Cada vez cobramos menos aunque produzcamos más
En la mayoría de los países, la cuota del ingreso nacional que reciben los trabajadores es cada vez más pequeña en la mayoría de los países, provocando un descontento popular e incrementando el riesgo de malestar social, ha destacado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su nuevo informe sobre Salarios 2012/13. “Ha afectado la percepción de lo que es justo, sobre todo si se tienen en cuenta las remuneraciones desproporcionadas que reciben algunos ejecutivos de empresas”, declaró Patrick Belser, uno de los autores del informe de la OIT. En pocas palabras, una mayor parte de la ‘tarta’ nacional se ha transformado en ganancias y los trabajadores han recibido una menor porción. El informe advierte que los encargados de tomar decisiones políticas deberían tener cuidado de no promover la productividad a expensas de los salarios con el objetivo de lograr mayor productividad y promover las exportaciones.
Además, datos recientes muestran que esta tendencia ha estado vigente durante décadas, contradiciendo hipótesis formuladas anteriormente. En 16 economías desarrolladas, la proporción media del trabajo disminuyó de 75 por ciento del ingreso nacional a mediados de los años 1970 a 65 por ciento en los años previos a la crisis. Se recuperó por poco tiempo, pero descendió nuevamente después de 2009. En un grupo de 16 economías en desarrollo y emergentes, disminuyó de 62 por ciento del PIB en los primeros años 1990 a 58 por ciento justo antes de la crisis. Aún en China, donde los salarios triplicaron a lo largo de la última década, la participación de los trabajadores en los ingresos nacionales disminuyó.
La falsa ilusión de reducir los costos del trabajo
La reducción de los costos laborales a fin de estimular la competitividad de sus exportaciones parece ser una opción cada vez más tentadora para los países afectados por la crisis, pero no garantiza que puedan prevenir el estancamiento económico o el déficit de cuenta corriente (cuando los países importan más de lo que exportan, incluyendo los servicios y el capital).
“Si bien, en principio, cada país a título individual puede aumentar la demanda de sus bienes y servicios al incrementar las exportaciones, no todos los países pueden hacerlo simultáneamente”, dijo Sangheon Lee, uno de los autores del informe.
Lo que los países necesitan es restablecer una relación más estrecha entre salarios y productividad, que es a la vez una cuestión de equidad y de crecimiento económico sostenible
Paises emergentes
El informe muestra grandes diferencias entre países y regiones. Por lo general, los salarios crecieron más con mayor fuerza en las zonas con mayor crecimiento económico.
Mientras que los salarios experimentaron una doble caída en las economías desarrolladas, donde se vaticina un crecimiento de cero por ciento para 2012, los mismos se mantuvieron positivos durante toda la crisis en América Latina y el Caribe, África y aún más en Asia.
Los cambios más importantes se registraron en Europa Oriental y Asia Central, que pasaron de tener tasas a dos dígitos antes de la crisis a una brusca desaceleración en 2009. En Medio Oriente, las tasas parecen haber disminuido a partir de 2008, aunque los datos todavía son insuficientes.
Las diferencias entre regiones son particularmente marcadas si se observa el crecimiento de salarios entre 2000 y 2011. A nivel mundial, los salarios crecieron en menos de un cuarto. En Asia, casi duplicaron. En Europa Oriental y Asia Central, casi se triplicaron, si bien después de fuertes caídas en los noventa. Y en el mundo desarrollado, sólo aumentaron en cerca de cinco por ciento.
Un trabajador del sector manufacturero en Filipinas gana 1,40 dólares estadounidenses por hora, comparado con menos de 5,50 dólares en Brasil, 13 dólares en Grecia, 23,30 dólares en Estados Unidos y casi 35 dólares en Dinamarca.
La productividad crece con mayor rapidez que los salarios
El informe hace hincapié en que los salarios han crecido a un ritmo menor que la productividad laboral durante la última década en la mayoría de países con datos disponibles. La productividad laboral se refiere al valor de los bienes y servicios producido por cada trabajador. Esta tendencia ha generado un cambio en la distribución de ingresos, lo cual significa que los trabajadores se están beneficiando menos de los frutos de su trabajo mientras que los propietarios del capital se benefician más.
En las economías desarrolladas, la productividad laboral se ha incrementado más del doble que los salarios desde 1999. Por ejemplo, en Estados Unidos, la productividad laboral por hora en las empresas no agrícolas aumentó en cerca de 85 por ciento, mientras que las remuneraciones aumentaron en sólo cerca de 35 por ciento desde 1980. En Alemania, la productividad laboral aumentó en casi un cuarto a lo largo de las dos últimas décadas, mientras que los salarios se mantuvieron estables. Incluso en China -donde los salarios casi se han triplicado durante la última década- la renta laboral disminuyó mientras que el PIB se incrementó mucho más rápido que el gasto salarial total.