Cómo cuidar una orquídea
Las orquídeas son una de las plantas más bonitas, llamativas y decorativas que puedes tener en el interior de casa. Pero también son muy delicadas. Estos ejemplares, originarios de zonas húmedas y tropicales, requieren una serie de cuidados muy específicos que, si no se cumplen, provocan la pérdida de las flores.
Contenido de la información:
Qué cuidados necesita una orquídea de maceta
Lo primero que tienes que saber para cuidar una orquídea y que te dure lo máximo posible con todas las flores es el tipo específico de planta que es. Existen varios tipos de orquídeas que puedes encontrar en tiendas especializadas o en viveros, aunque el más común es la orquídea Phalaenopsis, de colores blancos, rosas y fucsias.
De manera general, los cuidados de todos los tipos de orquídeas son similares, pero hay pequeños matices en su mantenimiento que pueden contribuir a su mejor conservación. Para saber qué tipo de orquídea tienes, puedes fijarte en la etiqueta. Y para consultar los cuidados específicos de ese ejemplar, puedes preguntar a los especialistas de las tiendas.
La importancia de las raíces de la orquídea
Uno de los cuidados más característicos de las orquídeas tiene que ver con sus raíces, puesto que estas deben colocarse en el interior de la maceta, que sea preferiblemente transparente. El motivo de ello es que las orquídeas son capaces de hacer la fotosíntesis a través de sus raíces y, además, su color indica el estado de salud de la planta.
Por ello, tenerla en una maceta transparente va a permitir que las raíces también absorban la luz del sol. Una pequeña pista. Si el color de estas es verde, es síntoma de que tu planta goza de buena salud. Por el contrario, si el tono se torna a colores marrones, es mala señal.
Dónde colocar las orquídeas
La ubicación en la que coloques esta o cualquier otra planta en casa es fundamental. Hay ejemplares que necesitan mucha luz directa y, por ello, lo mejor es colocarlas al lado de una ventana, mientras que para otras no es buena esta exposición solar, sino que les viene mejor una luz indirecta.
Originariamente, las orquídeas suelen crecer en zonas tropicales y pantanosas. Es difícil recrear este espacio en casa, pero hay que intentar que se parezca al máximo para asegurar el buen mantenimiento de la planta. Para conseguirlo, tienes que colocarlas en un lugar en el que reciban bastante luminosidad y luz solar, pero no de manera directa. Si las colocas en un sitio en el que estén de manera continuada expuesta a los rayos del sol, lo más seguro es que las hojas se quemen y la planta se muera.
El hueco donde coloques esta planta debe ser muy estratégico, porque le viene igual de mal la exposición directa a los rayos del sol que los espacios oscuros. Si no recibe la cantidad de luz que necesita al día, la planta no va a tener fuerza suficiente para florecer.
¿Entonces, dónde colocarla? Un buen lugar es cerca de una ventana en la que el sol no le dé directamente. Y colocarla a una distancia prudencial para que el cristal no abrase la planta. Así recibe la luz natural, pero de manera indirecta.
Por otra parte, el lugar en el que coloques la planta tiene que estar ventilado y, a ser posible, tener un buen nivel de humedad. Basta con que ventiles la habitación un par de veces al día, solo es necesario que la planta no esté ubicada en un sitio cargado, como por ejemplo de humo o espacios cerrados con mucha condensación de contaminación. Para conseguir la humedad suficiente, si vives en una zona seca, siempre puedes pulverizar la planta de forma manual o comprar un humidificador y colocarlo en el mismo espacio que la planta.
Un último consejo. La orquídea es una planta a la que no le gustan los cambios bruscos de temperatura en ningún sentido. Así que para ayudarlas a sobrevivir, tienes que conseguir que el ambiente de la habitación se mantenga estable durante todo el año, entre unos 12 y 28 grados como máximo.
Cómo y cada cuánto regar las orquídeas
Lo primero que hay que tener claro es que aunque las orquídeas necesiten humedad, esto no quiere decir que tengas que regarlas a diario. Si inundas a la planta con agua, las raíces van a pudrirse.
En cuanto a la técnica de riego, más allá de usar una regadera tradicional, con este tipo de plantas se recomienda utilizar la técnica de inmersión. Esta consiste en sumergir la maceta de la planta en agua y dejarla durante unos 10 minutos. A continuación, sacarla y esperar a que escurra para volver a colocarla en su sitio. Esta es una técnica con la que es posible repartir el agua por igual entre todas las raíces, lo que es clave para el estado de salud de la planta.
El agua utilizada para regar la orquídea tiene que ser, preferiblemente, blanda y de baja mineralización. En cuanto a la periodicidad, hay momentos en los que la planta va a necesitar riego una vez por semana y otras en las que será suficiente con hacerlo una vez cada 15 días. Para que te hagas una idea, cuando pierde las flores, debes regarla menos que cuando las tiene.
Cómo cuidar una orquídea cuando se le caen las flores
Si se le ha caído la última flor a tu orquídea, puedes podarla para que vuelva a florecer. Para ello, solo tienes que cortar el tallo a la altura en la que encuentres la primera muesca o yema de la raíz. Al hacerlo, vas a sanear la planta y poco a poco comenzará a crecer hasta culminar en una nueva etapa de floración.