Defraudaron 5 millones de euros en IVA de consolas y videojuegos vendidos a través de sociedades ‘truchas’ y testaferros
La operación ‘Marcianitos’ ha puesto fin a la venta de consolas, videojuegos y material informático que se vendía sin declararlos, defraudando por tanto el impuesto del IVA. La Agencia Tributaria ha desmantelado así una trama internacional en el sector informático que defraudó al menos 5 millones de euros en apenas dos años con un esquema de sociedades ‘truchas’ y testaferros. Han sido detenidas 14 personas, otros tantos registros en domicilios y empresas, y diversas cuentas bancarias y cajas de seguridad bloqueadas.
La Agencia Tributaria ha desmantelado una organización internacional dedicada al fraude al IVA en el sector informático. La trama, que contaba con ramificaciones en varios países europeos, habría defraudado al menos cinco millones de euros entre 2011 y 2012 mediante un esquema de sociedades ‘truchas’, ‘sociedades pantalla’ y testaferros.
Tras casi un año de investigaciones, en el día de ayer, bajo la dirección del juzgado de instrucción número 5 de Vigo, funcionarios de la Agencia Tributaria desarrollaron un amplio dispositivo que ha permitido la detención de 14 presuntos miembros de la organización, así como el bloqueo de diversas cuentas bancarias y cajas de seguridad de los supuestos implicados en la trama. La operación, denominada ‘Marcianitos’, arranca con una serie de investigaciones iniciadas en abril de 2012 sobre un grupo de empresas dedicadas al fraude al IVA en el sector informático.
De acuerdo con los resultados de la investigación conjunta desarrollada por Vigilancia Aduanera de Galicia (Unidad Operativa de Pontevedra y Unidad Fiscal Regional) y la Dependencia Regional de Inspección Financiera de Galicia (ONIF Galicia), en colaboración con la ONIF Central, los responsables de la organización habrían creado una trama para la defraudación al IVA en la comercialización de consolas para juegos y otros productos informáticos, creando una compleja estructura empresarial con sociedades en España, Portugal y Rumanía.
La trama desarticulada operaba mediante sociedades constituidas en Galicia, Madrid, Cataluña, norte de Portugal y Rumanía, si bien suministraba a distribuidores de toda España.
El esquema del fraude
La mercancía objeto del fraude viajaba directamente desde el norte de Europa (Dinamarca, Bélgica y Holanda) a almacenes logísticos españoles que, a su vez, la remitían a los comercializadores finales. Sin embargo, para llevar a cabo el fraude al IVA se interponían en este esquema una serie de sociedades creadas en otros países europeos (Portugal y Rumanía) y en España.
La mecánica del fraude consistía en que los productos, a pesar de viajar directamente a España, eran facturados por las sociedades del norte de Europa a truchas remotas, creadas en Rumanía y Portugal. Estas empresas eran, nominalmente, los primeros receptores de la mercancía, limitándose a su refacturación a otras sociedades ficticias españolas, que tampoco recibían las mercancías y que, a su vez, refacturaban a otras sociedades españolas (sociedades pantalla), también creadas para la ocasión, que finalmente facturaban a las sociedades distribuidoras reales.
De esta manera, mientras la mercancía iba directamente desde una sociedad del norte de Europa a un distribuidor español, la facturación se realizaba siguiendo un circuito del que formaban parte, además del emisor y el receptor de la mercancía, hasta tres intermediarios (sociedades truchas en Rumanía y Portugal, truchas en España y sociedades pantalla en España).
Dado que, de acuerdo con la normativa comunitaria del IVA, no procede pagar este impuesto indirecto en las compras intracomunitarias, pero sí en las ventas interiores de España, las truchas españolas tendrían que ingresar unas cantidades de IVA muy elevadas, al no soportar IVA en sus compras y sí repercutirlo en sus ventas.
Sin embargo, estas sociedades manipulaban sus datos fiscales, creando cuotas de IVA soportadas ficticias, habilitando así la reducción artificial de la cantidad a pagar a la Hacienda Pública. Por tanto, el fraude fiscal se producía en el momento en que las truchas españolas, que recibían una entrega intracomunitaria exenta y repercutían IVA en la venta a las sociedades pantalla española, no ingresaban esas cuotas del impuesto en Hacienda. En los escalones posteriores de la facturación ficticia, las sociedades ya sí soportaban IVA en las compras y lo repercutían en las ventas, como empresas normales, pero la trama ya había conseguido ofrecer al comercializador en España unos precios inferiores a los de sus competidores. El fraude cometido por la trucha española servía así para erosionar, a costa de las arcas públicas, la libre competencia empresarial.
