Cómo saber si tienes nomofobia: Este verano lo puedes comprobar
En el trabajo, para salir con amigos, en las reuniones familiares, en la playa, en la cama y hasta en el baño. El móvil se ha convertido prácticamente en una extremidad más del cuerpo. Como consecuencia, aumenta la adicción a estos dispositivos y, derivado de ello, el miedo irracional a no tener conexión. Una situación también conocida como No-Movil-Phone-Phobia, acortado, nomofobia.
¿Pero, qué es la nomofobia? Este es el término utilizado para identificar a las personas que tienen un miedo irracional a no tener móvil o conexión a internet y las redes sociales.
Cómo saber si tienes nomofobia este verano
El teléfono móvil se ha convertido en uno de los imprescindibles desde la adolescencia. Se usa para el ocio y entretenimiento, para el trabajo, para cosas importantes y para otras más banales. Consecuencia de ello, hay personas que sufren dependencia extrema de las aplicaciones asociadas a la tecnología, aspecto que puede pasar desapercibida en los meses de rutina laboral, pero que se acrecienta durante los meses de verano, en las vacaciones.
Porque en estos periodos con mayor tiempo libre, la ausencia de un dispositivo o de conexión puede volverse en contra y acabar arruinando las vacaciones.
Y ojo, porque aunque esta situación afecta a diferentes sectores de la población, es más acuciante en los jóvenes. Los datos evidencian la gravedad de esta situación porque según el último informe publicado pro la Universidad Oberta de Catalunya, el 81 % de los jóvenes de entre 14 y 35 años padece nomofobia.
¿Pero, cómo reconocerla? En concreto, tal y como explica la psicóloga de Clínicas Origen, Pilar Conde, los síntomas que evidencian la nomofobia al no tener posibilidad de conexión con el móvil de manera permanente son los siguientes:
- Ansiedad
- Irritabilidad al no encontrar conexión, o ante la imitación del tiempo a conexión
- Inseguridad y miedo
- Búsqueda activa de wifi en cada sitio que se encuentra
- Problemas de concentración
- Problemas de sueño
Conde detalla que, en el caso de los más menores o más pequeños, consecuencia de esta nomofobia se produce un incremento considerable de las rabietas y de los enfados irracionales. Mientras que en las personas adultas, la situación es distinta, pero las consecuencias se agravan aún más. Porque “si durante unas vacaciones han experimentado nerviosismo y ansiedad por el difícil acceso a la red, la cobertura puede llegar a marcar la elección de destino los años siguientes”, indica Conde.
De esta manera, lo que a priori era una etapa esperada de descanso y disfrute, puede acabar convirtiéndose, según la experta, en un pequeño infierno de disputas, boicoteo de planes y falta de comunicación entre unos y otros.
Cómo poner fin a la nomofobia
Para poner fin a esta situación e intentar remediar el problema, nada mejor que sean los adultos los que puedan dar ejemplo y dejen el dispositivo en los apartamentos y habitaciones de los hoteles. De lo contario, “si el padre o la madre no sueltan el smartphone, los niños mostrarán más reticencia al cumplimiento de cualquier norma al respecto”, indica Conde.
De manera adicional, hay que alejar las prohibiciones. Una dependencia al uso del teléfono no se soluciona prohibiendo su uso por completo. Por el contario, si se empiezan a notar síntomas de esta patología, hay que sentarse a hablar con los menores y abordar la situación de la manera más calmada y racional. “Hablar sobre cómo se sienten, entender su punto de vista, no invalidarlo y desde ahí, ayudarles a flexibilizar sus miedos, y negociar un compromiso para el disfrute de la familia”, explica Conde.
Ante este tipo de situaciones, la psicóloga señala que los adultos deben entender la importancia de este asunto para los menores. Porque en la actualidad, es muy importante la dependencia al grupo y, hoy en día, esa adhesión se realiza en gran parte mediante las redes sociales.
De tal manera que, a la vuelta de las vacaciones, será el momento de valorar si el comportamiento de los pequeños ha estado marcado por su dependencia del móvil. En caso afirmativo, plantear la posibilidad de acudir a un profesional, según explica Conde.
En cuanto al tratamiento para quitar esta dependencia, según explica la psicóloga, empieza por trabajar la toma de conciencia de la dependencia y el consecuencia deseo de cambio. Para ello, en un primer momento el terapeuta consensúa con el paciente adoptar medidas de control respecto al acceso del móvil. A partir de este momento se trabajan herramientas de gestión de impulso, de autocontrol y fortalezas personales.