Diez buenas prácticas para gestionar las relaciones entre hermanos dentro de la empresa
En la familia, los hermanos han aprendido a “competir”, a la vez que a “compartir”, el afecto y el reconocimiento de los padres, (algo natural y propio de los vínculos fraternos). Este delicado equilibrio entre competir/compartir es un factor distintivo de las relaciones basadas en la colaboración (más propias de equipos exitosos) o en la competencia (asociadas al fracaso de muchas empresas de hermanos). Cristina Alvarado, psicóloga y terapeuta familiar de Garrigues Empresa Familiar ofrece una serie de consejos para desarrollar una buena gestión entre hermanos dentro de la misma empresa con un decálogo de trucos desarrollado por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio.
Lo primero que hay que hacer es responder a la siguiente pregunta: ¿qué podemos aprender de los equipos de hermanos de éxito? Para ello se ofrecen ejemplos con buenas prácticas entre hermanos que gestionan empresas familiares:
1. Buscan la complementariedad: cada uno es valorado y reconocido por lo que puede aportar al grupo. La riqueza está en el poder combinar las diferencias.
2. Sus miembros son capaces de consensuar los objetivos y los valores que deben regir sus relaciones en la familia y en la empresa.
Se sienten motivados para alcanzar los ambiciosos planes de futuro que se han planteado.
3. Trabajan incansablemente para lograr un modelo de comunicación basado en la apertura y la expresión directa y clara de las expectativas, intereses y necesidades de sus miembros. Destaco la palabra incansable porque lograr una buena comunicación exige mucha voluntad, esfuerzo, humildad y valentía para superar los malos entendidos y aceptar las diferentes perspectivas de las cosas.
4. A la hora de resolver problemas intentan no recurrir a los padres. Es más viable alcanzar una solución en la que todos se sienten en igualdad de condiciones.
5. Están comprometidos con un modelo de liderazgo que busca la excelencia empresarial a pesar de que no se corresponda con la jerarquía propia de la familia: han sido capaces de elegir al líder que mejor protege los intereses de todos.
6. Cuando se es propietario las decisiones se toman de forma participativa, lo cual no necesariamente es equivalente a la igualdad. Es decir, a fin de preservar la gobernabilidad de su empresa acuerdan fórmulas que podrían introducir nuevas formas de entender la igualdad/desigualdad en el reparto accionarial sin que ello derive en desmotivación y falta de compromiso por parte de sus miembros.
7. Dedican tiempo para compartir y fortalecer sus vínculos en espacios diferenciados de la empresa. Se reúnen con frecuencia para hablar de lo que les pasa en sus vidas personales y profesionales.
8. Reflexionan sobre qué legado quieren transmitir a los sobrinos: conflicto o armonía. Son conscientes de que los hijos actuarán como “escuderos” de sus propias ramas familiares. Las terceras generaciones, son participantes activos en la resolución de las “deudas” emocionales que han quedado pendientes.
9. Trabajan activamente por lograr un equilibrio entre el bienestar económico y la felicidad de la familia. No creceremos a toda costa.
10. Están comprometidos con un código de conducta que imprime orden y rigor a sus relaciones como hermanos propietarios.