¿Cuál es la mejor hora para cenar y no engordar?
¿Cenar pronto o tarde? ¿Cuánto tiempo debe pasar desde que se termina de cenar hasta acostarse para no engordar? Numerosos estudios advierten del riesgo que experimentan las personas que cenan tarde de sufrir obesidad. Una situación provocada por la alteración de los ritmos circadianos que impiden el correcto desarrollo del metabolismo.
Por tanto, si lo que buscas es perder peso o mantener la línea, además de llevar una dieta equilibrada, hay otros factores importantes a tener en cuenta, dado que la hora de la cena también influye en la capacidad para perder peso. Pero lo primero a tener en cuenta es que no existe una hora exacta o ideal para todo el mundo en la que cenar para no engordar, sino que depende de la rutina y hábitos particulares de cada individuo.
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La mejor hora para cenar: Un margen mínimo de entre 2 y 3 horas antes de dormir
Lo primero que hay que tener en cuenta es que no hay una hora exacta que sea mejor que otra, sino que ello depende de los hábitos y rutinas de cada persona. Aunque en lo que sí coinciden muchos estudios es que se recomienda dejar un margen de tiempo entre la cena y acostarse para no alterar los ritmos circadianos del organismo. De tal manera que el metabolismo pueda hacer su función y reducir así el riesgo de obesidad que existe por cenar tarde y acostarse casi seguido.
De media, lo recomendable es dejar, como mínimo, un par de horas o tres antes de dormir. De tal manera que si una persona se acuesta a las 23:00 horas de la noche, lo recomendable es que cene en torno a las 21:00 horas. Mientras que si se acuesta después, tiene margen para cenar algo más tarde.
Cenar tarde propicia el aumento de peso
La Universidad de Harvard ha llevado a cabo un estudio experimental de dos grupos de personas con obesidad. Un análisis en el que sometió a estas personas a cenar en dos franjas horarias distintas. El primer grupo, cenaba unas seis horas antes de acostarse y el segundo, unas dos horas antes. Un estudio que se efectuó con dietas idénticas en un periodo de 6 días seguidos. Jornadas en las que los científicos midieron las hormonas que regulan el apetito, así como la temperatura corporal, el gasto de calorías y las células grasas de los participantes.
De este ensayo, publicado en Cell Metabolism, los resultados evidenciaron que comer más tarde aumentó el hambre de los participantes, disminuyó la cantidad de calorías que quemaban y promovió el almacenamiento de grasa. Con el tiempo, esos efectos podrían provocar un aumento de peso, concluye el estudio. Y añade que, “si bien no está de más cenar tarde de vez en cuando, trate de no convertirlo en un hábito”.
El estudio ‘El impacto del horario de las comidas en el riesgo de aumento de peso y desarrollo de obesidad: una revisión de la evidencia actual y las oportunidades para la intervención dietética‘, publicado en National Library of Medicine, ofrece una visión en la misma línea. En concreto, señala que el momento en que se comen las comidas, en relación con la hora del día, se considera cada vez más importante a la hora de implementar cambios en la dieta para abordar la creciente carga de la obesidad, aunque se requiere más investigación.
Y concluye que existe una evidencia emergente de que el momento de la ingesta de alimentos puede afectar en el aumento de peso y de la adiposidad. De tal manera que las cenas tardías y nocturnas impactan de forma negativa en la regulación del peso y, con el tiempo, “favorece el desarrollo de obesidad”, apunta.
Mayor riesgo de obesidad en niños si cenan tarde
Los riesgos para la salud de cenar tarde es un aspecto que afecta a todos por igual, ya sean niños o adultos. Así se evidencia del análisis ‘Comer tarde se asocia con obesidad, marcados inflamatorios y alteraciones circadianas en niños en edad escolar‘, publicado en la editorial de revistas científicas MDPI.
Una investigación que concluye que el horario de la cena es un factor de gran importancia que se relaciona con la obesidad en los niños que se encuentran en edad escolar. Los datos del estudio señalan que los menores que cenaban tarde tenían 2,1 veces más probabilidades de tener sobrepeso que los que cenaban pronto.
De manera adicional, el estudio ofrece una visión circadiana de las principales alteraciones fisiológicas asociadas a una cena tardía, puesto que las personas que terminan tarde de cenar experimentan modificaciones en los patrones de la temperatura corporal y en los niveles de cortisol.