Las estimaciones de las cantidades defraudadas por esta organización alcanzan las cifras de 3.300.000 euros en 2011 y, como mínimo (dado que aún están pendientes de analizar las operaciones de las últimas semanas del año), 1.700.000 euros en 2012.
Hombres de paja
En la investigación se ha detectado que una parte importante de esta organización criminal se dedicaba a la continua creación de sociedades truchas remotas, truchas en España y sociedades pantalla, para lo que contactaban con personas sin recursos a las que, a cambio de una pequeña remuneración, hacían figurar como administradores de estas sociedades ficticias. Incluso, en algún caso, figuraban como administradores de estas sociedades ciudadanos que estaban cumpliendo penas de cárcel en el extranjero.
Asimismo, para dar credibilidad a los movimientos ficticios de la mercancía –que mientras, formalmente, se compraba y vendía entre sociedades de diversos países europeos, en realidad no se movía del almacén logístico español al que había sido transferida inicialmente–, se realizaba un continuo traspaso de dinero entre cuentas bancarias, todas ellas operadas a través de internet.
Registros y detenciones
En el operativo desarrollado ayer se realizaron 14 detenciones y otros tantos registros en domicilios de los detenidos y en sedes de sociedades implicadas, con el siguiente desglose:
Detenciones:
1 en Guadalix (Madrid), 3 en A Estrada (Pontevedra), 8 en Vigo, 1 en Melide (Coruña) y 1 en Arzúa (Coruña).
Registros:
– 6 domicilios de personas físicas: 2 en Vigo, 1 en A Estrada, 2 en Redondela (Pontevedra) y 1 en Madrid.
– 7 domicilios de sociedades relacionadas con la trama: 5 en Madrid (Alcorcón, Coslada y Guadalix de la Sierra) y 2 en Cataluña (Lleida y Cerdanyola).
– 1 asesoría en Orense.
Los registros y detenciones se acompañan de amplias medidas cautelares contra la organización criminal, incluyendo el bloqueo de saldos en cuentas bancarias y cajas de seguridad de los supuestos implicados. Además, en los registros de las sociedades se ha intervenido un gran volumen de documentación y se han incautado ordenadores para, en próximos días, realizar el volcado de la información en presencia de la autoridad judicial, con vistas a practicar el análisis oportuno.
Esquema de funcionamiento tramas de IVA en la operación ‘Marcianitos’
Como se observa en el cuadro superior, el fraude consiste en crear una corriente de facturación ficticia que se superpone a la circulación y facturación real de los bienes.
En el esquema correcto (marcado con las líneas verdes y moradas), la distribuidora del norte de Europa facturaría directamente a la comercializadora española, que posteriormente repercutiría IVA en sus ventas. Dado que la comercializadora española no soportó IVA en sus compras procedentes de Europa, debería ingresar IVA por sus ventas al 21 %. Así, en la comercialización de un producto comprado a la empresa del norte de Europa por 500 euros y vendido al consumidor final por un precio, IVA incluido, de 1.210 euros, se ingresarían en la Hacienda española 210 euros de IVA (1.000 de precios sin impuestos, más el 21 % de IVA).
En el esquema ficticio fraudulento (marcado con las líneas rojas), las operaciones entre la distribuidora del norte de Europa, las truchas remotas de Portugal y Rumanía y la trucha de España estarían exentas de IVA. Sin embargo, las ventas que realizase la trucha de España sí devengarían IVA, por lo que esta sociedad, dado que no habría soportado IVA en sus compras y sí lo repercutía en sus ventas, tendría que ingresar el impuesto a la Hacienda pública. Así por ejemplo, si la trucha remota de Portugal o Rumanía facturaba a la trucha española por un valor de 700 euros, y esta vendía a la sociedad pantalla española por un valor neto de 800 euros, se debían ingresar en el tesoro 168 euros (800 al 21 %). Era este IVA el que se defraudaba, al no ingresarlo a la Hacienda pública la trucha española.
En los escalones posteriores de la facturación ficticia, las sociedades soportaban IVA en sus compras y repercutían IVA en sus ventas, operando ya como empresas normales, si bien conseguían poner sus productos en el mercado a un precio inferior al de sus competidores, al aprovecharse del fraude cometido por la trucha española.