escuela de Ingenieros Agrónomos nunca ha sufrido paro. Además, en cuanto a los datos de desempleo femenino en ingeniería y arquitectura de los que la UPM tiene constancia, tan solo un 0,5 % son ingenieras agrónomas.
“La ingeniería agronómica siempre ha contado con unos índices de ocupación muy altos –señala Jesús Vázquez, Director de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la UPM-. Es más, en los últimos años –prosigue-, hemos asistido a un mayor protagonismo y desarrollo de sectores en nuestro país como es el de la enología y la viticultura, que requieren, cada vez más, de especialistas en el sector agrario con título de ingeniero agrónomo (por ejemplo, para la planificación y construcción de bodegas). Esto ha contribuido a elevar la tasa de empleo de nuestros licenciados que, en muchas ocasiones, ya cuentan con un contrato laboral antes de terminar los estudios”.
Pero hay otras cuestiones, junto a la crisis económica mundial, que también preocupan a la sociedad actual y que han servido para que la ingeniería agronómica esté a la orden del día. “Si se analiza el conjunto de problemas que más inquieta a la sociedad -dice Jesús Vázquez- se observa que la agricultura y la ingeniería agronómica se encuentran en la base de la solución de muchos de ellos: la seguridad alimentaria, el logro de un desarrollo económico equilibrado (no exclusivamente masificado y urbano), el mantenimiento de la biodiversidad, la crisis energética, múltiples problemas ambientales…
Se trata -añade- de una profesión de gran futuro, pues se halla en la encrucijada y en la base de la superación de estos desafíos. Uno de los campos que más fuerza está tomando actualmente y que tiene que ver con todo esto, es la Agroenergética, llamada a proporcionar energía sostenible e inagotable sin competir con la producción de alimentos, y sin efectos medioambientales negativos”.
La mitad de las matriculaciones en Ingeniería Agronómica de la Universidad Politécnica de Madrid son mujeres
Frente a una fuerte tradición masculina que ha imperado siempre en el resto de los estudios de ingeniería superior en España, los estudios de ingeniería agronómica en Madrid son, cada vez más, terreno femenino: del total de los 1.155 alumnos matriculados este año en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica, la mitad son mujeres. Es un hecho que la Ingeniería Agronómica seduce a las mujeres.
En lo últimos diez años, el porcentaje total de mujeres estudiantes de ingeniería en España se ha mantenido estable alrededor del 30 % cada curso académico. Este dato contrasta con los mismos últimos diez cursos académicos en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la UPM, en los que la presencia femenina se ha movido entre el 47 %-49 % hasta que, finalmente este año, ha alcanzado el 50 % y se espera que supere ese porcentaje el próximo curso.
“El principal motivo -señalan María Carmen González y Cristina Velilla, ingenieros agrónomos y subdirectoras de la Escuela- por el que contamos con una mayor presencia de mujeres en nuestras aulas frente al resto de las ingenierías es, quizás, la base biológica que caracteriza y diferencia a la ingeniería agronómica del resto de ingenierías, y que está muy bien recogida en la denominación internacional de nuestros estudios: Agricultural and Biological Engineering o Biosystem Engineering. De todas formas, posiblemente -añaden- no estemos más que abriendo el camino para que, finalmente, las mujeres se incorporen plenamente al resto de ingenierías en las que la minoría femenina es la nota constante. Ya fuimos pioneros al formar a la primera mujer que estudió Ingeniería en España, Isabel Torán, que obtuvo su título de Ingeniero Agrónomo en nuestra Escuela en el año 1939”.
La misma tendencia de presencia femenina se observa en lo cursos de doctorado en la Universidad Politécnica de Madrid: mientras que alrededor de un 33 % del total de los estudiantes que están cursando el doctorado en dicha universidad son mujeres, esa cifra se eleva hasta más del 40 % en el caso de las estudiantes de doctorado en la Escuela de Ingenieros Agrónomos.