Cómo evitar lesiones en la piel ante un verano excepcionalmente abrasador
Desde echarse cremas de protección solar, hasta usar la ropa adecuada, gafas de sol, hidratarse de forma constante y evitar tomar el sol a las horas centrales del día. Estas son algunas de las mejores formas de evitar lesiones en la piel ante un verano que se plantea excepcionalmente abrasador.
Unas medidas de prevención que son fundamentales para evitar daños irreversibles en la piel, como la aparición de melanomas, por la exposición de los rayos UV ante la previsión de la llegada de olas de calor de larga duración y de temperaturas extremas.
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Cómo prevenir problemas en la piel por el sol
Los datos son alarmantes. La incidencia del cáncer de piel ha aumentado en un 40 % en los últimos cuatro años y, a pesar de que es uno de los tipos de cáncer que más pueden prevenirse, en España se diagnostican más de 78.000 nuevos casos cada año, según los datos de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) y recogidas por Cigna Healthcare.
¿Cómo reducir estas cifras? La prevención es clave para garantizar el buen estado y cuidado de la piel. Y, ante una previsión de un verano especialmente abrasador, es crucial poner especial énfasis en proteger la piel para evitar quemaduras con los primeros rayos del sol. Y, así, prepararla para los meses de mayor calor, medida preventiva que es fundamental para evitar daños irreversibles en la piel.
No hay que olvidar que, tal y como explica María Sánchez, e-Healt Manager de Cigna Healthcare en España, “el sol aporta numerosos beneficios al organismo y, en concreto, la vitamina D, es necesaria para que el cuerpo absorba los minerales que permiten que los huesos estén fuertes”. Pero la exposición debe hacerse de forma segura y con la protección necesaria.
Para conseguirlo, nada mejor que combinar las distintas herramientas al alcance de los ciudadanos para proteger la piel de los rayos ultravioleta. Son acciones sencillas que permiten disfrutar de los beneficios del sol sin exponerse a los daños que pueden provocar en la piel.
Usar ropa adecuada
Además de usar las cremas de protección solar que deben ser uno de los complementos de la rutina de belleza diaria, la “nueva protección solar” abarca una serie de estrategias alternativas para cuidar la piel ante la exposición solar. Desde el uso de ropa y gafas de sol hasta las sombrillas y aprovechar al máximo la sombra de la naturaleza.
El tono de la ropa, así como el tejido, es crucial para protegerse del sol. ¿El motivo? Los colores oscuros filtran mejor el sol y los vaqueros tienen un 100 % de bloqueo hacia la radiación, frente a otros tejidos como la seda o el algodón.
Elegir unas gafas de sol con suficiente protección
En cuanto a las gafas de sol, estas deben tener una protección adecuada, puesto que el incremento de la cifra de cataratas en las personas jóvenes es alarmante, explica Sánchez, siendo uno de los factores más importantes de su desarrollo la radiación UV.
Además, hay que tener especial cuidado en entornos de playa, puesto que la arena y el agua reflejan más los rayos del sol y es más probable quemarse con facilidad.
No someter a la piel a cambios bruscos de temperatura
La piel es uno de los órganos que sufre mucho las variaciones de temperatura. En concreto, bajo el frío esta tiende a reservarse y perder elasticidad. Mientras que el calor provoca que las glándulas sebáceas estén más activas, se sude más y, como consecuencia, la aparición de irritaciones cutáneas, haciéndola todavía más sensible a los rayos del sol.
Para combatir estos efectos, antes de experimentar un cambio brusco de temperatura hay que proteger e hidratar la piel al máximo, especialmente en las zonas más expuestas en la cara o el cuello.
Aprovechar las mejores horas para tomar el sol
Tomar el sol en su justa medida y con la protección adecuada es beneficioso para la salud, porque además de reducir la tensión arterial y favorecer la circulación sanguínea periférica, un poco de sol también actúa como tratamiento para ciertas enfermedades cutáneas, como la psoriasis, el acné o el vitíligo.
Para disfrutar del sol sin exponer la piel a ningún daño, es fundamental evitar las horas centrales del día, que suelen ser las más calurosas.
Hidratarse es clave
La exposición solar provoca un envejecimiento celular prematuro y se produce, además, un aumento de estrés oxidativo de las zonas más expuestas, como la cara, el cuello y las manos. De manera adicional, la estimulación de los melanocitos, que son los responsables del bronceado de la piel, pueden causar una acumulación desordenada de pigmento y, como resultado, machas o áreas hiperpigmentadas.
Para combatirlo, es crucial crear un escudo protector con cremas y pigmentos hidratantes o aumentar el consumo de alimentos ricos en carotenoides, vitamina E y omega 3 que tienen efectos antioxidantes, antiinflamatorios y que activan la regeneración celular.