Cómo debes auxiliar a un herido en un accidente de tráfico
Los 10 primeros minutos tras un accidente son decisivos para los heridos. Tener claro un protocolo de actuación puede evitar lesiones graves y salvar vidas. ¿Y tú sabes cómo auxiliar a una persona herida en un accidente de tráfico? Es fundamental no precipitarse y mantener la calma. Inicialmente debes comprobar el estado de consciencia del accidentado, su respiración y si tiene circulación sanguínea, puesto que son sus tres funciones vitales. Si falla alguna de ellas, urge la ayuda sanitaria. Pero hay más cosas que deberías saber para ayudar:
La actuación en caso de auxilio a un herido no solo va encaminada a salvarle la vida, sino que también pretende que las lesiones producidas no se agraven por un hacer desafortunado o por ausencia de cuidados. La Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) quiere subrayar la importancia de seguir un orden de actuación que para garantizar la seguridad de la circulación, auxiliar a las víctimas y colaborar con los agentes de la Autoridad.
Orden de actuación PAS
La primera hora después del accidente es vital. El nerviosismo solo puede contribuir a incrementar la confusión. Por ello, existe una norma básica, denominada PAS, Proteger, Alertar, Socorrer. Se trata de un protocolo flexible que se ha establecido para evitar olvidar cosas tan importantes como la seguridad o el aviso a los servicios de emergencia.
Autoprotección
Es fundamental que el auxiliador no se exponga a ningún peligro a la hora de actuar y pueda sufrir un nuevo accidente.
– Debe detenerse en cuanto sea posible, pero evitando crear un nuevo peligro para la circulación.
– Inmovilizar el vehículo de forma adecuada.
– Utilizar el chaleco reflectante. El conductor debe ponérselo antes de bajarse del vehículo, por lo que conviene llevarlo a mano, dentro del mismo.
– No invadir la calzada. Si fuera inevitable, los peatones deben ir provistos de un elemento luminoso o retrorreflectante homologado, visible a 150 m por los conductores que se aproximen, de noche o en condiciones de visibilidad reducida.
Protección del lugar del accidente
Es prioritario restablecer o mantener la seguridad de la circulación. El conductor no implicado en el accidente, cuando se detenga para prestar servicio, debe inmovilizar el vehículo fuera de la calzada y de la parte transitable del arcén siempre que sea posible.
Una vez detenido el vehículo, parar el motor y cortar el encendido.
Los conductores de los vehículos implicados en el accidente deben cortar el encendido de los vehículos, si fuera necesario y factible, y señalizar convenientemente el obstáculo creado para advertir a los demás usuarios de la vía:
– Conectando la señal de emergencia, tanto de día como de noche.
– Encendiendo las luces de posición, de noche y en condiciones de visibilidad reducida.
– Colocando los triángulos de preseñalización de peligro a 50 m como mínimo, visibles desde 100 m como mínimo por los conductores de los demás vehículos que se aproximen, uno por delante y otro por detrás del obstáculo.
Se debe iluminar la escena del accidente, si fuera necesario con las luces de otro vehículo colocado fuera de la calzada sin deslumbrar al resto de usuarios y, además, retirar de la calzada los posibles obstáculos para la circulación, pudiendo utilizar el arcén o la mediana, si fuera necesario.
Hay que evitar modificar el estado de las cosas y las pruebas que puedan ser útiles para determinar la responsabilidad del accidente, salvo que el no hacerlo perjudique la seguridad de los heridos o de la circulación. Si hay alguna persona muerta, o herida grave, no se debe modificar nada.
Protección de las víctimas
Lo primero que hay que hacer es intentar acceder hasta la proximidad de las víctimas para conocer su estado. Es importante permanecer junto a ellas en todo momento y establecer un ambiente de seguridad, explicándoles que la ayuda sanitaria ya está en camino.
Bajo ningún concepto se debe sacar a los heridos del vehículo ni moverlos, salvo que sea totalmente necesario – como en el caso de riesgo de incendio, por ejemplo-. Si es necesario hacerlo, hay que moverlos entre varios auxiliadores como si se tratara de un bloque rígido, manteniendo aliado siempre el eje cabeza-cuello-tronco del herido.
El transporte de heridos a un hospital debe hacerse en vehículos especialmente destinados para tal fin y por personal profesional. Solo en casos excepcionales se deberá trasladar al herido en vehículo particular, en cuyo caso debe hacerse a velocidad moderada y respetando todas las normas de circulación.
Alertar y avisar al 112
Inmediatamente después de haber establecido la seguridad del lugar del accidente, hay que avisar a los servicios de emergencia a través del 112 para recabar cuanto antes auxilio sanitario especializado. La llamada-aviso al 112 es la base de la cadena asistencial en caso de accidente, puesto que la supervivencia del herido depende de la rapidez con la que se realice la llamada y de la información que se facilite a través de ella. En dicha información debe constar la identificación -teléfono de contacto-, localización del lugar del accidente, número de heridos y gravedad de los mismos, estado, características y número de vehículos implicados así como circunstancias especiales que pudieran darse y fuera relevante para los servicios de emergencia.
¿Qué no hacer ante un herido en accidente de circulación?
– No dar de beber a los heridos como norma general, ni siquiera agua.
– No retirar el casco a un motorista, a no ser que se conozcan las técnicas de extracción y sea necesario.
– No dar medicamentos a los heridos, ni aplicar pomadas, cremas u otros productos similares en heridas o quemaduras, para no ensuciarlas.
¿Qué hacer ante un herido en accidente de circulación?
– Hacer una valoración rápida de la situación de los heridos para reconocer aquellas situaciones que pueden suponer una amenaza inmediata para la vida del accidentado.
– Actuar con rapidez -pero con serenidad-, manteniendo un ambiente de seguridad.
– Hasta la llegada de los servicios de emergencia, observar la situación de los heridos y, si es necesario, realizar aquellas actuaciones que puedan evitar una amenaza inmediata para la vida del accidentado.
– Prestar a los heridos auxilio, según las circunstancias y gravedad de los mismos, y no en función del que más ayuda reclame o más grite. Hay que dirigir la atención y ayuda, en primer lugar, hacia las víctimas inconscientes o con dificultades respiratorias graves o con hemorragias masivas.
– Proteger el cuello de los heridos en todo momento de movimientos bruscos.
– Aflojar las prendas y ropas que puedan oprimir el cuello y las vías respiratorias.
– Tapar a los heridos incluso en verano, para que no pierdan calor corporal.
– Evitar que los heridos anden. Es mejor que permanezcan en posiciones estables, sin moverse, salvo cuando sea necesario colocarlos en posición lateral de seguridad o en otra posición que les beneficie según su estado físico.