4 golpes que pueden sufrir los cristales de un vehículo y cómo solucionarlos
Uno de los elementos más sensibles de un vehículo debido al material utilizado para su fabricación son los cristales de un coche. Tanto el parabrisas delantero como la luneta trasera o las ventanillas laterales. Para ello, es imprescindible conocer los distintos tipos de vidrios y los posibles golpes que pueden sufrir, con el fin de conocer si es necesario simplemente arreglar o si es preciso sustituir la luna por completo. A continuación, podrás encontrar todos los casos posibles y el modo de actuación.
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Y es que las lunas del coche son elementos sumamente importantes, puesto que cumplen una triple función. En primer lugar, protegen a los ocupantes del vehículo de amenazas del exterior y posibles riesgos como el viento o cualquier objeto que pueda proyectarse, luego forman parte de la estructura base del vehículo y garantizan su estabilidad; y en tercer lugar ofrecen una perfecta visibilidad de la calzada y de todo lo que ocurre en la misma.
Por estas tres razones es fundamental mantener siempre en perfectas condiciones los cristales y solucionar de inmediato cualquier impacto que estos puedan sufrir.
Tipos de cristales de un coche
Es imprescindible conocer los distintos tipos de vidrios y los posibles golpes que pueden sufrir, con el fin de conocer si es necesario simplemente arreglar o si es preciso sustituir la luna por completo. A continuación, podrás encontrar todos los casos posibles y el modo de actuación.
En primer lugar, cabe destacar que según la composición del vidrio, se pueden encontrar dos tipos principales de lunas:
Lunas laminadas
Por un lado, están las que se conocen como lunas laminadas. Como su propio nombre indica, están creadas poro diferentes láminas. Dentro del laminado encontramos dos partes bien diferenciadas: las capas exteriores que están elaboradas con vidrio, mientras que las capas interiores están fabricadas de polivinil butiral (PVB), un material plástico. Por esta razón, las lunas laminadas son más flexibles que otro tipo de cristales. Además, cuando reciben cualquier tipo de impacto, el resultado es una pequeña rotura, una grieta a lo sumo, por lo que se pueden arreglar de manera sencilla si el impacto lo permite.
Lunas templadas
El segundo tipo de lunas que encontramos son las templadas. A diferencia de las anteriores, están fabricadas con una única capa de vidrio de unos cinco milímetros aproximadamente. Puede parecer un material muy sensible, pero cuenta con una gran resistencia debido a que es tratado con un proceso térmico de endurecimiento. A pesar de esto, este tipo de lunas tienden a romperse al sufrir un fuerte impacto, por lo que se utilizan únicamente en las ventanillas laterales y en la luneta trasera, nunca en el parabrisas delantero.
Roturas que pueden sufrir las lunas de un coche
Los diferentes tipos de daños que pueda sufrir una luna pueden llevar a que se pueda o no realizar una reparación de la misma. En su defecto, a que sea necesaria una sustitución del cristal entero. Los principales golpes que suelen sufrir las lunas de un coche son el resultado de la colisión de una pequeña piedra u otros objetos que pueda haber en la calzada:
Rayón
Se trata del tipo de rozadura más leve, generalmente causado por unos limpiaparabrisas en mal estado o con suciedad acumulada. Es importante llevar a cabo un correcto mantenimiento de los mismos y cambiarlos cuando comiencen a dejar surcos en el cristal o cuando al usarlos suenen, con el fin de evitar la aparición de este tipo de marcas.
Ojo de buey
Se trata de una muesca en el cristal de tamaño pequeño creada por el impacto directo de un objeto contra el parabrisas.
Grieta
Se trata de una rotura alargada que aparece, generalmente, a causa de un cambio brusco de temperatura entre el interior y el exterior del automóvil.
Impacto combinado con grieta y ojo de buey
Es una combinación de las dos roturas anteriores. Su gravedad es superior y es crucial tratar este impacto de manera inmediata para evitar que vaya a más.
Cuándo es posible arreglar un golpe en un cristal y cómo se lleva a cabo
Es posible deducir que tanto las ventanillas laterales como el parabrisas trasero son más susceptibles a una rotura en caso de sufrir un impacto, por lo que sería necesaria una sustitución completa del cristal en cuestión.
En cuanto a la luna delantera, existen varios casos en los que es posible llevar a cabo una reparación del impacto. Estos son:
- Cuando el impacto sea del tipo de ojo de buey y sea inferior a una moneda de dos euros.
- Cuando no existe ningún tipo de grieta que salga de un ojo de buey.
- Cuando la extensión de la grieta es inferior a 16 milímetros.
- Cuando la grieta no se encuentra en ninguno de los bordes de la luna.
- Cuando la grieta no se encuentra en el campo de visión directo del conductor.
En estos casos es posible realizar una reparación del vidrio, la cual se lleva a cabo siguiendo una sencilla técnica: En primer lugar, se comienza extrayendo el aire y la suciedad que pueda haberse acumulado en la hendidura. A continuación, cuando la rotura se encuentre totalmente limpia, se procederá a rellenarla con una resina especial, la cual, una vez seca, ofrecerá una perfecta visión de la calzada.
Roturas que obligan a un cambio completo de la luna
Además de los impactos en ventanillas laterales y luneta trasera que, como se ha mencionado anteriormente, no pueden ser reparados, existen otras situaciones en las que también el parabrisas delantero necesita de un cambio de vidrio. Y es que en el resto de supuestos que no se mencionaron en el punto anterior, es preciso realizar una sustitución de la luna. Es decir:
- Cuando el impacto tipo ojo de buey sea superior a una moneda de dos euros.
- Cuando se trate de un golpe combinado o bien cuando la grieta tenga una extensión superior a 16 milímetros.
- Cuando se encuentre en el borde del cristal.
- Cuando esté localizado en el campo de visión del conductor.
En todos estos casos, es necesario llevar a cabo una sustitución del parabrisas, la cual debe ser llevada a cabo por profesionales cualificados. Y acudir cuanto antes a solucionarlo, para evitar que el impacto pueda ir a más.