Diez consejos para cerrar una cuenta bancaria
Pongamos que quiere cambiar de banco. ¿Motivos? Abusos, comisiones, escándalos… Si los españoles somos de los que más cambiamos de compañía telefónica cuando estamos descontentos con ella, ¿por qué no cambiar de banco? Nada es eterno.
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Antes de cerrar una cuenta bancaria
No obstante, sea por el motivo que sea, sepa que está en todo su derecho y, para evitar problemas y realizarse correctamente, los expertos de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros de España (ADICAE) destacan que cerrar una cuenta en una entidad bancaria no es tan sencillo y que hay que tener en cuenta muchos aspectos, por lo que no es aconsejable hacerlo a la ligera…
Antes de cambiar de banco y cancelar una cuenta bancaria hay que analizar las ofertas y condiciones de la competencia. Tal y como ha demostrado el estudio de ADICAE ‘Análisis de las comisiones en tiempos de crisis’, cambiar de banco puede suponernos un ahorro de alrededor de 200 euros al año, dependiendo de las comisiones y condiciones de nuestra entidad actual y de la nueva.
Hay que tener muy claro qué operaciones realizamos habitualmente o los servicios que necesitamos contratar. No tiene sentido cambiar de entidad porque nos ofrezcan un servicio que no utilizamos a un menor precio. La comisión que suele tener un mayor protagonismo es la del mantenimiento de la cuenta corriente, pero en algunos tipos de cuentas se exigen la domiciliación de nóminas y recibos, incluso la contratación de un seguro.
Que nos den el listado de comisiones
Para asegurarnos de las comisiones que cobra una entidad financiera lo mejor es exigir el listado de comisiones en una sucursal, puesto que incluso los que aparecen en las páginas web de los bancos están incompletos.
Ganchos comerciales para captarnos
Si comparamos ofertas hay entidades que publicitan ganchos comerciales. Últimamente están muy de moda las cuentas nómina, cuentas remuneradas que requieren la domiciliación de la nómina, 3 recibos principales, tarjetas de débito… y a cambio no se pagarán comisiones.
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Hay que ser cauteloso ante estas ofertas que ofrecen una alta rentabilidad pero exigen una permanencia que puede ser de 2 años. Si decidimos cambiar de banco para acceder a una cuenta nómina es conveniente que no tenga compromiso de permanencia. Algunas cuentas nómina no tienen comisiones.
Otros bancos también ofrecen cuentas remuneradas, todas ellas tienen un factor en común: su escaso plazo de rentabilidad (normalmente de 3 a 5 meses). Además, hay que tener en cuenta que algunas entidades no aplican las comisiones más comunes, es cuestión de buscarlas.
Bancos por Internet
La banca por Internet también puede ser una buena opción, pero hay que analizar sus pros y sus contras y ver si se adapta a nuestras necesidades. En cuanto a la domiciliación de nómina, algunas entidades ofrecen ‘regalos de baratillo’ como juegos de cocina o aparatos electrónicos, descuentos en recibos, etc. por domiciliar la nómina o pensión. La nómina tiene que superar una determinada cantidad (el ‘regalo’ a recibir dependerá de ella) y exigen un compromiso de permanencia.
Los depósitos a plazo fijo también han sido el motivo de muchos cambios de entidad, aunque con la actual limitación a su rentabilidad ‘recomendada’ por el Banco de España habrá que ver si sigue siéndolo. Pero una vez analizadas las ofertas de la competencia y elegida la entidad que más nos conviene, ha llegado la hora de cambiar de banco.
10 consejos que hacer antes de cerrar una cuenta bancaria
1. Comprobar que no existe compromiso de permanencia en nuestra cuenta actual. Es una cláusula extraña en las cuentas corrientes, pero suele aparecer en las cuentas nómina.
2. Asegurarnos de que no hay operaciones en curso, para no cancelar su desarrollo.
3. Buscar en el contrato de la cuenta si la entidad puede aplicar alguna comisión por cancelarla.
4. Si se han pagado comisiones por algunos productos, como las tarjetas de débito o crédito, solicitar que se devuelva la parte proporcional correspondiente al tiempo no disfrutado. Es decir, si el 1 de enero nos cargan la comisión de mantenimiento correspondiente al periodo entre el 1 de enero y el 1 de junio y cancelamos la cuenta el 17 de enero, deberán reintegrarnos lo correspondiente al periodo entre el 17 de enero y el 1 de junio.
5. Pedir un documento de posición global a nuestra entidad, para comprobar los recibos domiciliados, productos contratados, etc.
6. Domiciliar los recibos y cualquier otra domiciliación bancaria -nómina, prestación por desempleo…- en la otra entidad a la que vayamos a llevarnos nuestros ahorros. Esto puede hacerse por escrito, por teléfono o presencialmente en cada empresa.
7. Para mayor seguridad, realizar estos pasos en la sucursal en la que abrimos la cuenta. Aunque no hay imperativo legal, algunas entidades ponen problemas para cancelar la cuenta en sucursales diferentes a la de apertura.
8. Sacar todo el dinero que haya en la cuenta, dejándola a cero. No realice una transferencia, puesto que su antigua entidad podría aplicarle comisión, ordene en la nueva entidad que cursen una Orden de Traspaso de Efectivo por el importe del saldo de la cuenta, así se ahorrará comisiones.
9. Recoger el justificante entregado por el banco que acredite que usted ha cancelado la cuenta.
10. Si ha tenido algún problema siguiendo los pasos anteriores, acuda a su sede de ADICAE para presentar la correspondiente reclamación.
También es imprescindible saber el tipo de cuenta, puesto que si es indistinta podrá darla de baja cualquiera de sus titulares, pero si es mancomunada será necesaria la firma de todos los titulares.
Te retienen toda la vida
Al comunicarle a nuestra entidad que queremos dar de baja nuestra cuenta es posible que quieran evitar nuestra marcha y nos ofrezcan condiciones más ventajosas. Usted tendrá la sartén por el mango y recuerde que si ha decidido cambiarse de entidad ha sido por algo. Hay muchos consumidores que permanecen en el mismo banco durante toda su vida, algo que aprovechan los comerciales y directores de entidad para, haciéndose valer de la confianza adquirida, ‘colocar’ productos tóxicos como participaciones preferentes, deuda subordinada, pagarés…