Denuncian obsolescencia programada en bombillas LED y otros productos de iluminación
Bombillas LED que cuando llegan a unas horas de iluminación, dejan de funcionar. La firma española Trigasia denuncia la práctica de ‘obsolescencia programada’ que llevan a cabo multinacionales del sector de la iluminación en productos como bombillas de bajo consumo o lámparas incandescentes. En palabras del director comercial de esta empresa española, José Luis García, “las grandes marcas ofrecen productos de iluminación LED cuanto menos mediocres. Buscan competir con las bombillas de importación de bajo coste, y pésima calidad, y también amortizar las fuertes inversiones que han hecho para la tecnología del bajo consumo”.
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Qué es la obsolescencia programada
“La obsolescencia programada es el motor secreto de nuestra sociedad de consumo”, afirma el documental ‘Comprar, tirar, comprar’, de Cosima Danoritzer, que despertó un importante revuelo en 2011. El término se aplica al diseño de un producto para conseguir el acortamiento de su vida útil, con el fin de convertirlo en un objeto casi de “usar y tirar”. Esto se consigue bien con el lanzamiento periódico de modelos más modernos, alentando en cierta medida el afán por “estar a la última”, o directamente por el desgaste o rotura del artículo. “Basta con la inclusión de pequeñas piezas diseñadas para funcionar un determinado número de usos en ordenadores, lavadoras o televisores, de manera que estos no tardan demasiado en dar problemas, para obligar al afectado a tener que comprar otro”, afirma García.
¿Existe realmente la obsolescencia programada?
Controversias aparte, la realidad es que muchas marcas rebajan los costes de producción de sus artículos para conseguir hacerlos más asequibles al consumidor, reduciendo también su calidad. La mentalidad de ciertos consumidores también es culpable de esta tendencia, desechando productos que cumplen su función para adquirir otros un poco más avanzados, y que tiene su máximo exponente en la telefonía móvil.
Bombillas LED con 40.000 horas de vida, más de 4 años y medio sin parar
Los responsables de Trigasia, compañía española dedicada a la investigación, fabricación e importación de productos de iluminación mediante emisores LED de alta potencia, tienen como filosofía el ofrecer artículos de calidad con una vida útil garantizada. De tal forma que el consumidor no se llevará desagradables sorpresas. “En nuestra gama MG, que es más asequible, ofrecemos una duración superior a las 25.000 horas, y a las 40.000 horas para las bombillas TG”, explica José Luis García. “Esto representa entre 3 y 5 veces más que la vida media de los tubos fluorescentes, y la tecnología LED cuenta con la ventaja de que no le afectan los ciclos de encendido y apagado”.
Lo que dicen los expertos
“En nuestra opinión las grandes marcas ofrecen productos cuanto menos mediocres, puesto que tienen otros intereses. Por ejemplo, buscan competir con las bombillas de importación de bajo coste, y pésima calidad, y también amortizar las fuertes inversiones que han hecho para la tecnología de las bombillas de bajo consumo, que nos habían vendido como la mejor”, comenta este responsable de Trigasia, que considera que deben realizarse productos que, simplemente, cumplan con las necesidades, de forma asequible y fiable.
Prohibida en Francia
La legislación en España sobre este tema queda por detrás de otros países que han decidido apostar por penalizar esta práctica que perjudica a los consumidores con penas de prisión de dos años y multas de hasta 300.000 euros por considerar esta práctica de obsolescencia programada como premeditada y, por tanto, un engaño y un fraude.