Cómo elegir una tarjeta bancaria para no pagar comisiones ni endeudarse
Las tarjetas bancarias sirven tanto para realizar pagos, tanto en comercios físicos, como en tiendas online. Las hay de débito, que usan el dinero disponible en la cuenta del titular y otras modalidades, como de crédito o revolving, que utilizan dinero prestado por el banco para efectuar determinados pagos. Su contratación puede tener asociadas una serie de comisiones y condiciones y cada una tiene sus particularidades y características. ¿Pero, cuál elegir?
Para contratar una tarjeta bancaria en una entidad hay una serie de factores clave a tener en cuenta. Se trata de dos grandes aspectos a valorar antes de firmar un contrato para solicitar la tarjeta bancaria que mejor se ajuste a las necesidades de cada cliente.
Contenido de la información:
Qué tener en cuenta a la hora de elegir una tarjeta bancaria
A la hora de contratar una tarjeta bancaria hay que tener en cuenta varios factores, que se convierten en elementos clave y condicionantes para elegir el producto que mejor se adecúe a las necesidades específicas de cada usuario. Estos son los siguientes:
- Tipo de tarjeta, para conocer todos los detalles sobre esta y elegir la que mejor se ajuste a las necesidades y condiciones particulares de cada cliente.
- Posibles comisiones y condiciones asociadas a la contratación del producto. Para ello, es crucial revisar la letra pequeña del contrato.
Tipos de tarjetas bancarias: Solicitud y condiciones particulares
Las entidades ofrecen a sus clientes una gran cantidad de productos financieros que pueden adaptarse a las necesidades particulares de cada usuario.
Tarjetas de crédito o revolving
De tal manera que están, por un lado, las tarjetas de crédito o las tarjetas revolving, que son productos específicos con las que el banco presta dinero a los titulares a modo de pequeño crédito. Una cantidad que el titular tiene que devolver tiempo después con unos intereses. Esta modalidad de tarjeta puede ser muy útil si se hace una buena gestión del dinero, pero también conlleva sus riesgos, como el endeudamiento por el fenómeno conocido como bola de nieve.
Si alguna de estas opciones te interesa, puedes consultar de forma detallada los pasos para solicitar una tarjeta de crédito. Aunque antes de contratarla te recomendamos que tengas en cuenta cuáles son los errores más comunes al usar una tarjeta de crédito para evitar tener que plantearte cuestiones como qué pasa si no puedo pagar las deudas de una tarjeta de crédito.
Riesgos que aumentan de manera notable en el caso de las revolving, dado que las comisiones e intereses en la devolución del dinero suelen ser bastante elevados. Para evitar endeudarse, nada como usar el simulador del Banco de España para saber cuándo terminas de pagar una deuda de una revolving. Un paso previo que permite saber en qué casos merece la pena hacer la compra por esta vía y en cuáles no.
Tarjetas de débito
Por otro lado, están las tarjetas de débito. Estas son las que se emiten asociadas a una cuenta bancaria y que permite realizar operaciones y movimientos del dinero que hay disponible en una cuenta. A diferencia de las anteriores, no existe riesgo de endeudamiento con esta modalidad de tarjeta dado que el banco no presta dinero al titular.
Lo que sí que hay que tener en cuenta al contratarlas son las posibles comisiones que cobran los bancos para evitar un gastos innecesario relacionado con este producto. Hay entidades que cobran por la emisión o el mantenimiento de la tarjeta, aunque también hay otras cuentas sin comisiones asociadas que permiten ahorrar en esta contratación.
Tarjetas prepago
Por último, existe otra modalidad de producto conocido como tarjeta prepago. Se trata de productos perfectos para evitar estafas durante compras en el Black Friday o para controlar los gastos en vacaciones y evitar endeudarse.
Las hay en formato físico, pero también en modalidad de tarjeta virtual de prepago. Su funcionamiento consiste en ser tarjetas sin saldo en las que el titular traspasa cantidades de dinero de su cuenta para realizar pagos concretos. De tal manera que al comprar por internet solamente queda expuesto esa determinada cantidad de dinero y no todo el saldo de la cuenta.
Suelen estar asociadas a una cuenta bancaria y, al igual que en las de débito, hay que tener en cuenta las condiciones de contratación para evitar el cobro de comisiones. Además de las específicas de los bancos, hay otras como la tarjeta prepago de Correos, que puede contratar cualquier usuario y tiene la misma finalidad.